Las adaptaciones de videojuegos han dejado de ser una rara avis dentro del audiovisual. Tanto en formato cinematográfico como en televisivo estamos teniendo más productos relacionados con juegos que nunca: Uncharted, Sonic, The Cuphead Show, Monster Hunter, Resident Evil (en película y serie), Cyberpunk: Edgerunners, Tekken: Linaje y muchos más que nos dejamos en el tintero. A cada estreno de este tipo que se produce, sea en plataformas streaming o salas de cine, siempre surge la misma pregunta: ¿Es fiel al videojuego original? Pocas veces, por no decir nunca, pueden llegar a serlo, puesto que los formatos son diferentes y por tanto las experiencias se sienten de manera distinta. Se puede estirar de los hilos narrativos, pero sin la jugabilidad no es lo mismo y podemos caer en el error de ver un compendio de cinemáticas sin ningún tipo de enganche. La serie de Halo pasó de largo en nuestro país en su momento de estreno debido a que se estrenó directamente en Paramount+. El pasado 24 de noviembre salió en formato físico y nosotros ya hemos podido ver los nueve episodios que componen la primera temporada. ¿Cómo ha salido esta historia televisiva del Jefe Maestro? Después del caos que hubo para poder hacer una producción de este calibre, podríamos decir que bastante bien.
La acción y puesta en escena de la serie de Halo no podrían ser mejores
La serie de Halo parte de unas bases sencillas para que cualquier espectador pueda sumarse a la ficción. No hace falta haber consumido antes ningún juego de la saga para poder entender lo que ocurre e identificar los roles de cada personaje.
De hecho, Kyle Killen y Steven Kane, guionistas de la serie, han sintetizado al máximo el lore que rodea la obra de Joseph Staten y 343 Industries para que en nueve horas puedan comprenderse todos los conceptos básicos, desarrollar a los personajes y crear un nuevo hilo conductor que pueda extenderse durante varias temporadas (ya hay una segunda en marcha). Tened en cuenta que se trata de una historia libre, por lo que no es una adaptación per sé más allá de que se basa en el universo construido a lo largo de la saga.
Bajo la dirección de seis cineastas (a los mencionados Killen y Kane se suman Otto Bathurst, Jonathan Liebesman, Roel Reiné, Jessica Lowrey) la serie de Paramount brilla sobre todo en sus secuencias de acción, cuando la compañía saca a relucir el amplio presupuesto que ha recibido el proyecto para convertir las set pieces en fragmentos que podrían verse perfectamente dentro de Halo Infinite. Los efectos especiales están a la altura de cualquier producto de Star Wars y rara vez veréis los arsenales, armaduras y criaturas de Halo tan bien representadas. Cada pequeño detalle nos dibuja una sonrisa y no nos cansamos por mucho que veamos a los Spartan destrozar al Covenant. Parece hasta un cortometraje fan por la cantidad de armas, armaduras, uniformes y detalles que se sacan a la puesta en escena.
Poco a reprochar en ese sentido, que aunque pueda parecer poca cosa, en realidad es bastante teniendo en cuenta las aberraciones que han llegado a lanzarse en la gran pantalla, como las Resident Evil de Paul W.S. Anderson y la reciente Monster Hunter, obra que no hay por dónde cogerla se mire desde el ámbito que se mire. Los tiroteos y las coreografías de combate son muy intensos en la ficción de 343 Industries y hasta se nos traslada a primera persona, en varias ocasiones, para que estemos algo más cerca de la experiencia del videojuego, algo que intentaba replicar la Doom de Dwayne Johnson y Karl Urban allá en 2005, solo que aquí sí funciona bien.
La historia no es perfecta y se divide en dos bloques, pero consigue salir del paso
El problema de la serie de Halo viene con la consistencia de su libreto, que a pesar de no estar mal escrita no tiene la fuerza suficiente como para estirarse durante casi diez episodios. Que el Jefe Maestro, interpretado aquí por Pablo Schreiber, se retire el casco por primera vez y pase a tener presencia sin su armadura de Spartan es lo de menos (de hecho es bueno, luego entraremos en ello). De hecho, esto es algo casi imprescindible para que el espectador establezca lazos emotivos con el personaje. Es un ejercicio similar al que vimos con la The Mandalorian de Disney, donde el personaje de Pedro Pascal se quita su casco rompiendo así con las leyes de su pueblo para proteger al pequeño Grogu. La serie de Halo tiene un arranque parecido a esa obra de éxito de Star Wars y por momentos parece que va a convertirse en otra ficción donde un hombre adulto debe hacerse cargo de un pequeño huérfano desprotegido. Por suerte, la trama principal se deriva hacia ese conflicto eterno contra el Covenant y la rama protagonizada por esa persona solitaria en el mundo tras el fallecimiento de sus progenitores, se queda entre el personaje de Kwan (Yerin Ha) y Soren (Bokeem Woodbine).
Con esas dos líneas narrativas, la ficción televisiva de Halo se las apaña, pero tampoco llega a despegar con ninguna de las dos. El guion parte de una serie de conceptos repetitivos en este tipo de ficciones: la creación de soldados de élite a partir de niños, la obsesión por la búsqueda del conocimiento, el intento de dar forma a una IA capaz de superar a cualquier ser humano (ahí entra nuestra querida Cortana), etc. Esos conceptos de superponen al concepto del Halo para que la obra sea un tanto más simplona y responda a una serie de referencias más sencillas de seguir, solo que en vez de hacerlo mediante otros personajes aleatorios, se hace con el Jefe Maestro y compañía. Lo cual no es malo, desde luego, pero si se tiene experiencia en el género de la ciencia ficción la serie pierde un poco de gracia al ver que coge de aquí y de allá para establecer sus cimientos, y se hace un tanto repetitivo.
Se nota bastante que donde han hecho más hincapié son en los apartados visuales de la serie, puesto que la fotografía a cargo de Karl Walter, Eric Kress y Ed Wild tiene muy pocos defectos a destacar, por no decir que no hemos encontrado ninguno. La sucesión de planos se convierten en un libro de arte en el que perderse es extremadamente sencillo. La puesta en escena que tiene Halo y la presencia de los Spartan y el Covenant hacen que las secuencias tengan pco a envidiar a otras superproducciones. Ahora bien, a pesar de que nos encante visualmente, no podemos dejar pasar que ese guion haga ciertas aguas y que tenga en su haber diálogos inconexos que no terminan de dar coherencia a la historia.
Nuestras conclusiones
En líneas generales, la serie de Halo no es un mal producto, pero tampoco es muy bueno. Quitarle el casco al Jefe Maestro y centrarse en la interacción que tiene con el resto de personajes ha sido un acierto, porque permite acercarse más al personaje y verlo desde otra perspectiva, así como, del mismo modo, estudiar ese bloque militar Spartan desde un ángulo más negativo haciéndonos ver que ser un supersoldado no es tan divertido como nos han hecho creer siempre. Aquí no portamos un rifle de batalla o una espada de energía, aquí somos espectadores y por tanto necesitamos algo más que el control de un personaje para hacernos sentir algo por él. No es la mejor adaptación de un videojuego, de eso podéis estar seguros, pero aun así es un producto recomendable que viene bien para complementar los juegos y conocer otra cara de la historia. Más de corte cinematográfico con demasiados conceptos vistos, como os decíamos, pero aun así merece la pena.