Análisis de Dragon Quest Monsters: Joker 2 (NDS)

El universo de Dragon Quest tuvo en el primer Dragon Quest Monsters: Joker 2 una muy relevante aportación en su universo derivado de la saga principal, aportando algunos elementos adicionales a la fórmula que se han ratificado en esta segunda parte que, si bien no resulta tan refrescante en su planteamiento, sí da importantes pasos adelante en su ejecución.

En esencia, los usuarios se encontrarán un nuevo juego de rol centrado en coleccionar y entrenar monstruos, una fórmula que -desde luego- ya no resulta original ni sorprendente, pues está cada vez más asentada como subgénero dentro del marco del rol nipón. Pero no se trata tanto de reinventar la rueda, sino de perfeccionarla, y en ese sentido Joker 2 se sale con la suya gracias al sistema de fusión de criaturas, es decir, el mecanismo jugable que nos permite unir dos monstruos que nosotros hemos creado para dar lugar a una criatura completamente nueva y mucho más poderosa.

Esto, que dicho así parece sencillo, resulta en un sistema increíblemente adictivo que permite que criaturas tan tradicionales en la saga como los limos pero, al mismo tiempo, tan poco relevantes en cuanto a su poder potencial, acaben convirtiéndose en monstruos imparables. Todo depende de cómo sea la fusión y también, por qué no decirlo, de un puntito de suerte. Esto puede hacer que nos llevemos grandes sorpresas, pero también implica que si encontramos la fórmula para crear un monstruo de poder increíble y la repetimos no necesariamente obtengamos el mismo resultado. Esto deja espacio para la sorpresa, lo que resulta bueno cuando la sorpresa es buena pero, claro, mala cuando no nos gusta tanto lo que vemos en pantalla.

El proceso de creación de un nuevo monstruo nos da una criatura de nivel 1 que hereda algunas de las habilidades y ataques de las criaturas base, lo que implica que hay mucho trabajo en la cría de los monstruos. Esto también implica que quizás no tiene mucho sentido dedicarse a entrenar y entrenar con un monstruo hasta los límites porque, muy probablemente, acabaremos fusionándolo de nuevo. En este sentido, la única limitación es que los monstruos a unir deben tener al menos un nivel 10, por lo que sí es cierto que en ocasiones no hay más remedio que dedicarse a buscar enfrentamientos para conseguir subirlos hasta, al menos, ese nivel mínimo.

Quizás por eso, en el desarrollo de la aventura es fácil encontrar zonas llenas de monstruos con niveles un tanto por encima del nivel general de ese segmento, lo que los hace ideales para dedicarse a pelear para subir de nivel acumulando experiencia. La parte positiva es que todo el sistema de combate resulta entretenido, por lo que no se trata de un proceso tedioso per se. Uno de los aspectos peculiares es que a los monstruos no los "capturamos" en el sentido estricto, sino que hay que luchar contra ellos y luego reclutarlos.

El proceso de reclutamiento implica escoger esa opción en el menú de batalla, teniendo en cuenta el medidor que nos indica porcentualmente nuestras opciones de éxito. Tras iniciar el reclutamiento lo que sucede es que los monstruos de nuestro equipo le harán al rival una demostración de fuerza. Cada demostración incrementa nuestro porcentaje y, si tenemos éxito, el monstruo se sumará a nuestro bando. Hay que tener cuidado, porque si hacemos un reclutamiento fallido el monstruo puede indignarse y eso imposibilita nuevos intentos.

Si el monstruo se ofende, se pierden, por tanto, todas las opciones de conseguir que el monstruo en cuestión se sume a nuestro equipo, por lo que es un riesgo que está presente y en este caso la aleatoriedad de la situación sí puede llegar a situaciones frustrantes. Las partidas demuestran que no es una simple cuestión de realizar ataques efectivos, reducir su vitalidad, y luego intentar impresionarlo, o todo lo contrario, sino que el factor aleatorio juega un papel claramente demasiado importante. Esto también significa que puedes enfrentarte a un monstruo terrible, claramente poderoso, con un porcentaje de probabilidades de reclutamiento ínfimo, y, sin embargo, se une a ti.

