La historia de los juegos de terror - Parte 3: Caída y ¿resurgir?

Cerramos nuestro repaso por el género del horror con su época más baja y su ¿prometedor futuro?
La historia de los juegos de terror - Parte 3: Caída y ¿resurgir?
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Segunda parte: La edad dorada.

Primera parte: Sentando las bases.

Tal y como prometimos, hoy cerramos nuestra serie de especiales por la historia de los juegos de terror, uno de los géneros que más han maltratado las grandes compañías durante la última generación de consolas. Ya lo decíamos en la primera entrega: todo es cíclico, y parece que los survival horror están preparándose para recuperar su esencia tras unos años con unas mecánicas un tanto diferente y únicamente rescatados por los desarrolladores independientes. La segunda entrega la cerramos con Condemned: Criminal Origins, y ahora empezamos con un título que cambió el rumbo del género.

Penumbra y la diferentes propuestas dentro del género

Mientras los títulos más comerciales intentaban exprimir el género "conocido", Frictional Games lanzaba un juego que marcaría un antes y un después. No por sus ventas –al menos, en un primer momento– o porque se llevase las notas más altas, sino por lo que significaría a posteriori. Penumbra: Overture era el primer juego de una trilogía –seguido por Penumbra: Black Plague y Penumbra: Requiem– que enfatizaba la exploración en primera persona y animaba a los jugadores a evitar el combate. Tres años después este estudio firmaba Amnesia: The Dark Descent, y su popularidad prácticamente imponía esta nueva aproximación al género.

Penumbra: Overture:

Penumbra: Black Plague:

Penumbra: Requiem:

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No ayudaba mucho al género juegos como Escape from Bug Island, un título para Wii lanzado en 2007 que nos proponía precisamente eso, escapar de una isla infestada de bichos. Un juego bastante tradicional, en tercera persona, aunque un tanto escaso de calidad.

En los albores de la nueva generación, el estudio español MercurySteam lo intentaba con un juego más orientado a la acción, aunque con su dosis de tensión y sustos. En Clive Barker’s Jericho controlábamos a un equipo de siete personajes, cada uno con su historia y habilidades, aunque lamentablemente su propuesta no terminó de cuajar.

Un título bastante particular era Michigan: Report from Hell, firmado por Akira Ueda y Suda51, en el que controlábamos a un cámara enviado a cubrir unos extraños eventos en Chicago –el título hace referencia al lago Michigan–, y que nos animaba a vivir una aventura en primera persona un tanto diferente.

En la línea de la primera persona y los disparos también nos ofrecía su propuesta Dementium: The Ward para Nintendo DS –y en 2010, Dementium II–, creado por los responsables de un título tan dispar como Mutant Mudds. Casi de manera paralela llegaba a PSP Silent Hill: Origins, descartando su enfoque original a lo Resident Evil 4 para ofrecernos una experiencia clásica de la saga. No fue el mejor título de Silent Hill, pero sin duda era una aventura más que recomendable.

Dementium: The Ward:

Silent Hill: Origins:

Hablando de diferentes propuestas, no podemos dejar pasar Nanashi no Game. Lanzado exclusivamente en Japón para Nintendo DS, nos cuenta la historia de un estudiante que sufre una maldición a través de un juego de rol bidimensional de 8 bits. El título alterna fases tridimensionales en primera persona con fases en el juego maldito, resultando en una idea, cuanto menos, original.

¿Los últimos grandes?

Como podemos ver, prácticamente había opciones para todos los gustos mientras que el género intentaba encontrar un nuevo camino. Probablemente Condemned 2: Bloodshot era más un juego de acción que de terror, y el miedo era un componente bastante menos importante que en su predecesor. De todos modos, era un juego de lo más recomendable, aunque la saga descartó un tercer episodio –al menos en su momento– porque "no vendió las copias suficientes".

Otros grandes de los 128 bits también intentaron llegar con relativo éxito a las, por aquel entonces, nuevas consolas. Quizás particularmente interesante fue el último esfuerzo que hizo Siren por sobrevivir, lanzándose como un juego digital y episódico para PlayStation 3 con Siren: Blood Curse.

