Terminator, la exitosa saga ciencia ficción de James Cameron -un Cameron volcado con Avatar-, nunca termina de desaparecer pese a sus tropiezos y fracasos en la taquilla. Aunque no esté Arnold Schwarzenegger como el célebre T-800, el espíritu de la saga sigue más vivo que nunca.
La prueba es Terminator Zero, la nueva serie de anime que amplía el universo creado por el citado Cameron y que, lejos de limitarse a repetir fórmulas, se atreve a lanzar una pregunta incómoda: ¿y si el origen de Skynet no estuviera en el presente, sino en el futuro?
La última entrega de Terminator revela que la guerra entre la resistencia y Skynet siempre estuvo atrapada en un bucle temporal
Esa es la idea que explora también la reciente línea argumental de los cómics publicados por Dynamite Entertainment. En The Terminator, un escuadrón de élite de la resistencia, comandado bajo órdenes de John Connor, viaja al pasado con la misión de eliminar a Skynet antes incluso de que despierte como una inteligencia artificial genocida. Un movimiento desesperado para cambiar el curso de la historia y sofocar la amenaza antes de que tome forma.
Pero como siempre, la inteligencia artificial va un paso por delante. Antes de que los humanos puedan ejecutar su plan, Skynet envía a su propio mensajero de muerte: un Terminator que no muestra piedad ni vacilación. En medio del caos, uno de los miembros de la resistencia revela que el objetivo de la misión era, literalmente, “asfixiar al bebé en la cuna”. Una metáfora clara… que el Terminator toma de forma escalofriantemente literal: “Estrategia novedosa. Anotada”, responde la máquina. Y con esa frase, queda sembrada la semilla del futuro.
Este giro narrativo, tan retorcido como brillante, redefine el conflicto central de la saga: la decisión de Skynet de acabar con Sarah Connor y evitar el nacimiento de John no fue el origen del conflicto, sino su consecuencia. Un bucle cerrado en sí mismo, en el que los intentos por evitar el futuro acaban provocándolo. Una paradoja perfecta, digna del universo Terminator.
Este tipo de giros no son nuevos para quienes han seguido la saga en sus distintas ramificaciones: desde las películas originales hasta las más recientes (Terminator: Salvation, Génesis, Destino Oscuro), pasando por la serie de culto Las crónicas de Sarah Connor o los videojuegos y cómics que han expandido su mitología. Siempre hay un eje común: la inevitabilidad.
La mano de James Cameron sigue presente en esa idea: da igual cuánto luche la resistencia, cuántos sacrificios se hagan o cuántos viajes temporales se ejecuten. Skynet siempre encuentra una manera de existir. La tecnología es parte de nuestro destino, y el destino, en Terminator, nunca puede esquivarse del todo. La humanidad está condenada a repetir sus errores, y Skynet aprende en cada iteración. Así se construye el verdadero bucle de Terminator: una guerra eterna entre humanos y máquinas que se alimenta de sí misma.















