Por primera vez en la historia, un eclipse solar no ha sido obra de la naturaleza, sino del ser humano. Y no ha sido ni la NASA ni SpaceX quienes han logrado esta hazaña, sino dos satélites europeos diseñados y construidos en gran parte en España.
La misión Proba-3, lanzada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y liderada por equipos de España y Bélgica, ha creado el primer eclipse artificial en órbita para observar, con una precisión sin precedentes, la corona solar, región clave para entender el origen de las tormentas solares.
Ha sido gracias a dos satélites españoles
Este logro sin parangón ha sido posible gracias a una coreografía espacial perfecta entre dos pequeños satélites: Occulter y Coronograph, separados por apenas 150 metros y alineados con una precisión de 1 milímetro. Desde una órbita situada a 60.000 kilómetros de la Tierra, el primero actúa como un “tapón” que oculta el disco solar, mientras que el segundo observa su corona con el instrumento ASPIICS, capaz de captar distintas longitudes de onda. A diferencia de los eclipses naturales, que apenas duran unos minutos, este sistema permite provocar eclipses de hasta seis horas cada 19,6 horas.
España ha jugado un papel protagonista en la misión. La empresa Sener Aeroespacial es la contratista principal, y junto a otras como GMV, Crisa, Airbus DS España, Thales Alenia Space España y Deimos, ha aportado desde sistemas de navegación autónoma hasta estructuras, electrónica y análisis de misión. Este trabajo conjunto muestra el peso creciente de la industria aeroespacial española en proyectos de vanguardia y su capacidad para liderar colaboraciones internacionales complejas.

La misión no solo representa un hito en ingeniería, sino también una revolución para la ciencia solar. La corona solar es la capa más externa del Sol, donde se originan las tormentas solares que pueden afectar gravemente las comunicaciones, los satélites y las redes eléctricas en la Tierra. Al no haber atmósfera ni contaminación lumínica, las observaciones desde el espacio profundo ofrecen una ventana limpia y sostenida para anticipar estos fenómenos con mayor fiabilidad. Además, instrumentos como el Radiómetro DARA o el espectrómetro 3DEES permitirán medir la energía total del Sol y analizar partículas en los cinturones de radiación terrestres.