Qué miedo dio, literalmente, escuchar que Resident Evil volvía con una nueva película a la gran pantalla. Miedo porque no es que Paul W.S. Anderson diera en el clavo precisamente al crear una saga con el nombre de los videojuegos de Capcom con su mujer, Milla Jovovich, a la cabeza de un espectáculo de pura acción noventera sin respetar en absolutamente nada la esencia de la obra a partir de la cual estaba pariendo su proyecto audiovisual. La saga, vamos a decir clásica, de Resident Evil no ha sido ni de lejos lo que los fans de los videojuegos merecían. Aprovechando parte del tirón del género de terror que Resident Evil posee, Anderson creó un híbrido de lo más peculiar que giraba más en torno a las explosiones, los disparos y los giros de guión macabros, que del propio horror y la crudeza que supone la trama de ese Biohazard.
Por suerte, Johannes Roberts ha recogido el testigo de Anderson de forma muy diferente. Roberts es un experto en el cine de género y lo ha demostrado a lo largo de los años, brindando largometrajes como 'A 47 Metros' o 'Los Extraños: Cacería nocturna'. Sabe moverse por diversos subgéneros y en cada uno consigue dejar parte de su sello, dejando espacio para los jumpscares y ahondando, en la medida de lo posible, en los arcos de cada personaje que introduce dentro del reparto principal para que el golpe de efecto luego sea mayor sobre el espectador. Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City no podía haber salido mejor dentro de lo que hay, porque hay que dejar claro antes de nada que es extremadamente complicado, por no decir imposible directamente, pasar un videojuego a formato cinematográfico.
Aunque sendos caminos formen parte del audiovisual, uno busca una experiencia que conecte mucho más con sus usuarios (haciendo que este sea participe de la historia obligándole a explorar, tomar decisiones, hacer avanzar la trama o hasta hacer que estos deban construir sus propios personajes) y, el otro, pretende simplemente mostrar un espectáculo guiado y marcado, hasta con unas sensaciones a transmitir fijadas a fuego, a un público determinado. Ahora bien, lo que sí se puede hacer sin problemas es extraer ese ADN que compone el videojuego para moldearlo un poco y construir un producto para el celuloide (tenéis como último ejemplo a Arcane, la serie de League of Legends que lo ha petado en Netflix). Tampoco sin llegar a los extremos de Paul W.S. Anderson, que solo hizo caso de determinados monstruos, unos pocos personajes y a partir de ahí él hizo su propia historia independiente sin tener lazos son las bases.
Bienvenidos, por fin, a una película de Resident Evil
El firmante de A 47 Metros 2 extrae los momentos más destacados de los tres primeros videojuegos de Resident Evil y los mete en una coctelera para ofrecer como resultado un producto de puro terror. Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City tiene elementos de acción muy ligeros y suaves que apenas están presentes en pantalla, mientras que el horror es lo que predomina constantemente en cada una de las secuencias que el guionista firma. Cierto es que el film da algunos pasos de gigante en los arcos de los personajes y elimina mucha paja que podría hacer que el espectador se perdiera, centrándose así solamente en lo principal, en lo más destacado y potenciando la puesta en escena hasta puntos que parece que vayamos a coger nosotros el mando para ponernos a jugar.
Este nuevo reboot es justamente lo que necesitaba Resident Evil, porque se prescinde de toda la espectacularidad a lo Michael Bay que destilaban las entregas anteriores y se va a buscar lo básico, la serie B, la pura cara del mal. No hacen falta ejércitos de zombis, monstruos horribles a cascoporro (ojo, que alguno hay) ni balas a diestro siniestro. Roberts tiene claro que donde triunfa Resident Evil, precisamente, es en los entornos cerrados y en la escasez de recursos. El director ha realizado un ejercicio excelente al buscar la representación del survival horror a través de un conjunto de pequeños instantes y pequeñas situaciones que conducen a una vía mucho más grande hasta llegar al clímax. En Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City, veremos cómo el terrible virus de Umbrella afecta a la población y cómo la misma zona urbana va transformándose poco a poco en una verdadera pesadilla.
Aunque la Resident Evil de Johannes Roberts nos dé la bienvenida a la ciudad de Raccoon, el proyecto se siente como algo minimalista que enfoca solo a las partes más importantes y las que de verdad van a tener un impacto sobre el espectador. Y es que la película no deja de ser un puzle con lo mejor de diversos juegos de la casa de Monster Hunter para funcionar, tanto como producto fan service, como fuente de referencias y easter eggs para los más veteranos.
Un reparto equilibrado, aunque con algunos desajustes
Representar a personajes que ya tienen cara y ojos en formato audiovisual con un lavado de cara, digamos, al live-action, es siempre un problema. Resident Evil: Raccoon City no fue excepción de ello y empezaron a surgir diversas quejas entre la comunidad de fanáticos por los actores que iban a interpretar a Chris y Claire Redfield, Albert Wesker o Leon S. Kennedy en el largometraje de Roberts. Pero os encantará saber que grosso modo el reparto ha cumplido con creces y se ha adecuado de maravilla a lo que pedía cada personaje. A excepción de uno: Avan Jogia, quien da vida al ya mencionado Leon.
Roberts desaprovecha el personaje por simplemente ser el novato de la operación, dejándolo como un simple peón que va en arrastra del resto de los protagonistas, sin tener prácticamente ningún rasgo que vimos en los videojuegos. El Leon que vemos aquí, a pesar de estar encerrado también en una comisaría, dista mucho de ser el mismo que vimos en Resident Evil 2 Remake, por ejemplo. Empero, y por suerte, solo él se queda colgado y el resto se adecua sin problemas a las características que ya conocíamos.
Sí, Bienvenidos a Raccoon City es una película de terror pura
Se acabaron las medias tintas y los momentos de acción innecesarios. Como decíamos antes, Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City es un producto para los amantes del terror y del género, plagado de referencias y secuencias calcadas de los videojuegos pero, a su vez, con mucha inspiración en el horror cinematográfico. Roberts acierta de pleno al no seguir a rajatabla la estructura que James Wan estableció con el terror mainstream con su Indisious y su primera entrega de Expendiente Warren. Roberts mantiene el plano en constantes ocasiones para generar tensión, sin jugar con el golpe de sonido hasta el último segundo y hasta, en ocasiones, engañando al espectador. Es un terror de fórmula sencilla, pero de lo más efectiva.
Bienvenidos a Raccoon City posee de una cinematografía para quitarse el sombrero. Los juegos de luces con linternas dan un show espectacular y ofrecen una escena en la Mansión Spencer que desde luego hará las delicias de los fans. Roberts lo echa aquí todo a una carta y apuesta claramente por darle una vuelta de tuerca a lo presentado hasta la fecha en lo que respecta a películas de Resident Evil para sacar a paseo otras cartas. Otras que, desde luego, le vienen como un guante.
Conclusiones
Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City es justo lo que los fanáticos pedían a gritos y, de forma independiente, un buen producto de terror que hubiera sido un verdadero espectáculo en alguna sesión del festival de Sitges. Cierto es que tiene un tercer acto un tanto precipitado que cuesta cerrar, en comparación a cómo se gesta la introducción a la ciudad y el estallido de determinadas partes de acción. Pero el resultado global es el de una serie B satisfactoria que se sitúa a la cabeza de cualquiera de las películas de Paul W.S. Anderson.