Análisis de The Legend of Legacy (Nintendo 3DS)

Y siguen llegando, y siguen apareciendo sin parar. Hablamos de los juegos de notoria orientación JRPG que Nintendo 3DS no para de recibir durante estos primeros albores del año. ¡Y esto es sólo el principio! Sin duda los amantes de este tipo de aventuras que posean esta consola van a darse un verdadero festín durante estos meses venideros, ya que están brotando títulos de esta guisa sin control alguno y, además, la inmensa mayoría de ellos poseen una calidad más que aceptable.

Este es el caso de la nueva producción que nos traen al alimón Furyu (los desarrolladores), Atlus (la editora) y Bandai Namco (su distribuidora), The Legend of Legacy, una ambiciosa producción en la que han participado algunos de los talentos creativos y artísticos más legendarios dentro del género.

La isla de Avalon

Si de algo puede presumir esta nueva producción de FuRyu es de, por un lado, ser un JRPG de pura cepa.

Considerado por muchos como un sucesor espiritual de la venerada (aunque no muy conocida en nuestro país) franquicia SaGa, The Legend of Legacy recoge todos y cada uno de los elementos tradicionales que suelen formar parte de este tipo de juegos, gozando además de un claro aire que recuerda bastante a los títulos tradicionales del género de los 90.

Eso por una parte. Pero si por algo ha sido conocido este título desde los albores de su proceso de desarrollo es por haber contado con un equipo de elite que se sumó a las filas de FuRyu. Parte de los miembros más importantes que formaron parte de la serie SaGa fueron reclutados, encabezados por el diseñador Kyoji Koizumi. Pero este fichaje no fue el único efectuado, ya que otros artistas y creadores tan reconocidos como el compositor Masahi Hamauzu (Final Fantasy XIII), Masataka Matsuura (ex miembro del equipo de Level-5) o el escritor Masato Kato, que dio vida a las historias de Chrono Trigger y Chrono Cross se sumaron a la fiesta.

Precisamente éste último ha sido el encargado de recrear la trama que da pie a esta historia, la cual transcurre en inglés. Y en honor a la verdad debemos afirmar que, al menos a nuestro criterio, no es que haya realizado el mejor de sus trabajos. Honestamente, la historia que da lugar a esta aventura resulta de todo menos original y tampoco es ni sugerente ni profunda, siendo de hecho uno de los defectos más firmes que arrastra esta producción. Al tratarse de un JRPG la trama posee mucho peso y relevancia, por lo que la falta de ambición, profundidad e imaginación en este aspecto pasa factura a la aventura en su globalidad.

La historia transcurre en una isla llamada Avalon, un lugar de vastas proporciones que sólo cuenta con una aldea, Initium, de la cual hablaremos más tarde. El resto es tierra inexplorada, tarea que nos va a tocar desempeñar a lo largo de las más de 30 horas de juego que garantiza esta aventura.

¿Y qué es lo que sucede en dicho mundo? Pues lo cierto es que no mucho. Esta isla aparecida de la nada hace 10 años y sin motivo aparente encierra un misterio en sí misma y nos toca indagar lo que esconde bajo su superficie, y tambie´n tenemos que lidiar con otros misterios subyacentes en Avalon como la leyenda de la Star Graal, una especie de Santo Grial que proporciona la vida eterna a todo aquél que bebe de él. Estos pormenores más alguna que otra pequeña pincelada narrativa más es lo que nos brinda esta aventura, argumento que como podéis ver no es nada del otro mundo ni termina siendo demasiado sugerente. Y en un JRPG, esto supone un inconveniente notable.

Espíritu clásico pero innovador

Por fortuna la jugabilidad que nos ofrece esta aventura es de todo menos convencional como ahora mismo vamos a explicaros, siendo de hecho uno de los títulos más singulares en su especie de cuantos hemos podido disfrutar durante los últimos tiempos. Y eso, en un género tan prolífico como es el de los JRPG, tiene su mérito… a pesar de que ciertas decisiones de diseño no nos han convencido.

