Análisis de Epic Mickey: Mundo misterioso (Nintendo 3DS)
Le teníamos bastantes ganas a este Epic Mickey exclusivo de 3DS, nos habían prometido que recuperaría el espíritu de los grandes plataformas de Disney de la época de los 16 bits, y su título en inglés -Epic Mickey: Power of Illusion- era toda una declaración de intenciones, una especie de secuela espiritual de uno de los primeros juegos de Mega Drive, Castle of Illusion.
Una jugabilidad en dos dimensiones, bonitos sprites como antaño, y algunas ideas nuevas heredadas del Epic Mickey de Wii, como el pincel mágico, con el que podemos lanzar pintura y disolvente, y dibujar o borrar elementos en el escenario. En nuestras impresiones de hace unas semanas, tras haber jugado alrededor de una hora, os contamos que prometía, que nos había gustado lo que probamos. Pero ahora con el producto final en nuestras manos y habiéndolo terminado al 100%, tenemos que decidir que nos ha decepcionado bastante.
Primero porque como plataformas clásico en 2D creemos que no cumple del todo, al estar interrumpiéndose constantemente la acción con la mecánica de pintar y borrar en la pantalla táctil. Un trámite no demasiado largo ni tedioso, pero sí muy habitual, que frena cada dos por tres el ritmo de la acción, y se termina haciendo pesado. Y por otro lado las secciones de plataformas nos han sabido a poco, niveles pasilleros y muy estrechos, con varios caminos sí, pero muy angostos y llenos de enemigos, que no permiten saltar con libertad.
No hay secciones de plataformas elaboradas o complicadas, ni ingeniosas o sorprendentes, toda la dificultad reside en los numerosos enemigos repartidos por los escenarios, con los que tenemos que tener mucho cuidado, ya que unos pocos toques pueden acabar con la vida de Mickey. Además la curva de dificultad está muy mal ajustada, el primer mundo es un paseo, en el segundo solo en algunos momentos pasamos apuros, y en el tercero la dificultad se dispara de forma absurda, y no por situaciones o secciones de plataformas complicadas, sino por el aumento y la dureza de los enemigos.
El desarrollo está dividido en fases de dos o tres secciones cada una, que tenemos que atravesar de una punta a otra. Podemos saltar, realizar un ataque giratorio, como una especie de torbellino desde el suelo, y si cuando estamos saltando, volvemos a pulsar el botón, caemos golpeando con el trasero, dañando a los enemigos además de poder coger un valioso impulso. Si esta acción la apuramos hasta el último momento, el impulso será mucho mayor, y nos permitirá llegar a zonas de otra manera inaccesibles.
Lo original y diferente respecto a un plataformas de corte clásico lo pone el pincel mágico, con sus dos "municiones": pintura y disolvente. Podemos disparar con él, cambiando entre las dos acciones con el botón L, que dañan por igual a los enemigos, aunque nos proporcionan diferentes recompensas. No se puede usar el pincel sin control, ya que hay un medidor de disolvente y pintura, y tendremos que tener cuidado de no agotarlo, aunque al vencer a los enemigos a veces nos sueltan tickets –algo parecido al dinero-, corazones –que son puntos de vida- o pinceles que nos rellenan la barra de pintura y disolvente.
La acción se desarrolla en la pantalla superior, la 3D, y en la inferior, la táctil, se nos muestra un mapa del nivel que estamos recorriendo. A veces aparecen plataformas u otros elementos sombreados o en azul, indicándonos que podemos interactuar con ellos. Por ejemplo si sale la silueta de una plataforma, pinchamos sobre ella con el lápiz y accedemos a un pequeño minijuego donde debemos dibujar su silueta. Si lo hacemos correctamente, habremos creado una plataforma en ese punto del escenario, y así con todos los elementos.
Si nos topamos con un cañón que dispara, y en la pantalla de abajo su silueta está marcada en azul, con el disolvente podremos eliminarlo, resolviendo un pequeño minijuego en el que tenemos que borrar su silueta. Cualquiera de estos elementos interactuables se pueden borrar o dibujar a nuestro antojo, siempre y cuando tengamos pintura o disolvente suficientes. Cuando pintamos y dependiendo de lo bien que hagamos los trazos, se nos va valorando. Esto sirve para que después se llene más o menos el supermedidor, una barra que nos permite durante unos segundos movernos más rápido, saltar más alto y disparar más rápido, algo muy útil en determinadas circunstancias.
