El Señor de los Anillos: Los anillos de poder, la ficción más cara de la historia, regresa a Prime Video con una segunda temporada que ha aumentado las ya de por sí grandes expectativas depositadas en esta ambiciosa adaptación de Los Apéndices de J.R.R. Tolkien enmarcada en la Segunda Edad de la Tierra Media. Este show de fantasía, más oscuro, atrevido y violento, promete narrarnos cómo Sauron comenzó a forjar los grandes anillos, embaucando a los Elfos, Hombres y Pueblos Libres de la mitología de Tolkien con falsas y vanas promesas de poder. Mientras abogan por una mayor fidelidad, los showrunners J.D. Payne y Patrick McKay nos invitan a formar parte de un relato más complejo y vibrante que ya hemos visto en adelanto. Os contamos qué nos ha parecido la segunda temporada de Los anillos de poder de Amazon Studios en una crítica sin spoilers.
La segunda temporada de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder en Prime Video es más oscura y épica que nunca
No necesita demasiada presentación: vuelve la Tierra Media a la pequeña pantalla. Siguiendo la cronología descrita en Los Apéndices de El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien, la historia nos llevará de nuevo a la Segunda Edad, una era de gran prosperidad en la Tierra Media, aunque oscurecida por el ascenso de Sauron y su afán de crear nuevos anillos de poder para dominar a todas las criaturas de este mundo de fantasía.
Continuando con el éxito televisivo de la primera tanda de episodios, que llegaron en 2022 y arrasaron en el portal logrando nuevos récords, los nuevos capítulos nos trasladarán a un momento bastante convulso y, a la postre, muy interesante para el desarrollo de algunas tramas, historias y personajes que nos han enamorado.
La primera temporada concluía con la forja de los Tres Grandes Anillos de los Elfos, la revelación de Halbrand como Sauron, el nacimiento de la oscura Mordor en las Tierras del Sur y la presencia de un mal antiguo entre los Pueblos Libres. Con un arranque espectacular en esta segunda tanda de episodios, Los anillos de poder es una serie muy ambiciosa que tiene un plan concreto, una historia designada y trazada por sus responsables, Payne y McKay, una narrativa cerrada. Dicho de otra forma: esta adaptación de El Señor de los Anillos tiene un principio y un final designado y que no será fruto de la improvisación, algo de lo que se aquejó Juego de tronos en sus últimas temporadas. Los anillos de poder es la constatación de una apuesta a largo plazo en la que tanto el estudio como los showrunners tienen plena confianza, tal como ellos mismos nos han confesado en una entrevista en Vandal.
Con estas lustrosas credenciales, y afianzándose de nuevo en Lindon y Eregion, reinos Elfos, y en Númenor, el reino insular de los Hombres, junto con Khazad-dûm, el reino de los Enanos, Los anillos de poder narra con confianza y fuerza inusitada los dimes y diretes de diferentes razas mientras el mal comienza a resurgir en la Tierra Media bajo una nueva forma. Sus creadores ya dejaron clara su idea motriz y la que vertebraría toda su adaptación: la de contar cómo el Señor Oscuro, de diferentes maneras y formas, engaña a los distintos e ilustres miembros de los Hombres, Elfos y Enanos para sus propios fines. No es ningún destripe el señalar cómo Sauron el impostor, encarnado por un maravilloso y torticero Charlie Vickers, conquistará varias de las tramas principales de esta segunda temporada embaucando a Celebrimbor (Charles Edwards) y otros Elfos para su plan de conquista y dominación.
Un plan que Galadriel (de nuevo, una notable y convincente Morfydd Clark) y Elrond (encarnado por el excelente Robert Aramayo), han alertado y presenciado tras los eventos de la primera temporada. Acompañados por la figura del poderoso Gil-Galad (Ben Walker), general y rey de los elfos, deberán hacer frente a la gran duda: ¿deben los Elfos usar los Grandes Anillos para salvar y preservar a su raza de los males de la Tierra Media o caerán bajo el embrujo de Sauron si lo hacen? Es aquí cuando entran nuevas perspectivas y temas, muy fieles a Tolkien y sus pensamientos sobre la creación y la conservación de la naturaleza, que creemos engarzan de una manera inteligente con lo que es una serie que ha dejado de ser tan expositiva y mucho más directa y evidente.
Prime Video y los creadores, que han tomado buenas notas de las críticas que se vertieron contra la primera temporada, se han mantenido más fieles que nunca a los trabajos del Profesor al incluir a Círdan, uno de los Elfos más importantes, antiguos y relevantes de Arda. Este personaje interpretado por el actor Ben Daniels, es uno de los grandes aciertos de la serie. Círdan, apodado como el Carpintero de Barcos, también conocido como Nowë, era uno de los Teleri, y fue considerado como un gran navegante, capaz de adentrarse en los mares sin temor a ningún tipo de peligro. Sus secuencias y frases, así como sus momentos con los Grandes Anillos de los Elfos, nos han enamorado. Pero hay algo más que Elfos en la Tierra Media.
