Análisis de Castlevania: Order of Ecclesia (NDS)
La saga Castlevania cuenta con una historia llena de épicas batallas contra el mal, en especial contra el maléfico vampiro Drácula, nexo común entre todas las entregas de la serie. En Nintendo DS contábamos ya con dos entregas de la saga, las cuales, sin duda, dieron un lavado de cara a los cánones clásicos de la serie, añadiendo nuevas opciones de juego a lo visto hasta el momento gracias a las propiedades técnicas del sistema, incluyendo su doble pantalla y las funciones táctiles de la misma.
De nuevo resurge la maldición de Drácula en la portátil de Nintendo, en esta ocasión con un título que bebe directamente de los juegos más clásicos de la saga, intentando, de alguna manera, congeniar las novedades vistas hasta el momento en los títulos más novedosos de la serie con aspectos más propios de juegos anteriores, como Castlevania: Symphony of the Night o los primeros juegos de la saga surgidos en la consola de ocho bits de Nintendo, la NES. De ellos se extraerán aspectos del diseño del juego, así como de la jugabilidad del mismo, como por ejemplo el diseño de los mapas y de los escenarios, así como la aparición de antiguos enemigos y personajes que llevaban algún tiempo sin aparecer por nuestras pantallas.
Pero todo ello sin olvidar la experiencia jugable de los títulos más modernos de la saga, entre los que se encuentran, por supuesto, las dos entregas previas para Nintendo DS. Sin duda, Castlevania: Order of Eclessia es un título controvertido dentro de la saga, una apuesta difícil dentro de una serie que, sin quererlo, puede haber caído en ciertos clichés que, por lo visto, Konami ha decidido romper. Y, sin duda, lo ha resuelto de la mejor manera, aunando lo mejor de la serie clásica con las novedades más interesantes de las últimas entregas.
Argumento del juego
En Castlevania: Order of Ecclesia abandonaremos a la extinta dinastía Belmont para acercarnos a la historia de la serie desde otra perspectiva ligeramente diferente. Manejaremos, en esta ocasión, a una joven llamada Shamoa, perteneciente a la Orden de Eclessia, un grupo de magos que, desde hace siglos, han ido siguiendo cuidadosamente los pasos de cada uno de los Belmont en todas las ocasiones en las que el Príncipe de las Tinieblas hiciera su aparición. Nos encontramos en pleno siglo XIX, y la extinta dinastía nos ha dejado el legado de la destrucción del vampiro, pero en esta ocasión no podremos contar con el legendario látigo para tan importante empresa.
Por el contrario, la Orden de Ecclesia siempre se había caracterizado por un uso muy peculiar de la magia. A través de la magia, seremos capaces de absorber los poderes y las habilidades de todas y cada una de las especies de seres malignos que habitan la tierra desde que se llevara a cabo la nueva resurrección del vampiro. De manera similar a cómo podíamos absorber las almas de los enemigos destruidos en las entregas de la serie Castlevania: Aria of Sorrow y Castlevania: Dawn of Sorrow, en esta ocasión podremos absorber los Glifos, esto es, las esencias de los poderes y habilidades de nuestros enemigos.
Como alumna aventajada de la Orden, deberemos de vagar por las tierras que circundan la sede de Ecclesia hasta llegar al origen de todo el mal: el Conde Drácula. Pero, muy a nuestro pesar, un desgraciado accidente ha provocado que perdamos toda nuestra memoria, debiendo recuperar cada uno de nuestros poderes, uno a uno, en el peligroso viaje. ¿Seremos capaces de recuperar todo nuestro poder y de enfrentarnos a Drácula cara a cara, sin desfallecer? Pero, vampiros aparte, ¿cuáles son los secretos que oculta la Orden? ¿Y cuál es su auténtico objetivo en toda esta historia?
Sistema de juego
Como ya hemos dicho, manejaremos a la joven Shanoa por diferentes localizaciones, situadas en un mapa de juego en el que irán apareciendo nuevos niveles a medida que vayamos completando nuestros objetivos. A diferencia de las entregas anteriores de la saga Castlevania para Nintendo DS, en esta ocasión los mapeados de cada nivel no serán excesivamente extensos, aunque contaremos con, aproximadamente, una veintena de ellos en el juego. Comenzaremos la aventura en el edificio de la sede de la Orden, y en los primeros niveles de juego llegaremos a la aldea de Wygol, lugar que, desde ese momento, se convertirá en nuestra auténtica base de operaciones, y nuestro punto de referencia para recuperarnos de las peligrosas incursiones en los diferentes escenarios del juego.
