Coca-Cola estaría desarrollando una experiencia piloto para fabricar y distribuir lo que sería una nueva e innovadora botella de papel. Diseñada en colaboración con The Paper Bottle Company, esta botella está compuesta de materiales que se pueden reciclar fácilmente, como el papel, y busca generar menos residuos que otros envases distribuidos por la compañía de refrescos. En estos momentos acaba de recibir luz verde en Hungría, lugar en el que se distribuirá un prototipo que será del que se extraigan los datos con respecto a la viabilidad, siendo la bebida AdeZ la elegida para tales menesteres.
Una experiencia piloto que pretende reducir los residuos plásticos y luchar contra el cambio climático
Tal y como explican en BBC News, la botella se confecciona con un material biodegradable parecido al cartón, que actúa como contenedor y embalaje a la hora de mantener los líquidos envasados en el interior, protegiéndolos del exterior y de los efectos de la luz solar o los agentes externos. Eso sí, no es un simple cartón. Los líquidos pueden desgastar con gran facilidad este material, por lo que se ha decidido recubrirlo con una especie de polímero especial de plástico reciclable, el mismo del que se componen los tapones de las botellas, permitiendo que el líquido aguante más en su conservación.
Coca-Cola, que ha confirmado que se trata de una experiencia piloto y cuyos resultados dependen de la prueba de campo que se haga en breve en Hungría, cree que es el camino a seguir. El diseño podrá variar, incluso la construcción de la botella final, pero que una multinacional con tanto peso decida experimentar y buscar o caminar hacia un futuro más sostenible es una gran noticia.
Michael Michelsen, gerente comercial de la empresa, ha estado comentando la jugada en el medio británico. De hecho, ha confirmado que las botellas están formadas por una sola pieza de material a base de la citada fibra de papel para darles resistencia, y que se trata de un proceso laborioso. "Todo el trabajo que hay detrás del diseño, bueno, eso es realmente parte del secreto", comentaba Michelsen. "Todo es una cuestión de una inteligente combinación de diseño de producto y la fuerte mezcla de fibras que hemos empleado para la ocasión, y es lo que realmente hace posible que no se rompa bajo presión", concluía. Coca-Cola y Absolut han firmado un contrato para ser partícipes de la la primera prueba en el mundo real, cuyos desafíos son enormes, desde la distribución a la comercialización de cara al usuario o el propio uso que puedan darle los consumidores una vez el producto llegue a sus manos.
"Ya tenemos una buena comprensión del camino que atravesará la botella cuando la llevamos al mundo real. Al fin y al cabo, no puedes diseñar todo esto pensando desde la perspectiva de un escritorio", remarcaba. "Hay que probar en el mundo real, y necesitamos obtener todos los datos posibles", afirma el ejecutivo. Más allá de la resistencia, el verdadero desafío radica en deshacerse del plástico por completo. Y si es así, ¿por qué seguir usando un tapón de plástico o un recubrimiento especial para este tipo de productos más ecológicos? Por el diseño de las fábricas de producción. Por ahora, uno de los beneficios de usar una tapa de rosca de plástico es que los prototipos se pueden usar en líneas de producción existentes, y facilitar su fabricación y distribución masiva en poco tiempo. Pero Coca-Cola lo sabe: con el tiempo deberán adaptarse para un tapón de papel o similar. Las intenciones son buenas, pero pero el camino que queda por recorrer es inmenso: las botellas de plástico están integradas en la industria y, en muchos países, se reciclan ampliamente. Cambiar de golpe el modelo de producto y el sistema costaría décadas, aunque todo se trata de una carrera contrarreloj.