Nuestra tarea principal en esta aventura consiste en asumir el papel de exploradores. Para eso al comienzo del título es posible escoger a nuestro personaje principal entre siete candidatos posibles (el mercenario Owen, el príncipe sapo Filmia, el templario Garnet, la desmemoriada Bianca, etc.), todos ellos distintos y con sus propias razones para enrolarse en esta aventura. Evidentemente más tarde podemos (y debemos) ir formando a nuestro grupo, siendo necesario ir reclutando a nuevos compañeros de viaje, tal y como sucede en la inmensa mayoría de juegos de rol.

Pero estas no son nuestras únicas tareas a efectuar en esta aventura. De hecho, la más importante tiene que ver con la confección de mapas de la isla, labor que va a ocupar la mayor parte de nuestro tiempo. Una vez salimos de Initium, debemos seleccionar un destino marcado en el mapa. Eso sí, no existe la posibilidad de recorrer un pequeño mapamundi como sí que ocurre en otros juegos de rol, carencia que a nosotros nos ha dolido bastante porque resta interés y profundidad a la aventura en global.

¿Y cómo llevamos a cabo esta tarea de ir recreando los mapas de las nuevas zonas que visitamos? Pues, simplemente, recorriendo hasta el último rincón de los mismos. No existe por lo tanto la posibilidad de ir dibujando a mano dicho plano como ocurre en la serie Etrian Odyssey, por ejemplo, ya que en The Legend of Legacy dichos mapas van recreándose automáticamente. Por eso mismo este trabajo de exploración no es todo lo gratificante que debería, ya que de lo único que tenemos que preocuparnos es de patear todos los escondrijos de los decorados y de pelear contra feroces criaturas.

Por otra parte debemos afirmar que esta aventura es de todo menos fácil. Las primeras horas pueden llevaros a engaño porque los monstruos que nos acechan no son nada resistentes y porque, al contrario de lo que ocurre con otros juegos similares, al término de cada combate los tres miembros de nuestro equipo con los que siempre viajamos recuperan su salud de manera automática (¡a no ser que mueran!). Pero, lo dicho, más tarde descubrimos que el nivel de dificultad es más que exigente y, de hecho, es necesario "grindear" bastante para potenciar a los miembros de nuestro grupo convenientemente.

Pero de eso hablaremos luego ya que ahora vamos a centrarnos en los combates. Las batallas tienen lugar por turnos pero en esta ocasión no son aleatorias, ya que podemos ver venir a los enemigos… o al menos a sus sombras. Por eso precisamente siempre se mantiene la tensión y el misterio, porque nunca sabemos qué tipo de rivales nos acechan ni, tampoco, su cantidad exacta.

Estas batallas son de todo menos convencionales. Y lo son por la presencia de varios aspectos que forman parte de los mismos, comenzando por el tema de los elementos. Agua, fuego, viento y sombra conforman la naturaleza de los lugares que visitamos y, en función del elemento predominante en cada zona, los ataques y acciones que se basan en ese elemento concreto ganan en poder.

Junto a este aspecto también es posible escoger la formación inicial para afrontar cada combate. En función de la forma de afrontar cada pelea y de las características de nuestros tres protagonistas podemos optar por formaciones más equilibradas, otras más ofensivas o decantarnos por tácticas más defensivas, acentuando en función de unas y otras las características de nuestro grupo.

Tanto una como otra idea es buena y, en cierta forma, suponen una carga importante de originalidad a los planteamientos convencionales. El problema es que no terminan de funcionar lo bien que deberían, sobre todo el tema de las formaciones, complicando de manera antinatural la dinámica de las batallas. Y esto se torna en un elemento poco amistoso con el jugador dado que dichos combates son realmente complicados a partir de cierto momento como ya os hemos advertido antes, resultando algo frustrantes en ocasiones y obligándonos a grindear más de la cuenta y de lo que suele ser habitual en este tipo de juegos.

Por otra parte, la forma de mejorar las habilidades de nuestros personajes es igualmente poco usual. En lugar de amasar experiencia y potenciar las aptitudes de cada miembro del grupo a nuestra elección, en este caso todo tiene que ver con la interacción durante las batallas de cada uno de los protagonistas de manera individual. De esta forma si usamos a un personaje como escudo humano, éste verá reforzada su defensa en general, mientras que si emplea un ataque físico concreto o usa la magia como principal medio de combate, dichos aspectos se verán fomentados… la mayoría de las veces.

