Análisis de Draglade (NDS)

El mundo de los videojuegos lleva mucho tiempo ofreciéndonos la fusión de conceptos, hasta tal punto que es casi imposible encontrar hoy en día juegos que sean estrictamente plataformas, por ejemplo. Desde luego, hay géneros que por su concepto se han mantenido normalmente alejados de este tipo de de mezcolanzas, y aunque hemos visto apuestas arriesgadas dentro del campo de la lucha, la verdad es que es posible que Draglade se lleve la palma por su combinación de lucha y juego de ritmo.
Precisamente por esa combinación, lo cierto es que Draglade no es lo que entenderíamos como un juego para el gran público, sino una apuesta muy peculiar que tiene, desde luego, algo que aportar al catálogo de la consola portátil de Nintendo sobre todo por su concepto original y algo arriesgado que se ha sustentado sobre una estética inspirada al completo en la animación japonesa, con unos diseños de personajes que bien podrían haber sido extraídos de cualquier serie nipona, lo que puede ser incluso beneficioso para acercarse a ciertos sectores de los aficionados.
La escasísima historia del juego nos propone participar en el torneo de Grapping, un tipo de lucha profesional para lo que habrá que aprender a usar nuestro Con-G para transformar el aire que nos rodea cubriéndonos de energía. En ese proceso se consigue aumentar nuetros poderes físicos y se forma lo que se lama un Glade, esto es, el earma utilizada por los Grappers (es decir, nosotros y nuestros rivales), de formas y propiedades diferentes según el luchador. En esta competición habrá que usar Glades, Cargas y Combos de Ritmos con el objetivo de anular toda la materia de aire del rival para, de ese modo, agotar su Glade y proclamarnos como ganadores.
Esta materia, además, proviene de diferentes elementos, que son fuego, agua, rayo y tierra, lo que evidentemente va a marcar una relación entre ellos que será importante ir conociendo según progresamos en el juego para desarrollar nuestras estrategias de combate. Las cargas, por su parte, son materia que se ha cristalizado y que podemos emplear como materia prima para llevar a cabo movimientos especiales. Para ello, tenemos que colocarlas en el Dragon Sequencer, un terminal que nos ayuda en la lucha (y que se abrevia, sorprendentemente, DS y tiene un aspecto bastante familiar). Este dispositivo permite tanto guardar la partida como almacenar nuestras melodías de ritmos, las licencias de Grapper, y, también guardar y personalizar todos esos elementos, así como las cargas. Un último elemento a presentar es de los Combos de Ritmos, que van a ser aspecto fundamental de los combates, que consisten básicamente en seguir el compás de la melodía, con la posibilidad de personalizar estas músicas o incluso descargar algunas nuevas.
En Draglade nos vamos a encontrar con un jovencito que persigue su sueño de convertirse en un Grapper y que acaba de llegar al torneo profesional. Esto se traduce en cuatro personajes principales, que son el pelirrojo Hibito, héroe del fuego, que usa una espada y tiene un Glade equilibrado; Kyle, héroe del agua, un pirata que usa una lanza; Daichi, héroe de la tierra, amante de la naturaleza, que usa un mazo; y Guy, héro del rayo, conflictivo y armado con unos peligrosos guantes. Puesto que esto es, en esencia, un juego de lucha, tampoco es que haya que esperar mucho más de la historia del juego, pero siempre se agradece que se busque inyectar algo de carisma a los personajes lo que, a nuestro parecer, no se ha conseguido.
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