También lo intentó Silent Hill con Silent Hill Homecoming, aunque lamentablemente el desarrollo del juego no fue como esperaban, y problemas que nunca trascendieron dejaron un título algo incompleto, que terminaba de manera abrupta, pero que aún mantenía algo de la saga.

Electronic Arts apostó por el que, hasta el momento, puede ser el último gran juego de terror lanzado por una gran compañía. Dead Space podría haber sido perfectamente un remake de Project Firestart, el primero juego de terror de la compañía norteamericana, y muy en la línea de Resident Evil 4 nos ofrecía un survival horror en el que la tensión era una constante durante todo el desarrollo.

En su línea, ajeno a los cambios que se producían en el género, también llegaba en 2008 a Wii Project Zero 4: Mask of the Lunar Eclipse, en el que la saga volvía ofrecer un juego de terror protagonizado por una joven que, cámara en mano, ha de defenderse de los fantasmas que la acechaban.

Para gustos los colores, dicen, pero no podemos evitar cerrar la lista con Resident Evil 5. A pesar de que el salto a la acción era más notable, es innegable que todavía no se había distanciado tanto del survival horror como lo acabó haciendo su sucesor, Resident Evil 6.

Las últimas ideas antes del cambio

Ya decíamos antes que Amnesia: The Dark Descent cambiaría el género de manera radical, pero antes vimos todavía algunas ideas, más o menos interesantes. En 2009 se lanzaba para PC Cryostasis: Sleep of Reason, un título que nos animaba a penetrar en la memoria de otro personaje para cambiar las acciones que habían hecho en el pasado, todo ello envuelto en un entorno ártico en el que necesitábamos fuentes de calor para sobrevivir.

Los juegos de disparos en primera persona también apostaban por ese componente de terror, algo que vimos en juegos como Dark Salvation para PC, que apostaba por la estética gótica y los puzles sin mucho éxito, o Metro 2033 para PC y Xbox 360, el una vez olvidado juego de THQ que daba mucha más importancia a la historia –después de todo, está basado en una novela– y la ambientación postapocalíptica. También llegaba a Wii y posteriormente a PlayStation 3 Dead Space: Extraction, un shooter sobre raíles que retomaba el ambiente espacial de la saga.

Dark Salvation:

Metro 2033:

Dead Space: Extraction:

Una idea un tanto particular fue la que nos ofrecía Ju-On: The Grudge para Wii, un juego que adaptaba la película conocida por estos lares como La Maldición, y que era más un juego de sustos que otra cosa. Básicamente, teníamos que evitar encontrarnos con Kayako, lo que no quita que tras su simpleza hubiese un juego muy tenso. De igual modo, Saw veía su adaptación jugable, donde la historia era la principal razón para jugarlo, ya que aun trasladando razonablemente bien el concepto de la película, sus mecánicas jugables no terminaban de funcionar.

Ju-On: The Grudge:

Saw:

Wii también recibía dos títulos bastante tradicionales en su propuesta que no podemos olvidar. Cursed Mountain nos llevaba hasta los años 80, cuando un montañero que intenta encontrar a su hermano desaparecido en el Himalaya se ve envuelto en una historia protagonizada por los espíritus de los monjes allí atrapados.

Punto y aparte se merece Silent Hill: Shattered Memories, un juego concebido como un título original dentro de la saga, pero que al final se acabó convirtiendo en un pseudoremake del Silent Hill original. Este título de Wii –lanzado también en PSP y PlayStation 2– ya introducía el componente de la huida de los enemigos en lugar de enfrentarnos a ellos, así como un interesante argumento que evolucionaba de diferentes maneras mientras jugábamos, con un sorprendente final y que además nos construía un perfil psicológico basado en nuestras decisiones tanto explícitas como ilícitas.

Cerramos este apartado con dos títulos similares en su concepción pero ejecutados de manera diferente. Con claras influencias de Twin Peaks, nos llegaban tanto Alan Wake como Deadly Premonition. Ambos nacieron como un juego de terror en mundo abierto, aunque aquél al final lo descartó en favor de un desarrollo guiado. Los valores de producción del juego de Remedy para las plataformas de Microsoft sobrepasaban ampliamente los del juego de Swery65, que técnicamente estaba más cerca de PlayStation 2 que de PlayStation 3.

