Análisis de Tales of Phantasia (Game Boy Advance, PSP, iPhone)
La verdad es que Tales of Phantasia marcó todo un hito cuando salió a la venta para Super Famicom, el nombre japonés de la clásica consola de 16 bits de Nintendo, allá por 1995. Su magnífica banda sonora (obra de Motoi Sakuraba), todo el repertorio de voces magistralmente digitalizadas gracias a los –por entonces- enormes 48 megabits del cartucho, y un sistema de combates novedoso marcaron algunas de las pautas que se han convertido hoy en día en paradigma obligado para cualquier juego de la saga, además de situarlo entre los grandes del género en la consola de Nintendo; y eso son palabras mayores. Pero por alguna razón, esta entrega y sus sucesoras no llegaron nunca a Europa, hasta que GameCube recibió Tales of Symphonia y, más recientemente, PlayStation Portable Tales of Eternia (este último, en inglés).
Algunos más sí aterrizaron en el continente americano, pero no demasiados, manteniéndose el grueso de la saga inédito fuera de Japón. Hasta tal punto que no ha sido hasta ahora cuando el primer juego, el que nos ocupa, ha salido de las fronteras niponas, pues ni la entrega original ni el remake que se preparó para PlayStation en 1998 lo lograron.
Pero hay que tener en cuenta, sin embargo, que la versión de Tales of Phantasia que nos ocupa, la de Game Boy Advance, salió en el mercado japonés en 2003, tres años en los que se ha avanzado mucho con el hardware de esta pequeña portátil, y que desde luego lo sitúan por detrás de títulos más recientes en su apartado técnico, como veremos.
Precisamente por la antigüedad de la versión original, y la evolución que han tenido los esquemas de juego a lo largo de las diferentes entregas (pese a que no hemos podido disfrutar demasiadas), lo cierto es que el juego presenta un sabor añejo en toda su concepción, y algunos sistemas que entonces fueron novedosos, pero toscos, al ser su primera aparición, se han refinado notablemente con el paso de los años. Es éste el problema que atañe a todas las reediciones de juegos clásicos que marcaron algún tipo de hito en el devenir de los videojuegos, pues si bien su valor como clásico es inalterable, y su calidad en ese sentido está fuera de toda duda, no se puede negar el hecho de que el tiempo no pasa en balde. Muchas de las cosas que nos encontramos en Tales of Phantasia no están tan pulidas como sería esperable de acuerdo a los cánones actuales, y el lapso de tres años desde que salió esta reedición en Japón hasta el día de hoy, hace que cuente con algunos pequeños inconvenientes gráficos. Pese a todo, es ésta una aventura que, por inédita hasta ahora fuera de Japón, resultará completamente novedosa y apasionante, traducida al español (con voces en inglés).
Además, el juego retoma elementos que se añadieron en la reedición para PlayStation, combinando así el aspecto gráfico original de Super Nintendo con diseños de personajes en los combates basados en los de PSOne, por no hablar de las nuevas aventuras que se añadieron en esa versión. A esas novedades debemos añadir otras exclusivas para esta versión portátil, por lo que estamos ante la edición más extensa y elaborada del juego.
Es ésta la aventura de Cless Alvein, un joven de 17 años habitante de Totus, una pequeña aldea del sur del continente, cuya paz fue interrumpida súbitamente dejando tras de sí llamas y muerte. Cless y su amigo Chester Barklight lo han perdido todo y la desesperación y la búsqueda de la justicia les llevará a una aventura más allá del Tiempo y el Espacio, una aventura hilada en torno a un oscuro destino. La narración se irá desenvolviendo poco a poco con soltura, y de manera fresca como pocas veces puede verse en un videojuego que, sin pretender liberarse de las concepciones más básicas y establecidas del género, las sobrepasa a través de un guión cautivador capaz de atrapar al jugador en su desarrollo, pues no tendrá apenas problemas para introducirse en todo el mundo que se irá abriendo ante sus ojos mientras conoce a todos los personajes que se sumarán a su grupo. Es éste un cuento de justicias e injusticias que hace de la narración una de sus virtudes más importantes, pero no por ello la única. Por si esto fuera poco, los nuevos personajes, escenarios y situaciones incluidos especialmente para esta versión, no desentonan en absoluto con el desarrollo normal del juego, integrándose a la perfección en éste.