Aunque la historia empieza con el tópico por excelencia de este subgénero (es decir, chico joven que quiere ser el mejor entrenador del mundo), pronto un giro en el argumento lo trastoca todo y nos encontramos insertos en una misión de rescate a la búsqueda unos accidentados viajeros en una isla salvaje llena de monstruos peligrosísimos. Esto implica que, dado el estado alejado de todo rasgo de civilización, el juego se aleja del clásico viaje de pueblo a pueblo, pues es terreno virgen sin rastro de civilización. Las únicas personas que encontraremos serán los viajeros que hay que rescatar con apenas un puñado de personajes relevantes como secundarios, como el capitán de la nave Albatros, Rex Mayday.

Eso no implica que no haya que hablar con ellos, pues en ocasiones nos encontraremos sin un horizonte muy claro, o sin saber qué es lo que se supone que hay que hacer para seguir avanzando. En esos casos, hablar con los personajes puede ser clave para conseguir pistas útiles para recorrer los entornos de esta isla que es, todo sea dicho, gigante. Encontraremos entornos gélidos, áridas zonas, entornos selváticos… y poco a poco se nos abre el acceso a más regiones.

A la aventura para un jugador hay que sumar también las opciones multijugador, en modo local o en línea. Cuando creamos una partida local podemos organizar un sencillo combate uno contra uno, o bien un torneo para hasta ocho jugadores. Contamos, en ambos casos, con buenas opciones de configuración de las reglas de los combates: duración, órdenes directas o tácticas a los monstruos, permitir sustituciones en el equipo, tiempo máximo por turno…

En cuanto al multijugador en línea podemos optar tanto por partidas contra amigos o contra desconocidos en dos modos de juego. Destaca el World Monster Championship, donde podemos descargar equipos de otros jugadores, luchar contra ellos y luego ver los resultados en tablas de clasificación mundiales. Al entrar en el sistema, se nos empareja con cinco equipos de otros cinco jugadores, y con eso se descargan los datos para realizar los combates, pudiendo participar una vez al día para escalar posiciones en el ranking mundial. No se trata, por tanto, de un combate en directo, sino de componer un equipo potente que luego será controlado por la máquina para enfrentarse a los equipos de otros jugadores. El torneo está en marcha, y cada cierto tiempo se reiniciarán las puntuaciones para dar comienzo a un nuevo torneo, desde cero.

Sí hay combate directo en el modo versus, tanto con amigos como con desconocidos. Con los amigos habrá que intercambiar los códigos de amigo habituales de la consola portátil, pero para luchar contra desconocidos basta con entrar en ese modo de juego y configurar los parámetros de los rivales, pudiendo introducir algunos parámetros para que el juego nos busque competidores que nos resulten lo más igualados posible.

En el aspecto técnico, destaca el diseño de los enemigos, creado por Akira Toriyama, dibujante que muchos recordarán por la creación de series como Dragon Ball o Dr. Slump, uno de los colaboradores habituales de la saga, pues es responsable del diseño de personajes recurrente. Esto se traduce también en mucha atención técnica para los monstruos y personajes, pero, en cambio, los entornos se perciben un poco descuidados. Toda la potencia gráficas se ha canalizado, por tanto, en monstruos y personajes, descuidando bastante los entornos, pero no por dejadez, sino porque la consola es llevada a los límites de su potencia y se ha optado por dar clara prioridad a uno de esos elementos en detrimento del otro.

Conclusiones

Jugar con Dragon Quest Monsters: Joker 2 resulta en una experiencia gratificante y divertida en la que las ocasionales frustraciones derivadas de algunas decisiones tomadas en el diseño del sistema de captura/reclutamiento de monstruos se pasan por alto con facilidad. Pero están ahí, y son evidentes, por lo que estas decisiones resultarán molestas para parte del público. Por otro lado, los combates resultan intensos, divertidos y muy atractivos, pero el foco real está en el sistema de síntesis de monstruos. Es ahí donde el juego se luce y construye claramente su personalidad: más de 300 monstruos diferentes son un gran aval que dará muchísimas horas de juego. Y a eso hay que sumar el multijugador en línea, que promete reforzar -y mucho- su rejugabilidad.