Twister, dirigida por Jan de Bont, es una de las películas de acción más influyentes de los años 90. Llegó a los cines en mitad de la década, justo cuando la infografía por ordenador estaba despertando y se podía hacer casi cualquier cosa en pantalla. El pasado verano nos trajo la noticia de un posible reinicio de Twister con más presupuesto, mayor índice de destrucción y un director como Joseph Kosinski, responsable de TRON: Legacy y Top Gun: Maverick comandando el reinicio de la película. Bont, según se confirma por ComicBook, se pregunta cómo una nueva película podría ser más grande o buena de lo que ya él mostró en su film original.
Jan de Bont no lo ve claro
Estrenada en 1996, la película recaudó 241 millones de dólares solo EE.UU. y 494 millones en todo el mundo, una cantidad de dinero bestial teniendo en cuenta que costó menos de 100 millones de dólares de entonces. Ante esa perspectiva, Universal ha decidido revivir la saga y lo hará con Kosinski, intentando abogar por un estilo realista, sólido y frenético, muy al estilo de otras cintas del cineasta.
Pero Jan de Bont no lo termina de ver. "Leí eso como hace uno o dos meses. Dije, 'Guau. ¿Van a hacer el tornado de categoría F5 con la tecnología de hoy? Te apuesto lo que quieras que es lo que quieren hacer'", comentaba en Collider. Pero no piensa que todo se solucione con un 'vamos a hacerlo más grande'.
"No puedes hacer una película con un tornado gigante simplemente haciéndolo más grande. Eso, como película, casi nunca funciona. Tienes que pensar en… No sé, toda la gente que está realmente involucrada en ello. No puedes simplemente limitarte a mostrar la destrucción, es como si yo me pusiera únicamente a mostrar en la película a mostrar cómo vamos a empeorar sus efectos de devastación y mostrase ciudades enteras que serán destruidas. Creo que suena a caer en la trampa de que los efectos especiales se hagan cargo por completo del peso del film", relata. No obstante, las conexiones entre los personajes de la cinta original eran tan atractivas como el caos provocado por el clima, con varias set pieces bien planteadas y distribuidas a lo largo del metraje.
Bill Paxton y Helen Hunt protagonizaban un blockbuster que se la jugó compitiendo con la más ruidosa Independence Day de Roland Emmerich, ofreciéndoles a los espectadores una historia sobre tornados, destrucción y la competición de dos equipos de científicos intentando localizar el tornado más grande jamás descrito para estudiarlo a fondo. Era una película de catástrofes al uso, sí, pero estaba francamente bien producida, tenía un buen guion dentro de su sencillez y abogaba por el habitual sentimiento de tecnothriller de Crichton, un aspecto que le hizo famoso en la época tras firmar Parque jurásico, Congo o probar suerte en televisión con Urgencias.