Análisis de Harvest Moon: Islas del Sol (NDS)
Cuando todo parecía indicar que Harvest Moon Sunshine Islands, que es como se conoce a este juego en los mercados japonés y americano, no iba a tener su distribución en Europa, sólo un mes ha separado el anuncio de que finalmente saldría, del lanzamiento en nuestro país. Y además ha salido en nuestro idioma, cosa que no se esperaba en absoluto cuando la versión para PSP, Harvest Moon: Hero of Leaf Valley lo ha hecho en completo inglés, desde el juego hasta la caja, inclusive el manual.
Los motivos para esta decisión aparentemente in extremis habría que preguntársela a los encargados de la distribución de esta serie en nuestro continente, Risingstargames, de tal manera que sólo nos queda elucubrar sobre números de ventas del juego en una y otra consola, y en la piratería que afecta especialmente a la portátil de Sony, pero finalmente, con año y medio de retraso respecto a la versión estadounidense y casi tres de la versión japonesa, tenemos entre nosotros Harvest Moon: Islas del Sol, una especie de segunda parte del anterior juego, Isla de la Alegría, que mejora la experiencia de juego en casi el 100%, compartiendo únicamente el motor gráfico y personajes con su predecesor.
Miedo nos da pensar si alguna vez llegaremos a disfrutar las dos siguientes entregas de esta serie, Gran Bazaar y Twin Village, más todavía cuando el relevo de hardware, 3DS, está tan próximo. Al tiempo.
De isla a archipiélago: la diversión aumenta.
Al empezar el juego no habrá una historia subyacente acerca de si ha habido una catástrofe marítima que nos ha hecho aparecer en el archipiélago o hemos heredado una granja de algún familiar; directamente apareceremos en una granja, somos granjeros y queremos granjear, y tras las pertinentes presentaciones con los isleños más representativos, podremos empezar a cultivar y vender cosas para ganar dinero y hacer más fácil nuestra vida en la granja.
No es que sea una de las mejores introducciones de un juego, pero es que a medida que van pasando los días nos vamos enterando del resto de la historia. Resulta que hace mucho tiempo el archipiélago estaba formado por muchas más islas de las que hay ahora, pero un terremoto provocó que se sumergiesen bajo el mar. Los duendes de la cosecha se han percatado de que nuestro personaje tiene la capacidad de conseguir las piedras solares gracias a su tesón y trabajo, piedras que tienen la capacidad de reflotar las islas hundidas definitivamente, así que nos piden ayuda para encontrarlas. La diversión está servida, ya que la búsqueda supondrá cumplir determinados requisitos que a su vez dependerá de haber cumplido anteriormente otros.
Por ejemplo, el minero Albio nos dará una piedra solar si conseguimos cierto nivel de amistad con él, pero resulta que para que este personaje aparezca, antes tendremos que haber reflotado Isla Volcano, que a su vez sólo habrá salido a la superficie si antes hemos conseguido cierto número de piedras solares, ya sea cosechando, subiendo el nivel de amistad con otros, etc. El resultado es que proporciona al jugador una sensación de que todo está relacionado entre sí de una manera asombrosa, y no hay nada que se deje al azar.
Para ello, se ha añadido un sistema de niveles que afecta a las principales actividades: cosechar, pescar, minería, cocinar y cuidado de animales. Por ejemplo, en el caso de la cocina, las primeras veces sólo podremos cocinar y aprender platos sencillos, incluso cada vez que intentemos cocinar uno en nuestra casa tendremos cierto número de fracasos, que irán disminuyendo conforme lo vayamos intentando más y más veces, o hagamos actividades relacionadas que aumenten nuestro nivel de cocinero, como participar en concursos o vender nuestros platos. Con el resto de actividades sucede igual, lo cual implica una dificultad extra en el juego y una mayor compensación emocional al jugador cada vez que supera un nivel y tiene acceso a nuevos retos.
Las maravillas, aquella especie de joyas que se podían insertar en las herramientas para potenciarlas y obtener ventajas como abarcar más espacio de un único movimiento o evitar el cansancio cuando se usan, siguen estando presentes, sólo que se ha evitado que el jugador pueda decidir su color de antemano. El sistema de colores se ha redefinido completamente, por lo que ahora, aunque cada color obedece a ciertas reglas que se pueden controlar por parte del jugador, es tremendamente complicado hacerlo y más fácil dejar que la suerte reparta, a fin de cuentas jugamos para divertirnos, no para torturarnos.
Sin embargo, las maravillas otorgan facilidad de juego, y si ya conseguirlas es una ardua tarea, al menos cuando más falta hace, que es al principio del juego, si aún por encima nos quitan el sistema de concursos on-line, también conocidos como copas semanales, que era un sistema relativamente rápido y fácil para obtener maravillas, el juego se puede volver muy feroz con aquellos que no tengan experiencia en este simulador de granja. Lo más chocante de este asunto es que en la versión japonesa existe la posibilidad de intercambiar objetos entre jugadores, mediante un sistema rudimentario pero eficaz, pero por algún motivo que desconocemos, no se ha implementado ni en la versión americana ni en la europea. Una verdadera pena, ya que la interacción entre jugadores de distinto nivel siempre ha sido una ventaja para los menos avezados.
