Análisis de Rayman Raving Rabbids (PS2, PC)
Rayman Raving Rabbids ha despuntado, sobre todo, en su versión para Wii, siendo uno de los juegos de lanzamiento de la nueva consola de Nintendo, haciendo un gran uso del mando de la consola, pero no por ello se ha limitado a ese sistema, llegando también a la popular PlayStation 2 y a los ordenadores personales. Rayman nació vinculado a las plataformas, todavía bidimensionales, en 1995. Su primera aventura visitó consolas como PlayStation, Saturn, Jaguar, Game Boy Color, y PC, incluyendo una versión en 2001 para Game Boy Advance, para dar ya en su segunda entrega el salto a las tres dimensiones, como mandaban los cánones.
Desde un primer momento, por tanto, la creación de Michel Ancel ha estado vinculada a ese género hasta hoy. Y es que Rayman no se ha prodigado mucho en otros intentos jugables, con excepción de Rayman Arena, de ingrato recuerdo, o algunos juegos para móviles en torno al golf o a los bolos, siendo siempre su labor más destacada la clásica de saltar de un lado a otro para enfrentarse a sus enemigos, hasta ahora, en el que se estrena en el cada vez más populoso sector de los minijuegos.
Es, por tanto, Rayman Raving Rabbids, la primera apuesta seria de la compañía para lanzar un título de este personaje alejado de su tendencia principal, por lo que no es extraño, por un lado, que se descartase el nombre provisional de Rayman 4 para dar el salto a uno mucho más simpático y con personalidad y, por otro, que sea una apuesta tan firme que sea, en efecto, la cuarta entrega de la serie. Y es que en algún momento del desarrollo, como se comentó desde Ubisoft varias veces durante la realización del juego, el equipo se encontró con múltiples ideas para integrarlas en el título que estaban preparando para Wii, versión de la que surge la que ahora nos ocupa. A través de esas ideas decidieron abandonar el género de las plataformas para pasarse a los minijuegos, y, posteriormente, convertir el título a un control tradicional como el que ofrece el teclado y ratón en el caso del PC o el mando DualShock 2 de PS2. Es posible que algunos usuarios lamenten profundamente no tener un nuevo plataformas de Rayman, y es normal, pues la calidad de la serie es muy elevada, pero no por eso debería rechazar este Rayman Raving Rabbids. Veamos qué nos ofrece este título en esta versión.
Puede parecer que el juego parte con cierta desventaja con respecto a la versión de Wii, pues no cuenta con las peculiaridades del mando de control de esa consola, pero en realidad el problema no es tal. Es cierto que al jugarse con el mando de control tradicional toda la atención se centra exclusivamente en la calidad de los minijuegos, sin tener que entrar en consideraciones del tipo de uso que hace de un nuevo sistema de control, así que, en cierto modo, está más solo ante el peligro. Y lo lleva bien. Estamos ante una serie de minijuegos que están orientados ante todo al jugador único, y no al multijugador intensivo, como los Mario Party o Buzz, por poner uno de los ejemplos más populares. Así, la mayoría de los más de 70 minijuegos incluidos están pensados casi por exclusiva para un único jugador, de manera que en sus versiones multijugador (hasta cuatro) se disfrutarán por turnos.
Estos minijuegos son todos de habilidad y precisión, teniendo que pulsar los botones o teclas en el momento adecuado. Por ejemplo, para lanzar una vaca en PS2, tendremos que girar el stick analógico para coger la fuerza necesaria mientras Rayman gira sobre sí mismo (como en la disciplina olímpica del lanzamiento de martillo) y, luego, pulsar el botón en el momento justo para lanzarla en la dirección adecuada. Los juegos de disparos en primera persona, en PC, se juegan con gran agilidad gracias al uso del ratón, pero no por ello es más difícil hacerse con ellos al usar el mando de PS2. Es cierto que muchos de estos juegos encajan particularmente bien en Wii, y no tanto en un control tradicional, pero en algunos casos se ve más favorecida la versión de la consola y en otras la de PC.
Rayman Raving Rabbids cuenta con un sentido del humor completamente exacerbado, y es que ya el principio del juego es peculiar, cuando un temblor perturba la apacible sesión de ocio de Rayman y compañía, un temblor del suelo que se debe a la perforación del suelo por los conejos (blancos, dentudos y mentalmente inestables) que han vivido en el subsuelo hasta ahora, momento en el que deciden reclamar su soberanía sobre el mundo. Rayman acaba secuestrado y su trabajo como esclavo no es otro que el de ejercer de gladiador en una suerte de circo romano que se montan los conejos, necesitados de divertimentos varios. Ésta es la premisa a través de la que se nos irán introduciendo todos los minijuegos del título, mientras Rayman prepara su huida de la prisión en la que le han alojado.
El ritmo del juego está muy bien adaptado a esta versión, y las instrucciones que incluye antes de cada minijuego son un poco menos necesarias gracias a que el control es completamente tradicional, combinando el uso del stick analógico o el ratón con diversos botones. De esta manera, se adapta bastante bien desde Wii, por ejemplo en el juego de cerrar las puertas de los aseos en los que los conejos están intentando lidiar con sus necesidades de evacuación. En ese minijuego, apuntamos con el stick o el ratón (desde luego, este último es mucho más parecido al sistema de control con puntero de Wii), y luego cerramos las puertas para no cortarles por la impresión la lectura o necesidad fisiológica, vaya usted a saber, a los conejos.
