La primera entrega de Sonic, lanzada allá en 2020 después de un ligero retraso anunciado por Paramount para poder retocar al querido erizo azul de Sega según las exigencias del público que ya conocía al personaje, fue una grata sorpresa para el mainstream. A diferencia de otros productos cinematográficos que funcionan como adaptaciones de videojuegos, la película de Sonic no intentaba recrear lo visto en los títulos originales (sería una tarea bastante complicada, por otro lado). Paramount cogió los elementos que caracterizaban al erizo, a su universo, e ideó una historia para todos los públicos que se adecuara a los requisitos del blockbuster contemporáneo, plagado de referencias a otros largometrajes míticos de la cultura popular (como Star Wars) para intentar encontrar un hueco para Sonic dentro de las corrientes actuales, que navegan entre el cine de acción desenfrenado y el género de superhéroes.
Harder, Better, Faster, Stronger
En el lenguaje audiovisual actual, una secuela es sinónimo de desmesurado, desmedido, gigantesco o monumental. Las segundas partes de las franquicias de renombre deben ser obras mucho más grandes que las historias originales a las que suceden, y es que el espectador que podemos encontrar en salas en estos momentos no se sorprende con poca cosa y las películas cada vez tienen que ser más descomunales para servir como reclamo y gancho. Sonic 2, la película, es justamente eso: una extensión de la primera parte que aumenta su elenco de personajes fantásticos, hace que la acción alcance un nuevo nivel y hasta convierte al villano (Jim Carrey) en una locomotora mucho más destructiva de lo que vimos en 2020. Jeff Fowler, el director detrás de ambos largometrajes, sabe perfectamente lo que hace con Sonic y desde el minuto uno del film se percibe la figura del erizo como parte del elenco de superestrellas que conforman el cine palomitero.
La primera entrega se sentía como una simple adaptación que no tenía por qué ir más allá, como ha ocurrido en muchas ocasiones en el pasado con otros videojuegos que han dado el salto a la gran pantalla. Sin embargo, con Sonic 2, la película no se siente lo mismo. Con un guion sencillo y unas secuencias de acción trepidantes que no dejan ni un respiro para los más pequeños, Fowler y Paramount han asentado ya las bases de una nueva saga cinematográfica que desde luego tiene muchísimo futuro por delante si los ingredientes de la secuela se mantienen frescos. Hasta introduce ya el mismo ADN propio del cine de superhéroes para que sus fórmulas se conecten con las vistas en otras películas de éxito firmadas por Marvel Studios, por ejemplo.
De este modo, tenemos una Sonic 2, la película con un ritmo muy acelerado que además pisa fuerte. Los conceptos universales del juego de Sega ya se introdujeron en la primera parte y bastante por encima. Igual que la The Batman de Matt Reeves, este film no pierde tiempo en pararse a ahondar en el pasado de los personajes, la mitología o lore de los místicos objetos que se muestran, etc. El espectador ya sabe quién es Sonic y, sin jugar a los videojuegos, puede hacerse una idea de dónde salen Tails y Knuckles sin demasiadas explicaciones. Fowler mete a los dos personajes de lleno en escena y se cohesionan con el erizo azul de maravilla y sin ningún tipo de problema. Todo orquestado por un Jim Carrey que ejerce de hilo conductor aunque no lo parezca. Da gusto ver al protagonista de Mentiroso compulsivo en tan buena forma, con el humor tan físico que le caracterizaba en los noventa y con el absurdo por bandera, rematando con unos gestos faciales que pocos actores podrían replicar.
Sencilla, divertida y para toda la familia
Sonic 2, la película es además un divertimento pensado para toda la familia. No penséis que al ser un producto sacado de los videojuegos es exclusivamente para aquellos que han tocado el material original (o que ya lo conocían al detalle de antemano). Fowler, como decíamos, ha logrado estirar bien la primera entrega para empezar a asentar las bases de una saga en el celuloide y la secuela tiene su propia personalidad, ligada a referencias a otros films y personajes destacados (como The Rock o Vin Diesel) y posee un encanto que hace que sea perfecta para ver con los más pequeños de la casa, siempre sin perder esos golpes de humor que hacen que los adultos también puedan soltar alguna que otra carcajada. Empero, y aquí viene la primera gran pega de Sonic 2, a veces esos momentos familiares que se cuelan con colador en la narrativa pesan demasiado y hacen que ese ritmo dinámico y frenético decaiga estrepitosamente.
Se entiende lo que se busca y el mensaje, con Sonic formando su nuevo grupo de colegas para futuras entregas o spin-off (porque la máquina de hacer dinero nunca se sabe por dónde va a salir), pero a veces se pierde el norte y se agradece que Jim Carrey entre con sus cañones y sus bailoteos para que el film vuelve a retomar ese tono divertido que hace que resulte tan adictivo.
Los efectos visuales, por su parte, están excelentemente logrados y pocas pegas se le pueden poner en ese sentido. Los destellos rojos de la nueva incorporación, Knuckles, combinan con los azules de Sonic para ofrecer un show de luces y electricidad que funciona bien con el live-action, cosa que a veces cuesta porque no es sencillo fusionar lo digital con los actores reales, y menos en grandes escenas de acción donde hay tantos elementos en movimiento. No obstante, Fowler y su equipo lo han solucionado con solvencia y para nada hace daño a la vista.
Te dejará con buen sabor de boca
En líneas generales, Sonic 2, la película tiene mucha esencia de los videojuegos en sus escenarios, con guiños y easter eggs que encantarán a los fans, pero no es un festival de referencias a los mismos como lo fue Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City o Uncharted. La secuela de Sonic ya tiene su propio universo cinematográfico y ahora solo hay que ir construyendo su historia independiente, con más personajes, más ubicaciones y mundos y más mitología. Una obra sencilla, directa, sin buscar rizar el rizo y con el único propósito de entretener al gran público, con un erizo azul muy ligado a nuestra actualidad en lo que a humor se refiere (y Jim Carrey sigue siendo lo más si lo que queremos es ver al actor volver a su mejor etapa interpretativa).
¿Qué se le puede rascar entonces a Sonic 2? Esas caídas de ritmo que tiene en ocasiones con el tono familiar y lo poco que pintan ya prácticamente todos los actores "reales" que en la primera entrega sirvieron como enlace para presentar a Sonic y establecerlo en la Tierra. Puede que su gran pecado sea que es un tanto olvidable, porque más allá de entretener, como decíamos, no aporta demasiado y sus bases son las que hemos visto ya en mil y un films mainstream actuales que responden al cine-algoritmo (tal y como dice el crítico Alejandro G. Calvo). Pero es una aventura que entra bien y hace pasar un buen rato.