Muchos de vosotros recordaréis la polémica de finales del 2017 y principios del 2018 cuando se descubrió que Apple ralentizaba a propósito varios de sus terminales vía software, algo que le ha costado a la compañía multitud de demandas.
Hace unos días se ha resuelto una de ellas en la que el Regulador Antimonopolio de Italia ha condenado a los de Cupertino a pagar 10 millones de euros por "implementar prácticas comerciales injustas". Una condena que ya se había realizado a finales del 2018 pero que no era firme hasta ahora por los distintos recursos que había presentado la manzana mordida:
"La conclusión de la AGCM de que la omisión y la insuficiente información sobre las baterías de los iPhone por parte de Apple hasta diciembre del 2017 resulta ser una práctica comercial incorrecta de acuerdo al Artículo 22 del Código del Consumidor. Esta conclusión está basada en la observación de que la omisión de la información divultada relativa a una de las principales características del producto, afectaba a su rendimiento y a su duración, llevando a los consumidores a cometer errores tanto en la decisión de la compra como, sobre todo, en el uso correcto y sustitución de dispositivos Apple", reza la sentencia.
Una ralentización que, supuestamente era para "proteger la integridad de los componentes
El escándalo de la ralentización de varios modelos de iPhone a propósito vía software comenzó en diciembre del 2017 y Apple lo admitía más tarde apuntando a que reducía la capacidad de la CPU de los iPhone con una batería más vieja para "proteger la integridad de los componentes electrónicos" apuntando a que así garantizaba la vida útil y la autonomía de los teléfonos.
Tras varios meses envuelta en la polémica, la compañía afincada en Cupertino eliminó esta ralentización forzosa con baterías viejas con el sistema iOS 11.3 aunque los usuarios que querían podían activar ese modo lento de forma manual para proteger sus teléfonos.
