Cerca de cinco décadas lleva la sonda Voyager 1, de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA). Es la sonda más alejada de la Tierra, a una distancia de unos 24.000 kilómetros. Su desempeño años atrás fue clave para el conocimiento de nueva información del espacio exterior, tras sobrevolar planetas como Júpiter o Saturno.
Tras ser lanzada desde Cabo Cañaveral en septiembre de 1977, todavía hoy sigue siendo útil para los científicos de la NASA. De hecho, en los últimos días ha dado con un hallazgo durante sus misiones de investigación del sistema solar. Según ha informado la agencia espacial, la Voyager 1 se ha encontrado con un “muro de fuego” con temperaturas equivalentes a unos 30.000 grados Celsius.
La Voyager 1 sigue sorprendiendo: la NASA descubre un “muro de fuego” en el borde del sistema solar
En su viaje por el espacio a miles de kilómetros de la Tierra, la sonda ha encontrado el fin del sistema solar, aquella frontera que separa a zona de influencia de nuestro Sol del espacio interestelar, donde hay cabida para otras estrellas con planetas orbitando alrededor de ellas. El borde que los delimita se conoce como heliopausa.
NASA’s Voyager spacecraft revealed a remarkable discovery at the edge of our solar system: a vast region of superheated plasma, reaching temperatures between 30,000 and 50,000 Kelvin.
— Erika (@ExploreCosmos_) June 12, 2025
This area, encountered by both Voyager 1 and Voyager 2 as they crossed the heliopause, the… pic.twitter.com/dnec4HmTzY
Una región crítica, que popularmente se describe como “pared de fuego”. El descubierto refuerza la idea de que los límites del sistema solar no están delimitados por la órbita de los planetas, sino por el alcance de campo magnético del Sol. Y, a pesar de las altas temperaturas a las que estuvo expuesta, no sufrió daños tras atravesarla. Esto es así debido a la baja densidad de las partículas en esa región del espacio, por lo que no hay transferencia de calor.
Uno de los descubrimientos más llamativos llevados a cabo por la sonda fue la detección de un campo magnético a ambos lados de la heliopausa. Algo que contradice la creencia previa, pues se pensaba que sería muy diferente al generado por el Sol. Así, los científicos consideran que la heliopausa hace de frente de choque, donde el viento solar y el interestelar encuentran un punto de equilibrio.