Lo primero que notaremos al comenzar a jugar a Castlevania: Order of Ecclesia es su elevadísima dificultad, aún en el nivel normal de juego. La dificultad, sin duda, es un factor importante en toda la saga Castlevania, aunque en esta ocasión puede llegar a ser excesiva en algunos momentos, sobre todo en los primeros estadios de juego, cuando aún no hayamos desarrollado el nivel de nuestro personaje. Notaremos también que los enemigos de gran tamaño son bastante complicados de eliminar, sobre todo al principio, ya que no contaremos con casi armas. Aparte, no tendremos casi accesorios ni utensilios para aumentar nuestra defensa o potenciar nuestras habilidades, ya que en la tienda de la aldea, la verdad, escasearán los productos.
Y esa es una de las grandes diferencias del juego respecto a otras entregas de la saga: la evolución del juego parece mucho más lenta, fundamentalmente porque, a medida que vayamos desvelando los secretos que rodean a la nueva aparición de Drácula y que vayamos rescatando a los diferentes habitantes de la aldea (raptados en el juego por un siniestro personaje del que preferimos no hablar), iremos desbloqueando nuevas misiones secundarias que son las que nos permitirán obtener los ingredientes y elementos necesarios para poder crear los diferentes accesorios, artilugios, vestimentas y, por supuesto, pociones que nos permitirán avanzar en la aventura con mayor facilidad. Hasta que no hayamos completado esas misiones, por tanto, no contaremos con las bonificaciones que nos otorgan dichos objetos, a no ser que los consigamos al eliminar determinados enemigos del juego, hecho que, en algunos casos, también puede suceder.
Por otra parte, el vil metal no abundará en los diferentes niveles de la aventura, y deberemos de recorrer una y otra vez las estancias de cada localización para recoger una cantidad de dinero que sea suficiente para abastecernos de las preciadas pociones y antídotos, bastante caras, como de costumbre. Y ya no digamos si lo que queremos comprar es una armadura, unas botas nuevas o un collar que nos proteja de los ataques mágicos. Menos mal que las armas y las habilidades del personaje únicamente las podemos conseguir a través de los Glifos, ya que éstos son totalmente gratuitos, dado que sólo los conseguiremos al destruir ciertos objetos o eliminar a ciertos enemigos.
Ciertamente, el sistema de Glifos es una de las más notables novedades de Order of Ecclesia: una vez hayamos absorbido un Glifo, podremos asignarlo a nuestra mano derecha o nuestra mano izquierda, las cuales manejaremos mediante los botones X e Y de nuestra consola. Podremos utilizar dos Glifos diferentes, uno para cada mano, o el mismo en ambas, y desarrollar combinaciones de golpes pulsando alternativamente los botones X e Y. Pero no podremos desarrollar combos interminables. Al tratarse, fundamentalmente, de poderes mágicos, contaremos con una barra de magia debajo de nuestra barra de salud, la cual se irá gastando a medida que vayamos utilizando los Glifos. Eso sí, una vez la hayamos gastado, se regenerará al poco tiempo, aunque durante el espacio en el que se esté regenerando no podremos atacar.
Esto, sin duda, nos hará pensárnoslo dos veces antes de lanzarnos a un ataque despiadado contra cualquier enemigo o grupo de enemigos. Además, cada Glifo cuenta con un gasto de magia determinado, con lo que algunos de ellos nos permitirán hacer combos más largos que otros, aunque, por otro lado, algunos de ellos harán más daños que otros. Contaremos tanto con ataques con armas como espadas, lanzas o hachas, armas arrojadizas o poderes mágicos propiamente dichos. Cada ataque, por su parte, tendrá asignado un elemento determinado, y este elemento será el que nos permitirá hacer más daño a determinados enemigos particularmente vulnerables a él; o, por el contrario, no podrán causar ningún daño a determinados enemigos, invulnerables al mismo.
Por otra parte, determinados Glifos nos permitirán realizar combinaciones de gran poder, las cuales sí gastarán los preciados y famosos corazones (seguro que ya os estabais preguntando cuándo aparecerían en escena). Para ello, los elementos de los Glifos deben de ser compatibles entre sí, cosa que deberemos de ir probando mediante diferentes combinaciones a medida que la aventura avance. Gracias a estas combinaciones, podremos crear ataques de gran poder con espadas de enorme tamaño, así como golpear con un mandoble helado, o formar grandes ventiscas que eliminen todo lo que encuentren a su paso. Lástima que estas combinaciones de Glifos consuman gran cantidad de corazones, con lo que sólo podremos realizar un par de ataques de gran poder antes de tener que rellenar nuestra reserva en la aldea, o recogiendo corazones uno a uno a través de nuestras incursiones por las estancias de cada escenario.
