Las plataformas chinas de streaming, propiedad de iQIYI y Tencent, no llegarán a Taiwán el mes que viene. Según informan medios como Variety, el gobierno de Taiwán ha comunicado la revisión de una ley existente que prohibirá a sus socios locales brindarles servicios a la población del país asiático.
Un movimiento que desvela una profunda guerra fría entre los dos países
De esta forma, se prohibirá explícitamente a las empresas e individuos en Taiwán ofrecer sus servicios e instalaciones a operadores OTT procedentes de la China continental. Según ha comunicado el Ministerio de Asuntos Económicos de Taiwán en un anuncio oficial, en dos semanas se publicará la versión final del proyecto de ley, que entrará en vigor el próximo 3 de septiembre.
Conocedores de la implantación de este posible movimiento, IQIYI solicitó previamente establecer una subsidiaria en Taiwán en 2016, pero la medida fue rechazada la comisión de la competencia de la región, que busca cortar vínculos con la China continental y seguir disputándole la hegemonía comercial al partido comunista chino.
En cualquier caso, y en una estrategia inteligente de mercado, tanto IQIYI como WeTV de Tencent, lograron poner un pie en estado asiático mediante el uso de rutas indirectas e ilegales a través de proveedores de servicios locales, dijo el ministerio. Es decir, las empresas chinas buscaban distribuidores y terceros de compañías de Taiwán ajenas a la órbita china, utilizando incluso en el caso de una ellas una subsidiaria de Hong Kong para formar una sociedad con la agencia taiwanesa iOTT. Por su parte, Tencent cerró un trato con una de las empresas de pago por visión más importantes de Taiwán, Ren Feng Media Tech, también a través de su filial de Hong Kong, Image Future Investment.
Este tipo de prácticas alertaron al gobierno del estado independiente, pues vieron que se tomó una medida similar en abril cuando la emisora estatal china CCTV intentó presionar a las autoridades taiwanesas para la obtención de permisos similares. Aquellos que violen la prohibición serán multados con cientos de millones de dólares, y se les ordenará, de forma inmediata terminar los servicios brindados a los operadores del continente, informaron los medios de Taiwán.
China y Taiwán: un combate por la supremacía que divide al país más grande de Asia
Para entender este tipo de movimientos y tensiones, que se han acrecentado con la lucha contra el coronavirus, hay que mirar al pasado. Pese a que el conflicto entre China y Taiwán terminó oficialmente en 1950, tras más de dos décadas de encarnizados combates bélicos en una guerra civil que dividió al país en dos, el odio entre ambos entes sigue vigente. Ambos se ven a sí mismos como los herederos del gobierno legítimo de una especie de China unificada. Taiwán es un pequeño estado insular con una población que apenas llega a los 23 millones de habitantes, y durante décadas, ha podido resistir las pretensiones anexionistas del gigante asiático. Mantener su situación como figura independiente es vital para el gobierno, aunque las presiones del partido comunista de China son cada vez mayores.
De hecho, pese a que todavía reconocen su independencia, tras lo sucedido en Hong Kong, China, como máximo representante de la República Popular, podría obligar a Taiwán a volver a su órbita por la fuerza en el medio plazo. No es probable, pero es una posibilidad. ¿Por qué? Pese a los acercamientos entre las dos partes en los últimos años, con reuniones formales entre líderes -como líderes de partidos, no como presidentes-, las amenazantes maniobras militares de ambos entes están minando la débil y frágil relación existente. El conflicto entre Pekín y Taipéi va y viene, pero los actores internacionales, como la administración de Donald Trump, que aboga por reanudar conversaciones políticas y comerciales con Taiwán para minar a China y así hacerle daño en la guerra comercial que mantiene con el presidente Xi Jinping. Una situación compleja que parece haber llegado ahora a los proveedores de entretenimiento y telecomunicaciones.