Análisis de Dragon Ball Origins 2 (NDS)

Los primeros capítulos de la serie Bola de Dragón impactaron con fuerza en los niños y adolescentes de la segunda mitad de los años 80. La inocencia de Goku al tiempo que su extraordinaria fuerza, los extraños personajes con que se cruzaba y la búsqueda de las bolas de dragón eran un imán poderoso que pegaba a los chavales a la televisión en cada emisión.

Tras la primera invocación de Shenron la serie cambió.

Perdió parte de su frescura inicial, pero ganó al incorporar nuevos personajes y situaciones, dando mayor importancia del combate.

Origins está siguiendo una evolución similar. El primer capítulo fue recibido con unas altas expectativas a las que respondió de forma satisfactoria; era tan divertido y transmitía tan bien aquellas emociones de la serie que se le perdonaban algunos pequeños fallos. Este segundo capítulo corrige algunos de los puntos más problemáticos, pero deja ver otros nuevos que le hacen perder algo del carisma que tenía, aunque no deja de ser una buena aventura de la que muchos podrían aprender.

Ahora el jugador tiene más opciones para el control

El primer Origins realizó una apuesta arriesgada al entregar todo el control al Stylus. En muchas ocasiones el personaje atacaba en lugar de avanzar, y realizabas algunos movimientos sabiendo que era posible que Goku no se moviese como querías. Game Republic ha escuchado las quejas de sus seguidores, pero también es consciente de que se trataba de una excelente propuesta, de forma que te da a elegir entre tener un control totalmente regido por el stylus o por los botones, o uno mixto entre ambos.

La inercia indica que el método más adecuado es el de emplear sólo los botones, pero el stylus permite sentir una mayor conexión con Goku y sus compañeros, con lo que una buena opción es seguir la opción mixta y pasar de un sistema a otro. Al menos, tienes para elegir el método que más te guste.

Pero la mayor amplitud en el método de control se contrarresta con una jugabilidad más condicionada. Ya no podrás decidir por potenciar los golpes de bastón o los puños. Parece que los desarrolladores se han inclinado por estos últimos, y serán más efectivos con buena parte de los enemigos.

Tal vez en un intento de simplificar el juego para los que no sean jugadores habituales, ahora sólo podrás subir de nivel la vida, la habilidad o el superindicador de Kamehameha. Este superindicador se rellena recogiendo estrellas por los escenarios. En el primer juego el ataque de Goku, incluida la onda vital, tenían algo de estrategia con un marcador que se rellenaba poco a poco, pero podías dosificar tú el uso del golpe decisivo de Goku. Ahora pierdes parte de esa libertad. El avance por los niveles suele quedar reducido a combos de golpes y el uso del superindicador en contadas ocasiones.

La variedad llega ahora en los personajes que controlas; no es simplemente que lleves a un compañero, sino que controlarás a otros protagonistas de la serie, como Número Ocho (Súper Ocho para los amigos) o Krilín. Cada uno de ellos tiene una habilidades diferentes, y puedes subirlas de nivel -igual que a Goku-, a golpe de talonario. Constituye uno de los puntos fuertes del título.

Avanza a base de combos hasta llegar a los jefes finales

El diseño de niveles mantiene una buena calidad, pero avanzar por ellos se limita en buena parte del juego en acabar con enemigos no demasiado hábiles a base de combos de golpes y quebrarse la cabeza para descubrir las rutinas de los enemigos. En bastantes ocasiones haber visto la serie te da la pista para encontrar su punto débil. El mayor problema procede de que los puntos de guardado suelen ser unas pantallas antes del enfrentamiento, por lo que cuando te mata un jefe final tienes que volver a recorrer parte del nivel matando a los enemigos sencillos otra vez o resolviendo un puzle que puedes acabar sabiéndote de memoria.

La cicatería en los puntos de guardado puede llegar a desesperar, porque la cámara no siempre está acertada en dejarte ver la manera de acabar con el jefe, y a veces poco después de superar un enemigo importante debes enfrentarte a otro. El juego te da un pequeño respiro permitiéndote rendirte, lo que en realidad supone que, cuando te encuentres en esa situación en la que debes enfrentarte a un reparto seguro de golpes fuertes y no tengas objetos que te permitan afrontarlos puedas salir del nivel con todos los objetos que hayas recogido hasta ese momento.

En realidad, lo más probable es que utilices esta opción para revisar niveles anteriores y conseguir algo de dinero que te permita comprar ramen y pollo asado para recuperar vida.

Otro añadido es la torre de supervivencia, en la que podrás enfrentarte a los jefes finales que hayas superado en la historia. Aunque tienes limitaciones en el uso de objetos, en contrapartida puedes elegir el personaje que hayas desbloqueado que quieras utilizar en la lucha. No obstante, es una opción que se disfruta mucho más en cooperativo.

Goku, el incombustible

El aspecto narrativo es el gran pilar que sujeta Origins 2. Han pasado veinte años desde que llegaron a las pantallas las aventuras del pequeño Goku, pero siguen funcionando tan bien como entonces. Las extrañas situaciones generadas por su ingenuidad son tan divertidas como la primera vez. Game Republic ha hecho un excelente trabajo de adaptación del guión de la serie a un videojuego para mantener el ritmo jugable sin perderse en demasiados detalles pero sin eliminar la esencia de la serie.

Aunque el sonido oscila entre lo correcto y lo bueno, y pocas veces llega a aburrir, se echa de menos la banda sonora original que sí estaba en el título anterior.

Visualmente el juego es continuista hasta tal punto que no se nota que hayan transcurrido dos años entre el primer Origins y este. Los menús tienen ahora un aspecto más limpio y menos arcaico, pero el aspecto del juego es igual en lo demás y las onomatopeyas que aparecen en pantalla siguen siendo muy divertidas. A esto hay que añadir que los componentes del ejército Red Ribbon, que llevan buena parte del peso del juego, son mucho menos carismáticos que los que aparecían al principio de la historia.

Dragon Ball Origins 2 ha cambiado para hacer más sencillo el control del personaje y su progresión, con un desarrollo de personaje más simplificado, pero la jugabilidad sigue siendo demasiado complicada para los jugadores casuals al luchar contra los jefes finales, lo que le deja a medio camino. Aunque el resultado puede haber quedado más determinista y menos consistente, la serie sigue manteniéndose como una buena opción casi a la altura de los más grandes.