Por otra parte, contaremos con un Glifo especial que podremos asignar al botón R de la consola, el cual nos permitirá invocar a algunos compañeros de fatigas, como, por ejemplo, zombis; así como otros poderes, como convertirnos en una especie de mujer-murciélago, o potenciadores que mejorarán algunas de nuestras habilidades para el combate. Pero, sin duda, el elemento que más destaca entre todos ellos es una especie de gancho magnético que nos permitirá asirnos a algunos salientes de los escenarios, elemento que potencia de manera increíble la jugabilidad y las posibilidades de manejo del personaje, así como devuelve a la vida gran parte del espíritu plataformero que viéramos en los inicios de la saga Castlevania.
Sin duda, nos daremos cuenta de que se han abandonado, en parte, las consignas que guiaban las últimas entregas de la serie hacia derroteros más propios de los juegos de aventura, con un importante componente de exploración, necesario para encontrar todos los objetos que nos permitieran acabar el juego. En esta ocasión, también contamos con cierto grado de exploración, aunque, como decíamos, este se ha dejado un poco de lado en pos de un grado de acción más elevado, ofreciendo una aventura de plataformas más acorde con los clásicos de la saga.
Otros modos de juego
Aparte de la historia principal, la cual es, ciertamente, muy extensa, contaremos con un par de modos de juego complementarios que harán las delicias de todo jugador. Por un lado, contaremos con el Modo Práctica, el cuál nos permitirá adentrarnos en una serie de niveles en los cuales podremos enfrentarnos a todo tipo de enemigos, debiendo, además, de conseguir una serie de objetos para poder acabar cada nivel. La dificultad de estos niveles es endiablada, y no es recomendable empezar con ellos hasta llegar a los estadios más avanzados del juego, cuando nuestro personaje tenga un nivel aceptable y contemos con una buena parte de los Glifos en nuestro haber.
Por otra parte, volveremos a poder disfrutar del Boss Rush Mode, aunque esta vez en forma de desbloqueable. Contaremos también con algunas opciones multijugador, que podremos disfrutar online a través de la conexión a internet de nuestra consola, así como también a través de la red local de la misma. Podremos competir contra otro jugador en carreras por ver quien acaba antes con una serie de niveles, así como podremos también intercambiar y comerciar con objetos entre dos jugadores, todo ello a través de internet, como decíamos, o a través de la conexión local de nuestra Nintendo DS.
Apartado técnico
Se nota un cierto cambio en el estilo gráfico del juego, frente a los dos entregas anteriores de la saga para Nintendo DS. Si bien el ambiente es, en general, mucho más tenebroso y oscuro que en entregas previas de la serie, los personajes y enemigos del juego han sido realizados con todo lujo de detalles, con gran colorido y unas animaciones excepcionales, sin duda. Por otro lado, los escenarios incluyen entornos de todo tipo, desde escenas en medio del mar hasta bosques encantados, cementerios o prisiones, algunos de ellos con efectos gráficos muy destacables. Volveremos a ver cómo los fondos se mueven independientemente del resto del escenario, creando sensaciones tridimensionales muy agradables a la vista.
Por otro lado, la música del juego entra dentro de los cánones de la saga vistos hasta ahora: música de gran calidad, con una ambientación tétrica y fantasmagórica, que acompañan a la perfección el clima de tensión y terror que inunda todo el título. El repertorio de voces del juego no está nada mal, contando con varias frases digitalizadas por cada personaje, y los efectos de sonido, pese a continuar en una tónica similar a la de anteriores entregas, han sido notablemente producidos.
La jugabilidad, sin lugar a dudas, resulta excepcional, y es uno de los puntos fuertes del juego. Pese a que la dificultad del juego es, en ocasiones, excesiva (sobre todo para el público que nunca antes haya podido disfrutar de un título de la saga, y no conozca precedentes de su elevado nivel de dificultad, en general), el manejo del personaje es directo y sencillo, pese a contar con multitud de opciones de movimiento y ataque. Además, el hecho de dividir el juego en diferentes niveles, a los cuales podremos acceder independientemente las veces que queramos a lo largo de la aventura (una vez que los hayamos completado, eso sí), hacen que el juego tome un camino ligeramente diferente respecto a sus predecesores, cosa que, ciertamente, agradecerán los seguidores de la saga.
Conclusiones
La saga Castlevania vuelve a nuestras portátiles con un aspecto renovado, en un título que une lo mejor de los títulos clásicos de la serie con las novedades más notorias de las últimas entregas. Con un importante retorno a un desarrollo jugable más cercano al de los juegos de acción y plataformas que a la aventura propiamente dicha, Castlevania: Order of Ecclesia es un excelente juego para los nostálgicos de la saga, así como los seguidores de la misma que desearan ver algún cambio sustancial en la jugabilidad. Si a ello le añadimos un sobresaliente apartado técnico, y un importante cambio en el aspecto artístico, tenemos un producto que, pese a contener la esencia de una gran saga clásica, rompe con muchos arquetipos de ésta y supera, en muchos aspectos, a las entregas anteriores de la misma.