Sí, porque a veces este sistema de mejora automático no se adapta a lo que sería lógico o razonable y, por eso mismo, en ciertas ocasiones nos quedamos con un palmo de narices al comprobar cómo un personaje concreto recibe una mejora que no nos ayuda en nada dada nuestra forma de jugar y el uso que hacemos de dicho miembro del grupo. Y este problema en una aventura de esta guisa se convierte en algo serio.

Por lo tanto la jugabilidad que nos presenta esta obra combina la tradición RPG con nuevas ideas, dando fruto a un sistema de juego realmente original pero que no termina de funcionar como sería deseable. Y es una pena, porque de haberse limado ciertas asperezas relacionadas con la jugabilidad, estaríamos hablando de un gran representante del género en lugar de un título destacado y dotado de personalidad, pero nada más.

Un mundo de papel

Bravely Default marcó un antes y un después a la hora de concebir nuevos títulos portátiles de rol. Su estilo elegante y preciosista ha sido imitado por multitud de obras posteriores, si bien es cierto que ninguna de ellas ha conseguido hacer sombra al espléndido trabajo de Square Enix.

En esta nueva producción de Furyu se ha tratado de imitar a dicho clásico en varios aspectos, comenzando por la concepción de la aldea principal en la que se desarrolla la aventura. Initium goza de un estilo bastante cuidado y una gran ambientación, siendo un lugar repleto de locales y personajes de interés. Es cierto que su tamaño no es que sea demasiado grande y que, comparado con lo observado en los pueblos que visitamos en el citado Bravely Default palidece, pero se trata de un trabajo por lo menos notable.

Sin embargo lo más llamativo que presenta esta producción son el resto de los lugares que exploramos cuando nos perdemos fuera de Initium. Y la razón es que dichas zonas de juego nos obsequian con un estilo artístico bastante particular, que trata de imitar los libros que leíamos cuando éramos pequeños y que presentaban figuras de papel que sobresalían y destacaban sobre el resto. Hemos observado algo similar en obras como Tengami, por citar un ejemplo, si bien es cierto que nunca habíamos disfrutado de nada similar en un juego de rol nipón.

¿Y qué tal resulta dicho experimento? Pues lo cierto es que, como en casi todo lo que propone esta singular aventura rolera, depende de cada usuario. A nosotros nos gusta bastante y nos parece muy refrescante y original, si bien es verdad que a ciertos jugadores puede que les resulte muy molesto el hecho de ir comprobando sin descanso cómo los árboles, montículos, puentes y demás elementos van apareciendo de la nada de manera continua y sin freno. Lo dicho, una estética única en la que depende mucho de cada jugador el gozar de ella o justo lo contrario.

El modelado de los personajes y su concepción sí que tienen menos misterio. Se trata de tipos de carácter Chibi tan clásicos en los JRPGs, protagonistas que nos han llamado la atención por su mínima personalidad y, también, escasa expresividad. No es que sean un desastre, para nada, ya que cumplen con su cometido, pero esperábamos algo más de un título como éste.

En cuanto a su banda sonora, ésta es más clásica y tradicional, combinando melodías tranquilas y amenas para los momentos de calma, diálogos y exploración, con otras mucho más vivas para enfatizar las duras batallas. No es el mejor trabajo que ha efectuado Masashi Hamauzo, pero sin duda es apreciable. Y lo mismo sucede con las voces de los diálogos, en inglés, y los efectos de sonido, que cumplen sin demasiadas pretensiones.

Conclusiones

Por todo esto que os acabamos de comentar, The Legend of Legacy es un JRPG muy especial. Es como disparar un tiro al aire, es decir, que se trata de una de esas producciones que por sus particularidades puede atraer mucho o no hacerlo en absoluto, dependiendo de los jugadores y sus gustos personales. Y es que sus virtudes tienen casi tanto peso como algunos de sus defectos, si bien es verdad que lo que nadie puede negar es que se trata de un título con personalidad que ha asumido riesgos en sus mecánicas y sistema de juego. Y eso es algo que nosotros siempre valoramos.

Hemos realizado este análisis analizado gracias a un código de descarga suministrado por NIS America.