El futuro de la aviación de combate estadounidense ya tiene nombre: F-47. Se trata de un caza de sexta generación que marcará el nuevo estándar en superioridad aérea, con capacidad de sigilo mejorada, llamada Stealth++, autonomía de hasta 1825 kilómetros y una velocidad punta que supera Mach 2 (2.470 km/h). Una apuesta tecnológica que el Pentágono no esconde: será su carta de presentación frente a la escalada militar china y las apuestas europeas.
EE.UU. revela su próximo caza invisible de sexta generación: el F-47 desafiará el dominio aéreo chino antes de 2030
El general David Allvin, jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, ha confirmado públicamente el modelo a través de su cuenta oficial en X, desvelando los primeros datos del programa que transformará la estrategia aérea estadounidense en la próxima década. Entre 2027 y 2029, más de 185 unidades del F-47 estarán listas para entrar en servicio, como parte de un plan más amplio de modernización de flota y disuasión estratégica.

“Nuestra Fuerza Aérea seguirá siendo el mejor ejemplo mundial de velocidad, agilidad y letalidad”, ha escrito Allvin, dejando claro que esta iniciativa va más allá de lo simbólico: es una declaración de intenciones.
En términos operativos, el F-47 se situará muy por encima del veterano F-22 Raptor, con el que comparte herencia pero no limitaciones. La categoría “Stealth++” apunta a un sistema completamente optimizado para misiones encubiertas, reconocimiento avanzado y superioridad táctica en escenarios hostiles. La filosofía, según Allvin, es clara: “Adecuar nuestras capacidades a las amenazas y mantenernos en el lado correcto de la curva de costes”.
Our @usairforce will continue to be the world’s best example of speed, agility, and lethality. Modernization means fielding a collection of assets that provide unique dilemmas for adversaries—matching capabilities to threats—while keeping us on the right side of the cost curve. pic.twitter.com/vqjxCdBYid
— General David Allvin (@OfficialCSAF) May 13, 2025
Pero el F-47 no llegará solo. En paralelo, la Fuerza Aérea ha anunciado dos nuevos modelos no tripulados: YFQ-42 A y YFQ-44 A, drones de combate con una autonomía estimada de 1300 kilómetros y pensados para operaciones de apoyo, escolta y vigilancia en tiempo real. El plan contempla más de 1000 unidades, lo que pone sobre la mesa una nueva arquitectura aérea basada en el trabajo conjunto entre cazas tripulados y no tripulados.
Todo esto sucede en un contexto geopolítico marcado por el rápido ascenso militar de China, cuyo programa aeronáutico ha ganado peso en los últimos años. El desarrollo de los nuevos cazas J-36 y J-50, similares en prestaciones al arsenal estadounidense, apunta a una estrategia cada vez más agresiva por parte de Pekín, que busca consolidar su dominio aéreo sobre el océano Pacífico e Índico.
El almirante Samuel Paparo, jefe del mando Indo-Pacífico de la Marina de EE.UU., ya ha advertido que la evolución tecnológica de China amenaza con alterar el equilibrio estratégico en la región, especialmente en puntos sensibles como las cadenas de islas del Mar de China Meridional. En ese tablero, el F-47 no es sólo un caza: es un mensaje.