Tales of Phantasia inauguró el sistema de combate que, con sus variantes, ha sido eje central de la saga, conocido como linear motion system, y que bien nos puede recordar a un juego de acción tradicional en su planteamiento más básico. Los combates, de tipo aleatorios y bastante frecuentes (además de contar con una dificultad razonablemente elevada, heredada del original), se presentan desde una perspectiva lateral y bidimensional, en la que personajes y enemigos se enfrentan, a priori, como si de un "yo contra al barrio" al uso se tratase.
Son en tiempo real, teniendo que manejar a nuestro personaje para ataquer y defenderse, mientras la inteligencia artificial controla a nuestros compañeros de equipo. Las bases de uso son muy simples, por tanto, pero basta acceder al menú para poder configurar toda una serie de tácticas de equipo, usar objetos o magias, y, en general, todos los elementos tradicionales del género, combinando el sistema de menús de un juego de rol por turnos con la acción llena de ritmo del sistema de combate planteado.
Lo cierto es que los combates son lo que más se han resentido del paso del tiempo, resultando algo lentos y con un control no del todo preciso, aunque más que suficiente para el juego. El principal problema radica en la elevada dificultad de las luchas, muy por encima de la media de dificultad de los juegos actuales, y que pueden ser frustrantes en ocasiones para los jugadores más habituados a la actual escala de dificultad. Pese -o gracias- a esto, los combates son apasionantes, muy intensos, y manteniendo una curva de dificultad ascendente que culmina en una batalla final de épicas proporciones como las que se dan tan sólo en los grandes del género. El hecho de que los desarrolladores hayan mantenido el sistema original de los combates, omitiendo algunas mejoras sustanciales llevadas a cabo en títulos más recientes, a nosotros nos parece una decisión correcta y más que acertada, pero se nos antoja más que claro que un grupo (que puede ser relativamente amplio) de jugadores no opinará del mismo modo.
Por otro lado, el juego sí presenta novedades en su jugabilidad en otros aspectos. Así, se ha incluido el sistema de títulos que ya disfrutamos en Tales of Symphonia, un sistema de mejora que perfecciona y da atributos dependiendo de cómo jugamos y las aventuras secundarias a las que hagamos frente, dotando al juego de mayor profundidad en la construcción de los personajes. Asimismo, el sistema de cocina (otro elemento tradicional de la saga) se parece bastante al que vimos en el ya citado título de GameCube, convirtiéndose en una avanzada herramiento de gestión de objetos. Por supuesto, localizar a los chefs, conseguir recetas más elaboradas y complejas, etc., será parte esencial en el desarrollo de la aventura para mejorar nuestras opciones de victoria.
Adaptar el juego desde las consolas domésticas hasta la pequeña pantalla de Game Boy Advance ha supuesto sacrificar detalles y, muy especialmente, reducir la paleta de colores, algo evidente al compararlo cara a cara con las versiones de Super Nintendo o PlayStation. Con todo, se ha respetado el estilo y acabado gráfico con un resultado notable; no idéntico al original, pero de gran calidad al fin y al cabo. Los tonos son un poco apagados en ocasiones, pero no desmerecen al original, si bien es cierto que si estuviésemos ante un juego más reciente quizás los programadores hubiesen resuelto de manera más acertada algunas de las imposiciones surgidas por las limitaciones técnicas de la portátil.
El audio, por el contrario, es sorprendentemente bueno para los estándares actuales de la portátil, y más para lo que estábamos escuchados a oír en líneas generales hace unos años a través de sus altavoces. La banda sonora sigue siendo de una composición indiscutible, y su calidad invita a disfrutarla con auriculares. Las voces, eso sí, suenan en ocasiones quizás demasiado comprimidas, pero la calidad general sigue siendo buena, como con los efectos especiales, con pérdidas con respecto al original pero justificables dadas las diferencias de hardware entre las consolas domésticas y la pequeña GBA.