Análisis de Rayman Raving Rabbids (Game Boy Advance)

Rayman es la mascota de Ubisoft, la conocida compañía francesa. Nació hace más de diez años en un magnífico juego de plataformas bidimensional que salió para PlayStation y Sega Saturn, y que posteriormente fue programado para Game Boy Advance manteniendo intactas todas sus virtudes. También protagonizó la segunda y tercera parte, aunque en esa ocasión dando el salto a las tres dimensiones. Rayman 2 llegó a Nintendo 64, Dreamcast y PlayStation (en el lanzamiento de Nintendo DS hubo un remake de esta entrega, llamado Rayman DS), y Rayman 3 vio la luz en PlayStation 2, GameCube y Xbox durante la generación que ya nos deja, siendo éste último además el juego de Rayman con menor repercusión. La cuarta entrega de la saga, subtitulada Raving Rabbids iba a ser también un juego de plataformas tridimensional, cuya gestación empezó en Wii.

Pero Michel Ancel, el padre de la criatura, desveló que durante el desarrollo del juego a su equipo se le ocurrieron tantas ideas para llevarlas a cabo con el nuevo mando que finalmente el proyecto tomó otro rumbo y acabó siendo una sucesión de divertidos minijuegos para un jugador. La versión de Wii fue reconvertida a PlayStation 2 y PC con el mismo desarrollo de juego, aunque modificando los controles originales. Sin embargo, para la entrega correspondiente a GBA se ha optado por volver al género natal de Rayman, que no es otro que las plataformas.

El trasfondo argumental es similar al de la versión de sobremesa. Los alocados y diabólicos conejos han tomado el control del mundo y han raptado a Rayman y a sus amigos. En esta ocasión, no tendremos que escapar de la celda del coliseo donde nos tienen encerrados dichos conejos -aunque el primer nivel es en la cárcel-, sino que debemos salvar a los compañeros secuestrados a lo largo de cinco mundos y aproximadamente 25 fases, en las que encontraremos muchos saltos, pocos enemigos, y algunos minijuegos dentro de las fases o en el mapa de los mundos, en clara referencia a la versión doméstica del juego. Y es que está claro que los famosos enemigos de Rayman Raving Rabbids, los conejos, son el foco principal del juego, por lo que los programadores encontraron en los minijuegos la mejor forma de explotar su carisma y su personalidad para dar como resultado diversión directa.

Sin embargo, en esta entrega para Game Boy Advance nos encontramos con que los conejos prácticamente pasan desapercibidos, con ya de por sí poca participación como enemigos en los niveles y con una personalidad nula. Como decimos, se remiten a hacer de los típicos malos que podemos encontrar en un juego de plataformas, situándose en varias zonas de las fases y esperando a que nos enfrentemos a ellos. Pero tampoco nos lo ponen muy difícil, ya que la mayoría de las veces los eliminaremos de un solo puñetazo y rara es la vez que nos sorprenderán con una táctica de ataque diferente o un punto débil concreto. También destacar como aspecto negativo que no hay demasiados enemigos a lo largo de las fases, detalle que favorece aún más si cabe al desaprovechamiento de los alocados conejos.

Pero no todo resulta tan drástico. Tal y como mencionamos anteriormente, hay varios minijuegos a lo largo de la aventura. Podemos toparnos con un nivel en el mapa de cada mundo en el que, por ejemplo, nos encontraremos jugando a una especie de F-Zero en el que manejamos a Rayman en una nave por un circuito al que hay que darle tres vueltas, con efecto gráfico similar al MD-7 utilizado en la época de Super Nintendo, y cuyo principal objetivo es recolectar todos los lums posibles sin que se nos acabe el tiempo. Otra situación que se puede dar es estar realizando una fase, y en un momento dado nos encontramos con una puerta, y justo después de ella un conejo que nos bloquea el camino. Dentro de la puerta tendremos que completar un minijuego, como puede ser disparar zanahorias a caras de conejos y evitar darle a las caras de Globox antes de que se acabe el tiempo, y una vez lo hayamos completado, el camino quedará desbloqueado del enemigo que nos impedía el paso. Sin duda, estos detalles nos han parecido bastante originales y aportan al juego un poco de variedad, que dicho sea de paso, la necesita.