Alan Wake nos contaba la historia de un escritor frustrado, que ve cómo un pueblo donde debería recuperar su inspiración se transforma en una cárcel donde su novela más oscura se convierte en realidad. Un componente importante de acción sucumbía a la fortísima historia que hacía gala de la maestría de Remedy y la narrativa. Deadly Premonition no terminaba de encajar todas sus piezas, y tras bastantes horas de desarrollo un tanto torpe, conseguía cerrar una historia bastante interesante a la que le fallaba el ritmo por su desarrollo abierto.

Alan Wake:

Deadly Premonition:

El ‘boom’ de Amnesia comienza a gestarse

Aunque como todos los cambios en la historia, nada es radical, pero Amensia: The Dark Descent, lanzado en 2010 para PC, fue sin duda un punto de inflexión. Manteniendo su perspectiva en primera persona, énfasis en la exploración y evitar los encuentros con los enemigos de Penumbra, el juego fue un lentísimo, pero grandísimo éxito, y sentó las bases de un nuevo tipo de survival horror que marcaría el futuro del género.

En 2011 llegaba Dead Space 2, una secuela que, a pesar de añadir un componente un poco más alto de acción mantenía muy bien las ahora convenciones de la saga, y ampliaba las situaciones y escenarios para darle mayor variedad a su desarrollo.

No todas las propuestas tuvieron tan buena acogida, y juegos como Rise of Nightmares pasaron bastante desapercibidos, en gran parte, por su apuesta por Kinect, que echó para atrás a muchos usuarios. No se podía negar, eso sí, que era una propuesta diferente.

Estamos ya en 2012, y como veis han pasado dos años con apenas tres juegos de alguna relevancia. El género toca probablemente su fondo en estos momentos, y apenas algunos juegos sirven como exponentes. Una propuesta bastante arriesgada fue Amy, un título descargable para PlayStation 3 y Xbox 360, que se lanzó muy, muy verde, y arruinaba todas sus buenas ideas con problemas técnicos y de control que ni siquiera un gran parche logró solventar, aunque sí mermar. Sin duda, una pena, ya que la idea tras el juego era de lo más prometedora.

Tan prometedora como Resident Evil Revelations, con el que la saga de Capcom parecía volver un poco a la esencia de Resident Evil 4. Con su exclusividad original para Nintendo 3DS –luego llegó al resto de plataformas actuales–, los jugadores de la portátil tenían en sus manos una aventura de lo más interesante, con el equilibrio justo de terror y acción.

Silent Hill hacía lo propio con Silent Hill Downpour, un juego correcto de la saga, que daba más libertad al jugador, y que a causa de esto dejaba perdidas algunas misiones secundarias que superaban ampliamente las de la aventura principal. Un ritmo quizás un tanto desigual, y criaturas muy, muy poco inspiradas, rompían el ambiente en un título recomendable para los aficionados de la saga.

Slender: The Eight Pages: Se asienta el ‘boom’ de Amnesia

Es innegable que los juegos de terror volvieron a convertirse en algo mediático gracias a Slender: The Eight Pages, pero nos parecería injusto atribuir el mérito jugable a éste cuando, realmente, su concepto se genera gracias a una gran simplificación de las mecánicas de Amnesia: The Dark Descent. A pesar de funcionar muy bien, crear tensión y asustar como pocos juegos habían conseguido en los últimos años –dentro de sus limitaciones, claro–, Slender: The Eight Pages era más un concepto que un juego, pero el boca a boca, la gente que disfruta fingiendo que se asusta y subiéndolo a YouTube y la decadencia del género lo convirtieron en un candidato fácil para convertirse en un fenómeno mediático.

Gracias a Amnesia: The Dark Descent y a Slender: The Eight Pages, los desarrolladores independientes se convirtieron en la esperanza del género, y comenzaron a darle vida con multitud de propuestas de lo más variado. Como no nos gusta repetirnos, os animamos a ver el especial que ya le dedicamos al "Renacer indie del terror", en el que hacemos un –esperamos– completo repaso por todo lo que el género dio de sí sin editoras detrás.

