Análisis de Elite Beat Agents (NDS)
Muy modificado, con una estética revisada, con otras canciones... Ouendan, el juego musical de culto que salió en Japón a la venta en julio de 2005 (esto es, hace dos años, y con su secuela ya en las tiendas) se transforma en Elite Beat Agents en nuestro continente. La premisa es la misma, el humor sigue siendo parte esencial, pero el juego es, en realidad, diferente. Veamos qué tiene que ofrecernos un juego musical en la portátil de doble pantalla.
Lo primero es destacar que el toque quizás demasiado oriental de su dibujo, sus situaciones y especial sentido del humor han justificado la revisión de todo el estilo del juego para acercarlo a los gustos occidentales generales. En la versión original los protagonistas eran unos animadores superhéroes que arreglaban los problemas del mundo con el baile, y un nivel de dificultad con tendencia a ser algo elevado. Eso era Ouendan. Lo que es Elite Beat Agents es un juego protagonizado por un grupo de agentes secretos especiales que intentan arreglar los problemas del mundo con el baile, y un nivel de dificultad algo mejor nivelado en cuanto a su curva de progreso.
Las canciones japonesas han dado lugar a una amplia selección de temas pop americanos, siendo la lista la siguiente (eludimos desvelar el tema final del juego, una grata sorpresa):
Como vemos, se combinan temas clásicos (de los Jackson Five, Bowie, Cher, y otros) con otros más nuevos (Ashlee Simpson o Avril Lavigne, por ejemplo), resultando en un estilo musical variado pero uniforme, con el eclecticismo justo. No tiene la misma gracia que algunos de los temas J-Pop del original, pero la lista de canciones es más que buena y se adapta muy bien al estilo del título. Y, lo más importante, son igual de divertidas a la hora de jugarlas que las originales, que es lo que en última instancia nos importa.
Los temas musicales se combinan entre los éxitos recientes de algunas estrellas del pop anglosajón con temas consagrados de hace unas décadas, como los temas sin complejos de los años 70 de los Village People. La cuestión es que la extraña mezcla produce un resultado bien cohesionado de canciones que se adaptan perfectamente a la situación que se nos plantea en cada fase. Por ejemplo, Material Girl suena en el contexto de rescatar a un par de rubias tontas de una isla desierta; y, en otro extremo, Rock This Town es el acompañamiento musical de un gran robo en la ciudad de Las Vegas. Claro, no siempre se adaptan tan bien, tanto por estilo, ritmo y letra, pero en líneas generales el resultado es mucho más que satisfactorio y original, lo que nos encanta.
Pese al cambio de estilo en dibujos y canciones, lo cierto es que la presentación del juego conserva la esencia del original, y buena parte de su atractivo radica en las secuencias entre niveles, que nos van narrando de manera visualmente impactante, con un claro estilo que se sitúa entre el manga y el cómic, con una ausencia de dramatismo absoluta, afrontando misiones como ayudar a una niñera, o a un alto ejecutivo torpón y algo cobarde, siempre con una tendencia hacia el absurdo, con un fuerte toque de humor puramente ridículo, con personajes estrambóticos, situaciones surrealistas y un tono chocante en todo momento que le dotan de una fuerte personalidad, algo muy de agradecer dado el carácter cada vez más genérico de la mayoría de juegos actuales.
El sistema de control se basa por completo en el uso de la pantalla táctil manteniendo el ritmo en todo momento con una interfaz sencilla. Cuando empieza la música, aparecerán esferas en la pantalla, estando numerados. Este número nos indica la secuencia de toques en que tendremos que darles. Al mismo tiempo un círculo mayor se va cerrando sobre cada esfera; en el momento en que coincide con su circunferencia es el momento en que debemos tocar la esfera. Realmente es una de esas situaciones en las que resulta más difícil explicarlo que hacerlo, ya que la mecánica es muy sencilla, directa y, al mismo tiempo, puede complicarse según avanzamos para ofrecer retos más complejos al jugador.
A esa característica de pulsar sobre las esferas, habrá que añadir también la de arrastrar una esfera por la pantalla al ritmo de la música, girar una suerte de ruleta, etc., de manera que se va aportando más variedad al desarrollo, para, mientras hacemos todo esto, que los agentes puedan llevar a cabo su misión. Lo cierto es que normalmente estaremos demasiados ocupados intentando superar la fase como para ver lo que está sucediendo en segundo plano, pero para eso el juego nos ofrece la opción de ver lo que ha sucedido y poder deleitarnos con las secuencias.
El nivel de dificultad es relativamente elevado, alejado de la tendencia a ofrecer juegos muy fáciles, lo que no deja de ser para un colectivo de jugadores motivo de alegría. Además, podremos escoger más niveles de dificultad, de manera que en este sentido el espíritu arcade del título se mantiene intacto. Las fases más difíciles nos obligarán a estar muy atentos al ritmo de las canciones, e ir perfeccionando nuestra actuación poco a poco, con la práctica, al dar poco margen de error. Dado el estilo de juego, nos parece normal, y nos complace ver cómo todavía llegan al mercado juegos que plantean retos sin complejos. Eso sí, con todo, tenemos que decir que –al menos la sensación que transmite- es que la dificultad está mucho mejor nivelada que en el original japonés, como consecuencia de emplear otras canciones y, por tanto, otros ritmos, revisando todo su desarrollo para adecuarse a ellas.
Pero pese a la dificultad algo elevada, el juego no es frustrante ni una experiencia negativa para los jugadores, siempre y cuando no seamos especialmente torpes o nos enfademos mucho con la cosa ésa de perder. Además, como se nos puntúa en función de la precisión a la hora de pulsar y el buen ritmo, el sistema de puntuación está abierto a las suficientes variables como para recompensar una buena actuación al tiempo que castiga severamente los errores, potenciando el pique en el jugador que desee ir mejorando sus registros en el juego. La recompensa final será desbloquear dos niveles de dificultad extra, auténticos retos para quienes ya hayan dominado el juego con maestría.
Elite Beat Agents incluye un modo multijugador competitivo o cooperativo para hasta cuatro jugadores. Si optamos por el cooperativo, seremos dos equipos de agentes y los movimientos a realizar se dividen entre los dos, haciendo más fácil la experiencia de juego, aunque también dependerá de la habilidad de nuestros compañeros de fatigas. Si preferimos el competitivo, nos encontraremos otra vez en dos equipos, aunque esta vez cada uno tendrá un medido que tendrá que llenar haciéndolo mejor que los rivales. Además, para potenciar el modo multijugador, se puede disfrutar con sólo una tarjeta del juego, aunque las opciones estarán limitadas, siendo, por tanto, recomendable, que cada jugador cuente con su propia consola y juego.
Es cierto que no hay mucha competencia dentro del catálogo de Nintendo DS, pero Elite Beat Agents es uno de los juegos musicales basados en el ritmo (en esencia, casi todos menos los que están más próximos a una suite de creación musical que al videojuego) más divertidos que nos podemos encontrar. Su estilo visual es simpático, resulta siempre desenfadado y divertido, las canciones son buenas, y tiene un nivel de dificultad un poco por encima de la media que, la verdad, al final le sienta bien. Es un juego de ritmo, un arcade musical sin complejos, que nos hace desear que en el futuro podamos disfrutar no sólo de su continuación, sino también, ojalá, de los originales nipones. Al fin y al cabo, hay tantos cambios que son, casi, dos juegos diferentes.