Lo cierto es que nada de lo que ofrece en esta versión portátil supondrá una novedad o algo fuera de lo normal para alguien que lleve jugando a Rayman y a cualquier plataformas desde hace bastantes años. Las habilidades de Rayman son las clásicas, como el salto, escalar, planear y golpear con su puño sin brazo, aunque éste último ataque lo tendremos que conseguir en el primer nivel y no empezamos con él, debido a que a nuestro protagonista le han robado las manos. A lo largo de la aventura iremos consiguiendo trajes que nos darán nuevas habilidades, como por ejemplo dar culazos para bajar algunas plataformas o lanzar zanahorias para distraer a los conejos. Para cambiar de traje, hay que pulsar el botón superior R, y con la cruceta seleccionaremos el que necesitemos en cada ocasión. Normalmente tenderemos a volver al traje normal de Rayman después de haber realizado una acción necesaria con un traje determinado, ya que con el aspecto normal se nos permite planear. Sin duda, es un buen detalle tener trajes con habilidades, pero lo que no nos ha resultado cómodo es la forma de cambiar entre uno y otro. No es que haya que estar cambiando continuamente, pero la verdad es que cuando hay que hacerlo, se corta un poco el ritmo de juego.

Aunque lo que puede ser el principal defecto del juego es que difícilmente pueda suponer un desafío, sobre todo para los jugadores más ávidos de plataformas 2D. Los enemigos, de los que ya hablamos anteriormente, no aparecen lo suficiente y no son difíciles de derrotar salvo pequñísimas excepciones; los jefes tienden a realizar siempre las mismas pautas de ataque, que además no suelen ser complicadas de contrarrestar; y el diseño de los niveles es casi siempre igual, con los mismos peligros, puzles, obstáculos y plataformas. En un principio resulta divertido, pero a medida que avanzas te das cuenta de que tienes que salvar continuamente las mismas situaciones, como pueden ser clavos en el suelo, meter una pelota de tenis del tamaño de Rayman en un clavo para llegar a sitios más altos, etc. Incluso cuando pasas de un mundo a otro y la estética cambia por completo, los peligros y obstáculos serán los mismos. Estos detalles le restan al juego variedad, diversión, y en definitiva, jugabilidad, de la que siempre ha hecho gala Rayman. Y la verdad es que lejos queda la excelente variedad, dificultad y jugabilidad de la que gozó el primer juego de la mascota de Ubisoft en las antiguas consolas de 32 bits.

Pero no todo se perderá con respecto a sus antecesores plataformeros. Siguen los lums, las jaulas, y el mismo desarrollo de mundos que encontramos antaño. Normalmente cada mundo consta de cinco niveles, entre los que se encuentra el nivel del jefe. Para entrar en él primero tendremos que superar las fases anteriores, y una vez que el último nivel de cada mundo aparezca, nos pedirán que hayamos abierto un número determinado de jaulas previamente a lo largo de la aventura recorrida. si no las tenemos todas, tendremos que volver a rejugar en fases ya hechas para descubrir más jaulas. Ésto es un aspecto que favorece a la duración del juego -que no es demasiado largo, la verdad-, ya que nos obligará a no pasarnos los niveles con prisa y a tener que buscar un poco por los rincones para dar con las jaulas necesarias.

El apartado gráfico podría considerarse lo mejor de esta entrega de Rayman Raving Rabbids. El juego luce magníficamente, con un aspecto colorido y lleno de detalle. Las fases, si bien son algo clásicas, cuentan con unos fondos bastante cargados y animados, y además moviéndose todo por separado, sin resultar estáticos en ningún momento. Los sprites y modelos de los personajes son grandes y bien definidos, y las animaciones resultan suaves. Aunque es cierto que el motor gráfico ha sido reciclado de la anterior entrega de la saga para Game Boy Advance, Rayman 3: Hoodlum Havoc, pero ambos juegos aprovechan el potencial de la veterana portátil de Nintendo a la perfección. Eso sí, no llegan a superar en este apartado a Rayman Advance, la reconversión de la primera entrega de la serie para GBA que salió en el lanzamiento de la consola. Por su parte, el sonido llega a ser irregular. Las banda sonora es simplona y aburrida, e incluso se llega a hacer pesada en varias ocasiones, con tonos pastelosos y repetitivos. Sin embargo, no podemos dejar escapar el detalle de que Rayman habla, aunque sean pocos diálogos y los repita constantemente.

En conclusión, Rayman Raving Rabbids para Game Boy Advance es un juego de plataformas decente, sin contar con nada lo suficientemente novedoso y con todos los aspectos negativos comentados anteriormente, pero que hará las delicias de los fans de Rayman y su género plataformero. Quizás no sea un juego que justifique la inversión de lo que puede costar nuevo, pero viendo como está el panorama de lanzamientos en esta portátil y si buscáis un juego de plataformas entretenido, o echáis de menos la faceta original de Rayman, no os equivocaréis con este título.