Análisis de The Hobbit: Kingdoms of Middle-earth (Android, iPhone)
A comienzos de diciembre se estrenará El Hobbit: Un viaje inesperado, primera parte de la trilogía y adaptación cinematográfica de la novela de J.R.R. Tolkien llevada a cabo -una vez más- por el director Peter Jackson. Los fanáticos del libro y de las adaptaciones del cineasta neozelandés, ya preparan con ahínco y presteza sus petates, bastones, anillos y espadas, dispuestos a embarcarse de nuevo hacia la Tierra Media. Mientras la maquinaría de la mercadotecnia se engrasa convenientemente -con sus correspondientes libros, juguetes, disfraces...-, ¿qué mejor manera de conocer a los nuevos personajes y adentrarse en las nuevas localizaciones y lugares que con un videojuego gratuito para nuestros tablets y smartphones?
The Hobbit: Kingdoms of Middle-Earth -juego oficial y con licencia de la película para iOS y Android-, nos traerá a nuestro iPhone, iPad y iPod touch, y dispositivos Android compatibles, a los protagonistas del próximo film, mostrándonos a su vez un curioso y longevo juego de estrategia multijugador con una ambientación muy especial, aunque no demasiado original para los tiempos que corren.
El camino sigue y sigue...
The Hobbit: Kingdoms of Middle-Earth, nos lleva una época previa a los sucesos narrados en El Señor de los Anillos, cuando Sauron, señor oscuro y dueño del Anillo Único, reunía en secreto a sus ejércitos en el Bosque Negro y mientras el dragón Smaug -amo de la Montaña Solitaria- y los trasgos procedentes de diversos rincones de las Montañas Nubladas, se disputaban el territorio de Rhovanion.
El juego, free-to-play, nos invitará a que tomemos partido eligiendo alguna de las facciones que intervinieron en la famosa batalla de Los 5 ejércitos -clímax de libro del profesor Tolkien, y suceso que veremos plasmado en la pantalla en la última entrega de la trilogía de Peter Jackson-. Así, tras una parca introducción, podremos elegir entre dos facciones principales: elfos y enanos.
Ambas razas, llevan enfrentadas durante miles de años, y será nuestra misión, aparte de impedir el imparable avance de los orcos y trasgos, prevalecer sobre el rival. Ayudados por Thorin Escudo de Roble -protagonista y reclamador del Reino bajo la montaña de El Hobbit- en el caso de unirnos al testarudo y orgulloso bando de los enanos, y por Légolas -hijo del rey elfo del Bosque Negro- en el caso de que escojamos a los nobles elfos, emprenderemos el inicio de nuestra campaña. Los primeros pasos, como es habitual en el género, se basarán en comenzar a recolectar recursos para construir los edificios más básicos, y aprender las lecciones más esenciales de cara a asimilar las mecánicas del juego. Cualquier usuario que haya jugado algún MMO -Multijugador masivo online-, sabrá perfectamente a lo que atenerse, pero para los no iniciados, dicho tutorial, les vendrá de perlas.
En este The Hobbit: Kingdoms of Middle-Earth, al igual que en otros juegos de corte similar, si queremos avanzar y expandirnos rápidamente -y no perecer contra otros jugadores en caso de juguemos asiduamente online- hay que saber recolectar y administrar los recursos. Tras el discurso inicial de Thorin o Légolas, se nos dejará entablar contacto con la interfaz del juego.
No os asustéis -la primera impresión suele ser algo abrumadora-, ya parecerá muy recargada y plagada de menús atiborrados de texto, con muy poco espacio libre.
Dicha sensación se acrecienta si estamos jugando en el iPhone o en un smartphone de pantalla similar, pero en un corto lapsus de tiempo nos acabaremos acostumbrando. Con una rápida mirada, comprenderemos que en la parte superior tenemos el contador nivel y experiencia general, el índice de lingotes de Mithril -el material más preciado del juego- y las habituales referencias al oro, la madera, piedra y demás recursos básicos, como el alimento. Abajo, encontraremos opciones más generales, como el cuadro de misiones e investigaciones, los acertijos de Gollum -que nos brindarán recompensas cada dos días-, la opción de alianza -por si entramos en guerra contra algún enemigo- nuestra bandeja de correo y demás opciones para ver el progreso y los logros obtenidos en el juego. Aunque tenemos manga ancha para enfocar nuestra ciudad -al principio, poblado- de la forma que nos apetezca, durante un tiempo tendremos la ayuda y los consejos de Gandalf y Thorin como camino y ruta a seguir, consiguiendo así que jamás nos quedemos demasiado atascados en el juego.
