Es fácil pensar en Star Wars: The Acolyte como un producto más dentro del organigrama de publicaciones televisivas de la saga galáctica en Disney+, un contenido pensado para rellenar el catálogo de un servicio de streaming que se nutre en base a licencias. Pero a veces, las aventuras surgidas de Lucasfilm y ambientadas en esta galaxia lejana, muy lejana, pueden llegar a sorprender. La serie de Leslie Headland, creadora de la muy reivindicable Muñeca rusa, es uno de los mejores exponentes de lo que puede dar de sí Star Wars como contenedor de ficciones e historias interesantes, y desde la excelente Andor -la mejor serie de Star Wars jamás filmada-, no habíamos visto nada igual. En Vandal hemos visto los episodios por adelantado y os contamos qué nos ha parecido este espectáculo lleno de Jedi, Acólitos y misterio en una crítica sin spoilers de ningún tipo.
Jedi, Acólitos, Sith y aventuras en la era de la Alta República: Star Wars se atreve con thriller notable en Disney+ con guiños al Universo Expandido
Star Wars: The Acolyte es una serie que promete una narrativa galáctica inspirada en las artes marciales y las series de misterio y asesinatos, algo que se nota en su ADN visual y su forma de narrar, todo ello ambientándose en la época de la Alta República. Este escenario, hasta ahora inédito en la acción real de Disney+, había sido explorado principalmente en novelas y cómics recientes, pero nunca había dado el salto a la pequeña pantalla. Pese a que Lucasfilm prometió que simplemente era un esfuerzo editorial y que jamás saldría de las páginas de estos libros y tebeos, aquí estamos.
La Alta República es una era en el universo de Star Wars que se sitúa aproximadamente 200 años antes de los eventos de la saga cinematográfica de precuelas de George Lucas (la trilogía de los episodios I, II y III) y unos 800 años después de la caída de los Sith y el establecimiento de la República. Esta época es conocida por ser un periodo de gran prosperidad, paz y expansión para la República Galáctica y la Orden Jedi.
Podríamos decir que esta era está marcada por la exploración, el comercio y la diplomacia, algo inédito en acción real en las producciones de Lucasfilm, generalmente más ominosas y en enmarcadas en periodos o instantes más convulsos. Como se muestra en The Acolyte, la República se encuentra en su apogeo, con fronteras en expansión y una red de hiperespacio en constante crecimiento.
Durante esta era, los Jedi son los guardianes de la paz y la justicia en la galaxia, sus máximos representantes. Se les ve como héroes y protectores allá por donde viajan y tienen templos, encontrándose en su máximo esplendor, pero también atenazados por las habituales trabas burocráticas autoimpuestas. Sí, la Orden es una organización grande y respetada que opera desde el Templo Jedi en Coruscant, aunque también tienen puestos avanzados y templos en otros planetas, que reclutan nuevos aprendices de la Fuerza. Headland establece un contexto y un marco realmente interesante para el espectador desde el primer episodio, jugando con los tropos habituales del Salvaje Oeste y tirando del hilo de los clichés repetidos dentro de la saga de George Lucas: cantinas en lugares remotos, alienígenas extraños en cada mesa y rincón y duelos entre personajes misteriosos y opuestos entre el heterogéneo gentío.
The Acolyte acaba posicionándose 100 años antes de los sucesos vistos en La amenaza fantasma, el primer filme de la saga en orden cronológico que aterrizó de nuevo en salas cinematográficas para celebrar su 25 aniversario, aprovechando los cimientos ya citados y usados por Lucas, pero exprimiendo también recursos, elementos y detalles del Universo Expandido de Star Wars, prometiendo una experiencia fresca y emocionante para los fans de la saga. Y creednos, funciona. Todo arranca con un crimen extraño. Este suceso, que incomoda a la Orden Jedi, lleva a enfrentar a respetado Maestro Jedi Sol (Lee Jung-jae) contra una peligrosa guerrera de su pasado (Amandla Stenberg), poniéndolo contra las cuerdas. A medida que surgen más pistas, se verán viajando por un camino oscuro donde fuerzas siniestras revelan que no todo es lo que parece, desenterrándose un viejo secreto oculto durante décadas.
Acompañado de actores y actrices como Manny Jacinto, Dafne Keen, Charlie Barnett, Jodie Turner-Smith, Rebecca Henderson, Dean-Charles Chapman, Joonas Suotamo y Carrie-Anne Moss, The Acolyte transmite los habituales códigos visuales y narrativos de Star Wars en una presentación y una narrativa más similar a la de un thriller de fórmula, en la que los Jedi, valedores de la justicia, verán cómo se pone a prueba su valentía y su compromiso con la paz. Pese a que se encuentran en expansión y un periodo de tranquilidad, las sombras siguen existiendo y de ahí que las amenazas que acechan a la galaxia nunca cesen en su empeño de derrumbar lo que tanto trabajo ha costado construir.
Su enfoque en las artes marciales, la debilidad de Headland, encaja como un guante dentro de ese cajón de sastre que es Star Wars. Tenemos trucos, el estilo de las coreografías e incluso la estructura narrativa de grandes obras del género. Es inevitable pensar en Cinco Hermanos (1970) o en Fist of Fury (1972) con la que saltó Bruce Lee a la fama, pues The Acolyte repite con pasión algunas de las escenas claves de este género cinematográfico en lo que es una aproximación muy diferente hasta la fecha en una saga que, lo reconocemos, está quemada y ha vivido tiempos mejores. Al igual que ocurrió con Star Wars: Visions, cuando la saga galáctica se aleja del cajón de arena de siempre y se adentra en terrenos inexplorados, se demuestra la fortaleza de la propiedad intelectual de Lucasfilm y de la sólida base sobre la que se asienta la creación del director de American Graffiti (1973).
No está exenta de fallos -a veces las actuaciones dejan mucho que desear por parte de los secundarios, la estructura de los episodios y sus abruptos cortes son dignos de corto amateur- pero en líneas generales, es una serie notable. Tiene una interesante dualidad que afecta a la trama y los recursos visuales, dejando claro la autoría en la dirección y la intencionalidad de la ficción misma. Se intenta alejar a las dicotomías de siempre, pero sin olvidar al completo los orígenes pulp de la obra de George Lucas, y siendo, con mucho margen, más arriesgada, diferente y valiente que las repeticiones estilísticas y un tanto acomodaticias de Dave Filoni -aunque hay genuflexión a las Guerras Clon-. Explora con cabeza algunos rincones muy poco tratados en Star Wars, explorando ese entramado de referencias del olvidado Universo Expandido tras la compra de Disney pese a que la Casa del ratón ha estado intentando reinterpretar una y otra vez hasta la saciedad. Es decir, pese a lo que se diga, había buenas historias en aquellos cómics, juegos de rol, novelas y videojuegos.
The Mandalorian y Star Wars: El libro de Boba Fett han encontrado siempre oportunidades para presentar guiños al pasado Universo Expandido -y han dado muestra de ello-, así como la propia El ascenso de Skywalker copiaba sin descaro uno de los arcos argumentales post El retorno del Jedi más aplaudidos por propios y extraños con esa vuelta del Emperador Palpatine. A estas alturas de la película es muy complicado sorprender cuando se tienen los mismos juguetes y elementos de siempre. Pero The Acolyte es, además de una serie con buena factura, una auténtica pieza de orfebrería que une lo viejo y lo nuevo bajo el talento de una directora y creadora que sabe perfectamente lo que hace.