Estos podrían ser los minijuegos más susceptibles de sufrir en la conversión, y sobra decir que funcionan más que bien tanto en PS2 como en PC. Del mismo modo, en el minijuego en el que Rayman está en la discoteca y es acosado desde los lados por hordas conejiles (el sueño de todo seguidor de Tony Manero) tendremos que seguir una secuencia musical para deshacernos de los conejos que nos acosan por derecha o izquierda, y lo que antes era agitando un mando u otro ahora es pulsando uno u otro botón. La diversión se mantiene intacta, pese al cambio de control, gracias a que el diseño de los minijuegos incluidos en el título es buena en sí misma.
No queremos entrar en detalles sobre cómo son los minijuegos incluidos, ya que dado el estilo propio del género consideramos que buena parte de las sorpresas vienen dadas por sus sorprendentes mecánicas de juego, pero creemos que con los ejemplos expuestos no pueden quedar demasiadas dudas sobre la amplia variedad de los planteamientos jugables que se desarrollarán a lo largo de las partidas. Estos minijuegos son, como marca el género, cortos pero intensos. Es cierto que algunos minijuegos pueden resultar breves en exceso, de manera que fracasan como "píldoras" de diversión al ser apenas apreciables como merecerían por esa brevedad. Por suerte, es algo bastante marginal, y la inmensa mayoría de los minijuegos del título son no sólo divertidos y graciosos, sino que cuentan con la intensidad y duración acertadas.
La mayoría de los minijuegos se pueden clasificar con mayores o menores concesiones en dos grupos: disparos y carreras. Un tercer grupo sería completamente heterogéneo, y es muy posible que algunos de nuestros juegos favoritos (o, cuando menos, los más sorprendentes, entren en esa categoría.) En su conjunto, los más sólidos son los de disparos en primera persona, ya que la mecánica de juego está bien implementada y, al mismo tiempo, el desarrollo y propuesta de los minijuegos consigue que no tengamos la sensación de estar jugando a lo mismo una y otra vez con diferente aspecto... y es que no es así, pese a que en los últimos tramos del juego sí puede percibirse que algunas fórmulas son quizás demasiado recurrentes. Finalmente, hay que añadir los juegos de baile, el mismo que ya os hemos contado unos párrafos más atrás, con temas musicales distintos.
La historia se va desarrollando según progresamos en los videojuegos, con una estructura fija un tanto repetitiva pero que funciona bastante bien. Cada sección del juego está dividida en cuatro minijuegos, de los que tenemos que superar satisfactoriamente al menos tres para acceder, así, al quinto y último minijuego. Esto se repite una y otra vez hasta el final del título, por lo que no tenemos muchas dudas con respecto a cual ha sido el foco del equipo de desarrollo. Queda algo descompensado en su conjunto, por la sensación de repetición que transmite, pero pese a todo es algo que se puede sobrellevar sin demasiados esfuerzos gracias al contenido de los minijuegos. En cualquier caso, según avanzamos y desbloqueamos los juegos, no tendremos razones para volver a este modo de juego, ya que la salsa de Rayman Raving Rabbids estará en rejagarlos para mejorar nuestros resultados o en competir contra unos amigos.
Como ya hemos dicho, no todos los minijuegos estarán disponibles para el modo multijugador de manera simultánea, ya que, de hecho, muchos están diseñados para ser jugador por turnos para superar la puntuación de los otros jugadores. Otros minijuegos, pensados para ser jugados simultáneamente, no llegan a la cifra máxima de cuatro jugadores al mismo tiempo, y se queda en dos, que tampoco está mal. Del conjunto, los más divertidos son, claro está, los de juego simultáneo con otras personas, ya que funcionan muy bien y representan uno de los aspectos más fuertes del juego de Ubisoft.
Artísticamente, Rayman Raving Rabbids hace de la fuerte plasticidad del simplón diseño de los conejos su mayor virtud, siendo sus rostros unos estupendos lienzos para presentar en ellos un catálogo de expresiones fascinante que ayuda a conformar el tono hilarante que envuelve a toda la producción. Su diseño, su histerismo, y sus voces hacen de los conejos los auténticos protagonistas del juego, no sólo por número, sino también por su personalidad. No en vano se han convertido en los protagonistas de los vídeos promocionales que llevamos viendo desde hace meses por la red, en detrimento de Rayman. Todo lo que rodea a estas criaturas es absurdo o presenta alguna intertextualidad con películas, videojuegos e incluso libros que nos hará sonreír, y es que, desatascador en mano, son peligrosos para la salud de Rayman y también para las ternillas de nuestras sufridas mandíbulas. En la vertiente técnica, es un juego bastante cumplidor en PS2 y algo corto de potencia en PC. Toda su fuerza en este aspecto se basa en el elaborado trabajo de diseño, que suple la carencia técnica.
El apartado sonoro mantiene una línea similar, ya que sin ser espectacular en sus composiciones y efectos, resulta igualmente cómica y entretenida, incluyendo del mismo modo música licenciada del tipo La Bamba. El conjunto es sobresaliente, pese a algunos efectos sonoros algo repetitivos y alguna composición ocasional no tan acertada como las otras.