Era cuestión de tiempo, sobre todo si tenemos en cuenta el alcance de este proyecto. El regreso de Stranger Things estaba destinado a convertirse en un examen minucioso, un despiece casi forense de los episodios que abren el capítulo final de la epopeya fantástica de los hermanos Duffer. Netflix ha puesto sobre la mesa los cuatro primeros episodios -la mitad de la última temporada- y, como era de esperar, ha arrasado en audiencias.
En este maremagnum, Will Byers vuelve a situarse en el centro gravitatorio de todo lo que importa en Hawkins. Para bien y para mal.
La quinta temporada de Stranger Things arrastra fallos de continuidad y los creadores reciben duras críticas: 'No parecen preocuparse'
Will siempre ha sido ese enigma silencioso que observa desde la periferia, aparentemente secundario pero indispensable en el juego mayor. Noah Schnapp lo interpreta con esa aura de fragilidad y destino cruzado que lo ha convertido en una pieza decisiva tanto para los planes de Vecna como para la resistencia contra él.
birthdaygate is insane because he was 12, not 11 pic.twitter.com/I1A4czvH6W
— ☆ ʎʞɔoɹ MY CHILDREN ARE HOME (@rockylovesbyler) November 28, 2025
Sin embargo, esa misma relevancia ha expuesto al personaje a un creciente escrutinio: los errores de continuidad llevan tiempo acumulándose, y los fans no han tardado en desempolvar cada detalle. La propia cuarta temporada ya hizo saltar las alarmas con fallos sonrojantes -el más célebre, aquel “cumpleaños olvidado” que desencadenó ríos de hilos en Reddit y Twitter (X)-, pero lo sorprendente es que, con solo cuatro episodios emitidos del nuevo ciclo, las grietas vuelven a aflorar.
Un ejemplo que ha inflamado el debate surge cuando Joyce (Winona Ryder) recuerda la noche en que Will desapareció en el Mundo del Revés. La madre asegura que su hijo tenía 11 años. Pero basta volver al primer episodio y a los carteles de Missing repartidos por Hawkins para comprobar que Will tenía 12, como bien señalan los seguidores más atentos. No hablamos de un matiz menor: es la clase de detalle que, en una serie construida sobre la memoria y los traumas, llama poderosamente la atención.
El caso más llamativo ocurre ya en la quinta temporada. Jonathan (Charlie Heaton) y Will comparten un momento íntimo mientras evocan la construcción del castillo Byers, aquella fortaleza infantil erigida en plena lluvia torrencial. Pero cuando el Volumen 1 nos conduce al recuerdo desde la perspectiva de Will, el día luce radiante, sin rastro del chaparrón que supuestamente marcó esa escena fundacional entre hermanos. La contradicción es tan visible que ha disparado todo tipo de teorías.
Y aquí surge la gran pregunta: ¿estamos ante simples descuidos… o los Duffer están sembrando pistas deliberadas para explicar algo más grande en el tramo final? Una parte del fandom defiende lo segundo, confiando en que estas discrepancias formen parte de un rompecabezas narrativo que se revelará a su debido tiempo.
Otros, menos optimistas, creen que el tamaño colosal del reparto y de la propia producción ha terminado provocando que esa “pieza maestra” llamada Will Byers haya sido tratada con menos rigor del que merece. Sea como sea, el desenlace está a la vuelta de la esquina. El 1 de enero, como muy tarde, sabremos si estos fallos son simples tropiezos o si Stranger Things llevaba mucho más tiempo jugando con nuestra percepción.















