Análisis de Crash City Mayhem eShop (Nintendo 3DS)

Crash City Mayhem pertenece a la saga Runabout, tal es así que en Japón apareció hace algún tiempo bajo el nombre de Runabout 3D. Es un juego desarrollado por Majesco Games y que podemos englobar claramente dentro de los arcades de conducción. En Crash City jugamos con una especie de "transporter" que debe hacer encargos para una mafia, ya sea robar coches, espiar o llevar objetos de un sitio a otro. Dicho así hasta suena bien. Un arcade de conducción donde realizar misiones variadas tiene buena pinta, pero todo se diluye en esa buena pinta, porque luego nos vamos a dar de bruces con un juego soso y poco elaborado.

Crash City nos propone una serie de misiones a realizar que componen el modo campaña o historia. Las misiones tienen cierto toque diferenciador entre ellas, aunque salvo una que es de espionaje el resto son más o menos de llegar rápidamente de un punto a otro del mapa.

Al principio hay unos pocos vehículos para elegir cuál llevar a la misión, empezamos por cuatro, pero poco a poco vamos desbloqueando algunos de lo más singular como un tanque. También desbloqueamos objetos para acoplar que van desde sirenas de policía hasta óxido nitroso o la posibilidad de disparar cohetes, modificaciones para el coche y un editor de color.

Los vehículos se controlan de forma decente en Crash City y la sensación de control, agarre y gravedad están bien diferencias unos de otros. No están tan lograda la sensación de velocidad aunque el efecto 3D ayuda mucho al control y a distinguir la distancia de los objetos. En la pantalla táctil podemos cambiar el tipo de vista y usar el objeto especial que tengamos equipado en el coche, autobús o lo que sea que llevemos, el resto de acciones las llevamos a cabo de forma tradicional. Contamos con dos vistas, una exterior y otra desde dentro del vehículo, nosotros preferimos la interior para poder controlar los derrapes.

Lo que sí chirría por todos lados son las colisiones entre los vehículos, le demos como le demos a otro vehículo siempre estallará en llamas y casi siempre saldrá despedido por los aires, tanto es así que podemos golpear con una scooter a un autobús y hacerlo salir disparado y envuelto en llamas. En realidad esto no deja de ser gracioso como casi todo en el juego que ni siquiera se toma en serio a sí mismo. Desde luego está todo hecho para que vayamos por los escenarios destruyendo todo a nuestro paso ya que cuanto más destruyamos más puntos nos dan por la misión. Nuestro vehículo también se va destruyendo pero es lo suficientemente duro como para aguantar de sobra muchos envites. Una cosa curiosa es que la policía como nos vea nos embestirá y nos disparará, pero son ellos los que saldrán volando con el coche en llamas como el resto de vehículos.

Aunque durante las misiones contamos con una flecha que nos guía hacia dónde ir, en todo momento la gracia del juego es conocerse el escenario para poder ir por atajos que a la larga serán imprescindibles para poder superar las misiones en los niveles más altos. Para los primeros niveles no nos hará falta tomar atajos pudiéndonos pasar que cuando no hagan falta hayamos aborrecido el juego y su cansina repetitividad. Más allá de las misiones sólo existe un modo libre alternativo a la misión que nos servirá para explorar los escenarios y encontrar los mencionados atajos.

El principal problema de Crash City es la propuesta jugable que ofrece al usuario. El modo historia cuenta con solamente 6 misiones y la única forma de alarga la vida del título que han encontrado los desarrolladores es obligarnos a repetir las misiones una y otra vez en un modo de dificultad cada vez más alto. Hay unos cinco niveles de dificultad y la diferencia entre unos y otros está en el tiempo que nos dan para cumplir los objetivos. Nosotros hemos completado el juego en bastante menos de 2 horas y lo único que nos queda por delante es repetir de nuevo (ya lo hemos hecho varias veces) las misiones para desbloquear más vehículos y objetos que acoplarles y más niveles de dificultad. El tiempo que nos ha durado nos ha entretenido, pero eso de tener tan pocas misiones y basar la duración repetir una y otra vez lo mismo no ha parecido algo chapucero y que desmerece totalmente cualquier virtud que pudiese tener el título. Para poder considerarse un producto recomendable al Crash City al menos le hacen falta el triple o cuádruple de misiones de las que ofrece.

Gráficamente Crash City es bastante pobre, nuestros vehículos se ven decentemente bien, pero el resto es un poco despropósito sobre todo los peatones que huyen de nosotros con unos gritos y unos andares que ni en los primeros juegos de PSX. Nos ha pasado en varias ocasiones que el coche se nos ha quedado trabado en una esquina y hemos tenido que salir de la misión porque era imposible seguir. Otras veces hemos chocado contra objetos que estaban a bastante distancia de nosotros.

Tanto nuestros vehículos como el resto que andan por la ciudad se destruyen y se muestran esa degradación de forma visual, no es que haya muchos estados de degradación pero al menos se han molestado en hacer algo. Los escenarios tienen elementos fácilmente reconocibles como la torre Eiffel o el Coliseo. Es un poco un batiburrillo de cosas distintas porque tan pronto pasamos delante del Coliseo como estamos pasando por los canales de Venecia o lo que parece el puente de San Francisco. Los elementos de los escenarios aparecen de golpe delante de nosotros y no es que haya muchos en pantalla ni tampoco que las texturas sean algo digno de mención, es decir que no hay carga poligonal que justifique el que las palmeras, grúas y coches se formen de la nada delante de nuestras narices.

Para Crash City se han elegido unos temas bastante cañeros con mucha guitarra eléctrica que a veces quedan bien y a veces no tanto. Por ejemplo en la misión de espionaje que vamos a 20 km/h no quedan demasiado bien esos temas tan guitarreros aunque por otro lado potencian ese aspecto de producto de serie B que tiene el todo el conjunto. Las únicas voces que escuchamos durante el juego son las de los peatones cuando los vamos atropellar, son en inglés y además bastante malas. Los sonidos de motores, derrapes disparos y colisiones también son cutrecillos en general, pero como decimos llega un momento en que piensas que si fuesen de otro modo rompería con la tónica general del juego.

Conclusión

Por si no ha quedado claro Crash City Mayhem es un producto menor, no en su control sino en su contenido y el problema es que su precio no es precisamente menor. Los 19,95 euros que cuesta estarán mejor invertidos en otro u otros juegos que hay en la eShop. A Crash City le faltan muchas cosas para ser un título recomendable, empezando por la cantidad de misiones disponibles y la cantidad de cosas por hacer. No puede ser que un juego de ese precio ofrezca tan poco.

Si tuviese otra propuesta seria distinto, aunque estuviese asentada bajo la misma base jugable, que sin ser nada del otro mundo tiene su gracia. Ir con un tanque por las líneas de metro es divertido, golpear con una scooter a un autobús y hacerlo volar es divertido, pero repetir siempre lo mismo no lo es. Es todo tan de serie B que resulta simpático hasta que esa repetición no compensa nada. Digamos de Crash City ofrece un 20% de lo que debería al usuario para considerarlo un producto recomendable. Se juega bien y esa hora y media que hemos echado para acabarlo nos ha divertido, el resto del tiempo que hemos seguido ya no lo ha hecho. Poco tiene que ofrecer al usuario este Crash City Mayhem y más por ese precio que tiene.