Análisis de Angry Birds Space (iPhone, PC, Android)
Actualmente, con el boom de las aplicaciones móviles y los juegos destinados a los smartphones o tablets, es normal encontrar sagas o franquicias que gozan de una popularidad inusitada desde hace unos años, y que son, de manera casi indudables, hijos de una nueva forma de entender los videojuegos. Angry Birds, el éxito de Rovio, nos confirmó en su día, la entrada en la era de las apps. La fórmula jugable (lanzar pájaros contra unas estructuras habitadas por unos cerdos que habían robado los huevos de las citadas aves) demostró ser de una sencillez y una accesibilidad a prueba de bombas, añadiendo una base importante sobre la que plataformas como las de Apple, se sustentaron durante un tiempo para atraer a jugadores de todo tipo y consolidar sus dispositivos iOS táctiles como verdaderas consolas y reproductores multimedia.
Tras varias entregas, revisiones y secuelas de dudosa calidad, Rovio nos devuelve a los pájaros pero con una importante salvedad: en esta ocasión, la aventura se trasladará al espacio.
En el espacio nadie puede oír tus píos
Angry Birds es todo un fenómeno de masas. Muy pocos usuarios, sean jugadores veteranos o recién llegados, han escapado a sus bondades y menesteres jugables. Angry Birds Space es la última entrega de la franquicia en aterrizar en la App Store, ofreciéndonos una fórmula jugable parecida, pero aderezada y combinada con un nuevo trasfondo espacial y una serie de cambios en las mecánicas que gustarán a más de uno. El usuario que haya jugado a cualquiera de las secuelas y títulos anteriores de la franquicia, notará la similar distribución y el parecido arranque al ejecutar la aplicación en su iPhone o iPad. Una vez más, tendremos una simpática (aunque escueta) animación de introducción, que nos pondrá en situación y nos dará la excusa perfecta para entender el viaje espacial de nuestras aves al espacio.
En pocos segundos, menos de la cuenta si somos impacientes, ya tendremos la primera pantalla delante de nuestros ojos, y es cuando seremos conscientes del cambio, visual y jugable, de la presente entrega. En esta ocasión, la atracción gravitacional y los campos de gravedad inherentes a cada planeta o planetoide, serán las verdaderas estrellas. Ahora, cada vez que lanzamos a un valiente pájaro a destruir la posición o estructura sobre la que se refugian los sempiternos cerdos verdes, deberemos calcular con exactitud la trayectoria de nuestro disparo, intentando vislumbrar con claridad el posible camino a seguir, aprovechándonos del tamaño y del campo gravitacional de cada asteroide, planeta o satélite. ¿Lanzamos a nuestro pájaro directamente contra los cerdos o intentamos hacer una cabriola siguiendo una órbita especial? Miles de posibilidades en cada nivel.
Los rompecabezas estarán ahí, y aunque las primeras pantallas serán relativamente sencillas, pudiendo conseguir las tres estrellas sin demasiada dificultad, pronto veremos como la fórmula jugable nos presenta nuevos retos. Más tarde, encontraremos que habrá niveles donde no encontraremos planeta o asteroide alguno, y donde deberemos lanzar a los pájaros, directamente, al vacío del espacio.
Así, no solo tendremos que calcular la fuerza o la trayectoria del disparo con el tirachinas, también nos veremos obligados a esquivar obstáculos y aterrizando cerca de las estructuras porcinas de la mejor forma posible para garantizarnos su derribo.
Si contamos con nuevos niveles (quizás menos de los que debería), nuevas mecánicas jugables y algún que otro aumento de dificultad derivado del cambio de ambientación (hay algunos huevos dorados bastante difíciles de conseguir)... ¿Qué hay de los pájaros? Una de cal, y otra de arena. Los pájaros en su mayoría, siguen siendo exactamente los mismos, con la excepción del pájaro morado, que hace su particular debut. Es decir, el amarillo y su velocidad, los rojos estándares, el azul y su división en tres aves más pequeñas... Pocos cambios para lo que cabría esperar de una secuela tan diferente a todo lo anterior, aunque indudablemente, y a tenor de la jugabilidad planteada, parece que sigue funcionando a las mil maravillas. En cuanto al apartado técnico, Angry Birds Space, mantiene su tónica humorística y desenfadada, ofreciéndonos de nuevo una estética divertida y visualmente llamativa a la que el cambio de emplazamiento, le viene bastante bien. Ahora tendremos planetas de diversas formas y colores, nuevos escenarios y un motor de físicas y animaciones que parece más potente y profundo que nunca gracias a los añadidos jugables derivados de la fuerza de la gravedad y la trayectoria de nuestros rabiosos pájaros. Hay que destacar que Rovio, una vez más, ha pasado de traducir la aplicación, detalle que aunque no tiene ningún tipo de influencia en el título final (no hay que leer demasiado), no nos parece de recibo dado el poco nivel de texto que encontramos en el juego. La música, como es habitual, correcta y carismática.
Conclusiones finales
Es lo mismo de siempre (destruir estructuras con pájaros y aniquilar todos los cerdos que habiten en su interior) pero mejorado. La fórmula jugable es prácticamente idéntica, sin apenas cambios más allá de la introducción de las fuerzas gravitacionales de los planetas (que no es poco, ojo) o la recién estrenada ambientación, pero lo cierto es que sigue funcionando. Puede que Rovio esté exprimiendo al máximo su gallina de los huevos de oro, y que sus decisiones de pagar por unos pocos niveles extra no sea del todo correcta (Angry Birds Space trae consigo 60 niveles nuevos, que se podrán pasar con no demasiado esfuerzo, dicho sea de paso), pero sigue siendo igual de divertido. Si alguna vez te engancharon estos simpáticos aunque aguerridos pájaros, no lo pienses demasiado: Angry Birds Space es la entrega que esperabas. Angry Birds Space cuesta 0,79€ en su versión iPhone, y 2,39€ en su adaptación al iPad.