Al comienzo, el primer paso -elijamos elfos o enanos- será el de construir casas básicas para aumentar nuestra población, granjas para conseguir manejar más recursos y alimentos y cuarteles, necesarios para empezar a encargar tropas y porteadores para que faciliten y garanticen nuestra seguridad y defensa. En The Hobbit: Kingdoms of Middle-Earth, todo tiene un coste, y un tiempo de espera. Si no somos demasiado diestros, puede darse el caso de que agotemos todos nuestros recursos y monedas de oro antes de dar el paso siguiente, obligándonos a esperar una serie de minutos antes de volver a emprender el avance. Lo ideal será habituarnos a una serie de mecánicas de cara a recolectar dinero. La primera, aparte de subir los impuestos ligeramente, es tirar de granjas y plantaciones, y no escatimar a la hora de investigar habilidades especiales -que nos proporcionarán bonificaciones extras y ventajas exclusivas-.
Una vez tengamos un buen nutrido grupo de habitantes en sus casas, de granjas llenas de alimento y de algún que otro soldado, es el momento de empezar a entender las funciones de los héroes, que nos ayudarán como consejeros en la ciudad, y nos echarán un cable con el rendimiento en general de nuestro reinado -Gandalf, Bilbo, Saruman o Radagast son algunos de ellos-, contando, como ya os podéis imaginar, con su propia evolución y experiencia. Entrenarlos y desbloquear sus niveles es un buen método de andar avanzando a pasos agigantados, pese a que nos saldrá por un ojo de la cara. Cada facción -esto es, enanos o elfos- tiene su propio árbol de evolución en cuanto a diseño y construcción, sus propias misiones y tropas, siendo distintos una de otra, obligándonos a conocer por separado a cada raza para conocerlas a fondo.
Eso sí, a efectos prácticos, luego cada raza tiene unos resultados finales muy, muy similares, con lo que toda elección se reduce al aspecto y al tipo de facción con la que tengamos más afinidad. Pese a que la gestión y la estrategia son las principales cuestiones de las que deberemos tomar parte y estar pendiente, de vez en cuando, nos llegarán campanas y trompetas de guerra. Ya sea porque necesitamos expandirnos o acabar con los trasgos que nos atacan, o porque recibamos la molesta visita de algún que otro jugador, deberemos combatir. Los combates y los ejércitos se reducen a un batiburrillo de imágenes y contadores, nada espectacular, pero será necesario que debamos contar las tropas necesarias -especialización como leitmotiv de todo el juego- para no caer a las primeras de cambio y echar por traste todo el progreso conseguido.
A nivel técnico, The Hobbit: Kingdoms of Middle-Earth no es ningún portento. En detalladas dos dimensiones -los escenarios no están nada mal-, y con una interfaz que deja algo que desear, prosigue la senda de otras aplicaciones parecidas, como Kingdoms of Camelot y Arcane Empires, ambos de la misma desarrolladora de esta app, Kabam. Goza de ilustraciones, rostros y personajes oficiales de las películas y libros de Tolkien, con lo que la ambientación es el aspecto que más destaca y prevalece por encima de los demás. El sonido se limita a cumplir su cometido. Eso sí, cuenta con una correcta traducción al castellano, lo que nos ahorrará problemas y quebraderos de cabeza.
Conclusiones finales
The Hobbit: Kingdoms of Middle-Earth es un juego muy largo -siguiendo la tendencia en juegos de corte similar-, que requiere de mucho tiempo -y dinero, si somos impacientes y de impulso rápido-, y que puede ser ideal para disfrutar con amigos y conocidos -Facebook sigue siendo un punto de encuentro base-. Pero no es muy original, y más allá de su ambientación y licencia, no ofrece nada que no hayamos visto antes. Si no has jugado a ningún título parecido, y te apetece algo con sabor a la Tierra Media en tu móvil o tablet, pruébalo, quizás te enganche y acabes jugando algo más que un par de horas. Si en cambio, si vienes con una dilatada experiencia y ya te sabes la cantinela de este tipo de juegos, lo mejor es que pases de largo y sigas buscando el Anillo Único en otro lugar.