Elon Musk vuelve a ser el protagonista de la semana, pero no por sus cohetes, su extraña y racista inteligencia artificial Grok, sus coches ni sus tuits virales. Esta vez, el CEO de Tesla y SpaceX ha recibido una petición directa de la Royal Society —una de las instituciones científicas más antiguas y prestigiosas del mundo— para que renuncie a su condición de miembro. ¿El motivo? Ser, según sus palabras, “enormemente perjudicial para la ciencia”.
Elon Musk, de genio visionario a enemigo de la ciencia según la Royal Society: la academia británica le pide que devuelva su beca
La información, adelantada por The Guardian, marca un punto de inflexión en la relación entre el multimillonario y la academia científica británica, que lo había nombrado miembro en 2018 por su papel como catalizador de la industria del coche eléctrico y la exploración espacial privada. Seis años después, la Royal Society considera que Musk ha cruzado demasiadas líneas.
La primera, el haber orquestado drásticos recortes en el Departamento de Eficiencia Gubernamental —organismo clave para la financiación de la investigación— durante su etapa como asesor. La segunda, su cada vez más estrecho vínculo ideológico con Donald Trump, figura negacionista del cambio climático y promotor de políticas que, según Nature, están desmantelando los pilares científicos de Estados Unidos.
Por si fuera poco, el reciente escándalo de su chatbot de inteligencia artificial —que llegó a adoptar el apodo de MechaHitler— y su flirteo con discursos de extrema derecha han terminado de encender todas las alarmas. El propio Paul Nurse, presidente de la Royal Society y Nobel de Medicina, se lo advirtió personalmente en marzo: el daño que Trump ha infligido a la ciencia es “extenso” y Musk debía “intervenir y revertir esta tragedia”. El silencio fue su única respuesta.
Ahora, Nurse ha pasado de la advertencia al acto: solicita públicamente su renuncia a la beca. Sin embargo, pese al deterioro de su imagen y a los “puntos de vista opuestos”, Musk “sigue siendo miembro de la Royal Society”, como ha confirmado un portavoz oficial. La pregunta es: ¿hasta cuándo?















