Análisis de Peggle Blast (Android, iPhone)
Si algo tienen los juegos adictivos, es que suelen acaparar casi todo nuestro tiempo de ocio, aunque sea mínimo. Peggle -de los creadores de Bejeweled, Zuma o Plants vs. Zombies- ya demostró ser un juego de puzles y rompecabezas muy especial, digno de ser considerado como una de las mejores alternativas del año para los aficionados al género y por supuesto, como uno de los más robustos títulos de puzles de la última década. Su segunda parte, Peggle 2 que llegó también a consolas -incluso a Xbox One en sus primeras semanas de vida y recientemente a PlayStation 4-, no revolucionó demasiado el concepto del juego, pero sí aportó nuevos niveles, mundos y un diseño artístico acorde a los tiempos -pero sin traicionar sus orígenes-.
Ahora nos llega la versión para iOS y Android de Peggle, que toma prestada muchas ideas de la primera y segunda parte, y las adapta a las pantallas táctiles de los dispositivos compatibles de ambos ecosistemas portátiles. ¿Conseguirá destacar en un mercado atiborrado de juegos de puzles free-to-play?
Apunta, ¡y dispara!
Peggle, para todo aquel que no conozca su mecánica, se sustenta en la clásica jugabilidad basada en la eliminación de elementos por la pantalla. No exige ningún tipo de conocimiento previo, y es por eso que se convierte casi al instante al más reacio jugador, en un usuario converso y completamente dependiente. Jugar a Peggle, es bastante sencillo.
Al igual que las máquinas recreativas pachinko -una variante de máquinas de azar muy jugada y famosa en Japón, en la que una bola de metal va descendiendo por la pantalla esquivando trampas hasta llegar al final, y así ganar premios o partidas extras-, en Peggle lanzaremos a placer una serie de bolas desde la parte más alta de la pantalla, a fin de que éstas consigan rebotar y eliminar otro tipo de fichas -de color naranja- que se encuentran dispersas por el tablero. Tenemos un número limitado de disparos, con lo que tendremos que ser lo más preciosos posible.
Si conseguimos eliminar esas fichas naranjas -unas 25- en el menor tiempo posible, y con el menor índice de disparos, pasaremos a la siguiente fase. No es nada fácil, porque cada nivel está plagado de obstáculos y distracciones, como barreras y bolas de diferente color. Cada bola tiene su propio baremo de puntuación, teniendo las azules -que vienen a ser las más básicas y con menos premio en su interior-, las verdes -que nos regalarán momentos de frenesí y fiebre extrema- y las moradas, que conseguirán que multipliquemos nuestras regalías y puntuaciones por cincuenta.
Así pues, consiguiendo eliminar todas las fichas naranja, y llevándonos algunas de las otras por el camino, tendremos la posibilidad de aumentar puntuaciones, lograr combos imposibles e incluso, conseguir tiros extra -que vendrán muy bien en los niveles más avanzados-. Pero no hay que olvidar un aspecto fundamental: en Peggle Blast, al igual que en sus versiones para consolas y PC, la suerte es un elemento a considerar, casi tanto como nuestra propia destreza, pues habrá sendos rebotes, cabriolas y movimientos inexplicables que nos darán raciones equivalentes de alegrías y enfados. Hay sendos niveles en los que tendremos que racionarnos con extremo cuidado las bolas disponibles, buscando cada rebote como si fuese el último o intentando superar los logros y objetivos concretos de cada uno de ellos a la primera -como romper los huevos de Fénix-, sin vacilar ni un instante. Más nos vale no confiarnos.
Un muro de pago casi infranqueable
A simple vista, parece que Peggle Blast reúne todas las características de sus adaptaciones y títulos anteriores, y en cierta manera, es así. Pero una vez disfrutamos de varias partidas, nos echamos unas risas con el famoso Björn -el unicornio mascota de la franquicia- y disputamos sendos niveles, nos encontraremos con el famoso muro de pago que parece lacrar todos y cada uno de los juegos de EA en formato aplicación. El sistema, comprensible dentro de los free-to-play, no tarda en hacer acto de aparición.
La trampa en Peggle Blast viene dada por el número de bolas, las continuaciones y los habituales tiempos de espera entre partida, que puede ser solventados comprando vidas extra con dinero real o molestando y mendigando a nuestros amigos mediante Facebook. Y ojo, que si somos diestros, y conseguimos aguantar y superar todos los niveles… También podemos encontrarnos con impedimentos para avanzar y desbloquear nuevos escenarios. No es que no entendamos este tipo de monetizaciones -algo lógicas dado el carácter gratuito de algunas apps-, pero nos escama que se incluyan sistemas tan retorcidos e insistentes. Con un elemento de compras in-app menos escabroso -o cobrando de primeras una cantidad razonable por su descarga-, Peggle Blast habría sido mucho mejor juego.
Conclusiones finales
Peggle Blast es un entretenimiento adictivo, que se jacta de su propio planteamiento free-to-play para intentar monetizar al usuario a las primeras de cambio. Tiene todos los elementos reconocibles y laureados de la saga -como su apartado artístico, su sólida jugabilidad y su impresionante banda sonora, compuesta de soberbias piezas de música clásica-, pero al mismo tiempo, supone un duro revés por culpa de las compras in-app y las duras esperas impuestas entre partida y partida. En cualquier caso, será el jugador -más o menos paciente y tolerante a este tipo de tretas comerciales- el que decida si merece la pena su descarga en su tablet o smartphone.