La mecánica de dibujar y borrar, aunque al principio es simpática y curiosa, se acaba haciendo muy repetitiva y pesada. Dibujaremos un montón de veces la misma silueta, y tendremos que tragarnos siempre la pequeña transición que coloca el objeto en el escenario, y que ralentiza más si cabe la acción. Se hace raro estar jugando a un plataformas 2D con el lápiz a mano, o incluso entre los propios dedos ya que tenemos que cogerlo todo el rato, y acabaremos deseando que hubiera sido un plataformas como los de siempre, en el que saltáramos, golpeáramos y poco más.
Luego en cambio hay unos elementos muy básicos de RPG que para nada son clásicos, pero que le sientan muy bien. El juego se estructura entorno a la Fortaleza, un cuartel general donde empiezan y terminan las misiones, y a donde van a parar los personajes que vas rescatando durante los niveles. Peter Pan, Goofy, Bestia, Mulán, el Pato Donald, la Cenicienta, Aladdín, Simba, Alicia, Blancanieves y un largo etcétera. Cada personaje se va ubicando en un cuarto, que podemos ir remodelando y mejorando subiendo de nivel, y cada uno nos realiza diversos encargos en forma de misiones secundarias. A veces se resuelvan de una manera tan fácil como hablar con otro personaje, o dibujando algo en concreto, y otras hay que volver a un nivel y encontrar un objeto dentro de un cofre.
Nos premian con mejoras de salud, de fuerza y con tickets, que son la moneda del juego y que podemos gastar en la tienda del Tío Gilito, comprando ampliaciones de salud, más daño en los ataques giratorios, mejoras del pincel, aumentar la probabilidad de que los enemigos suelten tesoros, etcétera. En encontrar a todos los personajes, completar las misiones secundarias y mejorar los cuartos, es donde reside la gracia de un juego que se puede completar al 100% en unas 5 o 6 horas, ya que solo cuenta con 11 fases, y no son demasiado largas. Y os aseguramos que no es uno de esos juegos que apetece pasarlo un par de veces, ya que el desarrollo es lento y por momentos tedioso, y no ofrece ningún aliciente para realizar una segunda vuelta.
Los gráficos son de los mejor del producto, unos bellos sprites con mucho colorido y buenas animaciones, y con diferentes capas de profundidad en los escenarios, lo que hace que se vea muy bien con el efecto 3D activado. Fases ambientadas en diversas películas de Disney como Aladdín, Peter Pan o la Sirenita, y que pese a ser pocas, se acaban haciendo monótonas en la reutilización de sus elementos, así como de los enemigos, que se repiten demasiado a lo largo de todo el juego. Pese a que como decimos se ve bonito, y recuerda bastante a los plataformas de la época de las consolas de 16 bits, tampoco estamos ante un portento, e incluso nos ha sorprendido en una fase encontrarnos con graves ralentizaciones.
La historia se narra con unas sencillas ilustraciones estáticas mediante textos en castellano, ya que no hay ninguna voz, y las melodías son bastante agradables, tanto las rescatadas de películas Disney como algún tema del primer Epic Mickey de Wii. Hay alguna canción en particular que no nos ha gustado nada, como la que suena cada vez que pintamos con el pincel, muy pesada, tanto la acción como la melodía.
Otra vez será Mickey
Entretenido mientras dura aunque bastante por debajo de lo que esperábamos, un intento fallido de homenajear a los grandes plataformas de principios de los 90, que se queda a medio camino de todo: no es un gran plataformas clásico, ni tampoco moderno. Además aunque podría haber sido al menos un producto recomendado para un público infantil, su desacertada curva de dificultad tampoco nos parece la más apropiada para un jugador muy joven.
Todos los meses salen mediante distribución digital plataformas en 2D más ingeniosos, divertidos y mejor ejecutados, a un precio mucho inferior, y con la misma o incluso superior duración, que además no desaprovechan una licencia tan jugosa como la de este producto. Teníamos ganas de volver a disfrutar de una aventura con Mickey Mouse en dos dimensiones después de tantos años, pero no ha cumplido con las expectativas, quedándose en un juego simplemente correcto.