El paso del tiempo en Islas del Sol es veloz, tanto como en su predecesor La Isla de la Alegría, y también se pueden conseguir ciertos objetos para ralentizarlo o provocar que pase aún más rápido. Sin embargo, ha habido un cambio en la forma en que pasan los segundos en el interior de la mina. Si en otros juegos el descenso por los pisos sólo dependía de nuestros niveles de fatiga y hambre, cosa que se solucionaba con unas buenas provisiones.
Ahora, el tiempo también juega en nuestra contra, y por cada piso que descendamos habrá una penalización en forma de preciosos minutos. El resultado es que cuando seamos capaces de llegar al final, el piso 255, donde encontraremos a la Diosa de la Cosecha dispuesta a recompensarnos por tan loable tarea, habremos tardado un día entero, por lo que no podremos realizar otro tipo de actividades en una única jornada. Puede parecer cruel, pero lo cierto es que, junto con el sistema tan difícil de conseguir maravillas, beneficia al juego, ya que así se evita enriquecernos rápidamente y aburrirnos del juego, siempre habrá presente esa tensión de que podemos hacer más.
Se han añadido nuevas especies de animales, aunque en realidad tenemos que hablar de versiones mejoradas. Una vez que hayamos conseguido productos de la mejor calidad de nuestro ganado –leche, lana y huevos–, podremos adquirir un nuevo tipo de animales que ofrecen productos por los que nos pagarán todavía más dinero, y aunque sea con una cadencia más lenta (por ejemplo, las vacas mejoradas pasarán a dar leche cada tres días), saldremos ganando con el cambio. Los minijuegos como acariciar, ordeñar y cortar lana volverán a estar presentes, y esta vez no sufriremos la desgracia de que alguno de ellos resetee el juego como ha pasado en otras ocasiones. La lista de peces también ha aumentado, y también se puede decir lo mismo de las setas, que pasamos de tres especies a tener 40, con disponibilidad según estaciones.
Otra de las novedades está en el cultivo de árboles frutales, que dispondrán de isla propia donde crecerán sin obligarnos a restar espacio a otras hortalizas en el campo de cultivo. Otra de las novedades es una isla en la que existen animales silvestres. Si conseguimos hacernos con su amistad, ellos nos recompensarán ayudándonos en nuestras tareas, como por ejemplo los ratones, que de vez en cuando nos traerán minerales de la mina. Con los duendes sucede un tanto de lo mismo; podemos hablar con ellos para que nos presten su ayuda en nuestras actividades cotidianas, y aunque no llegan al nivel de semiesclavitud visto en Harvest Moon Friends of Mineral Town para GBA, en donde los teníamos día sí día también haciendo la mayor parte del trabajo por nosotros, suponen una importante ayuda y suplen en cierta manera la carencia de maravillas en las herramientas.
En esta ocasión hacen presencia dos personajes rescatados directamente de Rune Factory –una saga alternativa de granjeros que luchan contra monstruos– y que serán candidatos para pareja. Se trata de Will y Sylvia, y aportan un poco de frescura al plantel de personajes, sobre todo si uno ha jugado anteriormente a Isla de la Alegría. Lo cierto es que hubiésemos preferido nuevas caras, aunque fuesen más personajes aparecidos en otros juegos de Harvest Moon, y también que no se reutilizasen los mismos edificios, a pesar de que su ubicación ahora está mejor aprovechada ya que no hay tantos "espacios vacíos" entre ellos, dando una mayor sensación de isla.
De esta manera se quitaría ese ambiente de refrito que supone reutilizar los mismos elementos de un juego inmediatamente anterior, e incluso podríamos estar hablando de una nueva entrega totalmente original, aunque tampoco está del todo mal revivir experiencias con personajes y localizaciones conocidas. En este sentido, la traducción que se ha hecho juega en contra. Si como hemos dicho, este juego es un "heredero espiritual" de Isla de la Alegría, lo lógico es que se mantuviesen los mismos nombres para aquellos objetos –que son muchos– que repiten, sin embargo no sólo se nota que el equipo de traducción ha cambiado, sino que su trabajo queda en entredicho al optar no sólo por nombres diferentes, sino incluso con incongruencias dentro del mismo juego. Por poner un ejemplo, a los tejones también se les llama mapaches, al material que se extrae tras regar la lava se le llama gelatina y mandarina, etc. Incluso hay diálogos que se salen del bocadillo. Son cosas que confunden y que dejan entrever una mala gestión en la traducción del juego.
Conclusiones
Islas del Sol es uno de los Harvest Moon más divertidos, si no el que más, y al mismo tiempo también posee una dificultad endiablada, que incluso puede dar al traste con las aspiraciones del novato que se enfrenta a un Harvest Moon por primera vez. Incluso podríamos decir que es una versión sólo para veteranos de la saga. Todas las actividades y los elementos han sido rediseñados para aumentar el tiempo de atención del jugador y por ende, la diversión. Tan sólo se le puede achacar el motor gráfico reutilizado, las melodías, la eliminación de poder interactuar con otros jugadores y sobre todo el mal trabajo que han hecho con los nombres de las cosas en el proceso de traducción al castellano. Por lo demás, tanto si eres un amante de la saga Harvest Moon, como si eres un forofo de los juegos sociales, Islas del Sol es uno de esos títulos que no deben faltar en la colección.