No podemos hacer una lista de juegos de terror sin mentar Resident Evil 6, aunque más por la saga a la que pertenece que por el género. Si alguien empezó a jugar con Leon, estaremos de acuerdo en que por unos instantes se tiene fe en que quizás sí que queda algo de survival horror, pero no tardaremos en darnos cuenta de que Capcom se ha ido más por la senda de Call of Duty que por la de la marca que lleva en la caja.

El género volvía a ganar importancia, y las compañías volvían a ver potencial en el terror. Tanto es así que en 2012, Ubisoft lanzaba un proyecto totalmente reconvertido a modo de juego de terror exclusivo para Wii U. ZombiU, una actualizadísma nueva entrega de su ahora saga Zombi se perfiló como un gran juego de terror, criticado por muchos, pero que en el fondo sabía recuperar la esencia del género, aun pasándolo a una perspectiva en primera persona.

Ya en 2013, Electronic Arts hacía lo propio con Dead Space 3. La inclusión del cooperativo y, una vez más, la apuesta por dar mayor protagonismo a la acción dejó un sabor agridulce a muchos, y no convenció ni a los que buscaban terror ni a los que buscaban disparos, vendiendo por debajo de lo esperado y dejando la saga sin un futuro definido.

Mientras, los indies seguían explotando la mecánica, con juegos bastante buenos, como Outlast, y otros que se desviaban del terror para dar énfasis a la narrativa, como fue el caso de Amnesia: A Machine for Pigs, que satisfizo y decepcionó casi a partes iguales.

Outlast:

Amnesia: A Machine for Pigs:

Aunque desde luego no puede clasificarse como juego de terror puro y duro, The Last of Us nos ofrecían algunas secuencias que habrían encajado de manera sobresaliente en cualquier otro exponente del género. Los valientes que jugaron sin usar la "escucha" para ubicar a los enemigos, sabrán la tensión que los enemigos generaban en las zonas oscuras. De todos modos, como uno de los mejores juegos de la generación que ahora acaba, nunca está de más recordarlo.

Salvando Metro: Last Light, que de nuevo vuelve a mezclar la acción y el terror –aunque quizás, otra vez, con más énfasis en aquélla que en ésta–, pocos representantes tiene el género que consigan un mínimo impacto social en 2013. Daylight, otro indie basado en la mecánica Slender/Amnesia –que no recogemos todos en la lista, pero hay bastantes– dejaba claro que la gente estaba cansada de huir y buscar papeles para avanzar, y que la fórmula de turno había sido, una vez más, exprimida hasta dejarla seca.

Metro: Last Light:

Daylight:

El futuro: ¿vuelta a los orígenes?

Con la fórmula original y la "nueva" fórmula agotadas, ¿qué nos espera en el futuro? Pues probablemente, recuperar la que menos se ha exprimido en los últimos años. Hay proyectos, como Until Dawn, que podrían prepararse para dar el salto a Oculus Rift, que sin duda podría revolucionar el género cuando se comercialicen los primeros cascos de realidad virtual. Otros, como The Evil Within, de la mano de Shinji Mikami –creador de Resident Evil o Dino Crisis–, quieren recuperar la fórmula clásica, y los creadores de las sagas Penumbra y Amnesia, Frictional Games, trabajan en un misterioso proyecto llamado Soma. ¿Conseguirán volver a revolucionar el género?

Until Dawn:

The Evil Within:

Soma:

Por el momento, todavía hay muchas preguntas en el aire. Con el terror de nuevo en expansión, hay sagas veteranas como Resident Evil, Silent Hill o Siren que podrían estar preparándose para retornar con más fuerza que nunca. Quién sabe si, con este E3 que tenemos a la vuelta de la esquina podremos salir de dudas al respecto. Personalmente, nosotros estamos encantados de que los survival horror vuelvan a ser un género en el que depositar esperanzas, pero todavía queda lo más importante: ver si esas esperanzas se cumplen.

Juan Rubio
Colaborador
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