Los anillos de poder es una serie más oscura y ominosa. La relación de Sauron con Celebrimbor en Eregion, bajo la forma de Annatar, es uno de los puntales sobre los que se cimienta la ficción de fantasía de Amazon, que no se olvida de Adar y sus legiones de orcos, que ahora residen en Mordor y que nos devuelven a primera línea el eterno debate sobre su origen y naturaleza. Las tensiones entre Sauron y Adar, comandante de las legiones de estos seres indeseables, marca el arranque de una segunda temporada que inicia con un espectacular flashback que nos presenta la historia del Señor Oscuro como una gran tragedia. Una gran tragedia que demuestra que el Mal puede adoptar distintas formas, adaptándose a sus propias necesidades y maquinaciones. Esa dualidad entre la bondad y la maldad, Luz y Oscuridad en eterna danza, y la hipotética idea de la redención, sobrevuelan una y otra vez Los anillos de poder.
Comentaban Payne y McKay que El paraíso perdido, libro escrito por John Milton en el lejano 1667, había sido una de sus grandes referencias en la construcción del personaje Sauron. La novela, que nos narra la caída de Satanás y la expulsión de Adán y Eva del Edén, tocaba temas muy profundos, como el libre albedrío, la justicia divina y la lucha entre el bien y el mal. Todos ellos encajan como un guante dentro de la historia presentada por Los anillos de poder, ya que Milton presenta a Satanás como un personaje trágico, una especie de héroe caído que desafía a Dios, lo que le otorga una complejidad única en la literatura. Eso se traslada a Sauron de una manera muy inteligente -volvemos a hacer referencia al flashback inicial-, pese a que sabemos que puede ser un movimiento controvertido dentro de la adaptación.
Otro tema central de Tolkien, la importancia del hogar, vive con identidad propia con los Pelosos. Su adición fue harto polémica, ya que según la extensa cronología del Profesor, los antecesores de los Medianos tardaron mucho más en aparecer. Ya sabemos que los hechos narrados en Los anillos de poder contraen las fechas y los tiempos para acelerar la narrativa -algo que ya hizo Peter Jackson en sus películas-, y hay muchos detractores, pero sus historias en esta segunda temporada -al menos en el arranque que hemos podido ver en adelanto- son muy buenas y emotivas. Amazon presentar al Istari y a la buena de Nori (Markella Kavenagh), la Pelosa, en un nuevo y emocionante escenario en su viaje hacia el Este. En esta búsqueda constante por el desértico Rhûn, el Extraño, interpretado por Daniel Weyman, ambiciona topar con su hogar y descubrir quién es y cuál es su papel en la Tierra Media.
En cualquier caso, esta trama, en la que se topan con el extraño culto que parece tener relación con los Magos Azules -sí, como ya hemos especulado en Vandal-, siendo uno de ellos interpretado por Ciarán Hinds, actor que ha dado vida a Mance Ryder en Juego de tronos y que nos deleitó en la serie Roma de HBO con una de sus mejores actuaciones hasta la fecha -y ya es decir-, funciona como una suerte de aventura pura, con ecos de El Hobbit en sus momentos más álgidos. Momentos álgidos que también comparten Arondir (Ismael Cruz Córdova) e Isildur (Maxim Baldry) dos personajes que afrontan una gran pérdida en su interior y que están condenados a entenderse en un viaje por algunos de los parajes más peligrosos del sur de la Tierra Media.
Arondir lucha por sobreponerse a la pérdida de Bronwyn mientras ayuda a los hombres y mujeres que se han visto desplazados por el auge de Mordor como la Tierra de la Sombra y el aumento de los orcos en las regiones limítrofes. El Elfo protagoniza algunas de las secuencias más emotivas de estos primeros episodios de Los anillos de poder, como la del sepelio de la madre de Theo (interpretado por Tyroe Muhafidin) y algún que otro diálogo con el citado Isildur, que también vive su sendero peligroso al escapar de las telarañas de los vástagos de Ungoliant, incluyendo a una joven Ella-Laraña, en lo que es una secuencia que nos recuerda y mucho a Aliens: El regreso de James Cameron. Un Isildur que, por cierto, añora Númenor.
El reino insular de los Hombres vuelve a acercarse en la pequeña pantalla con una trama cargada de elementos políticos y traiciones. Lógicamente, hablamos de una de las piezas más fascinantes y trágicas en la obra de J.R.R. Tolkien y creemos que, una vez más, se ha trasladado con inteligencia en esta adaptación Concebida como un reflejo del esplendor y la ambición humana, Númenor es la cúspide de la civilización de los Hombres, un regalo de los Valar que se convierte en símbolo de su grandeza. Pero, al mismo tiempo, es el vehículo y la crónica de su inevitable decadencia, marcada por el orgullo desmedido y la sed de inmortalidad. Payne y McKay han comenzado a trazar sus planes en este escenario y se hace patente con el ascenso de Pharazôn, interpretado por Trystan Gravelle, el consejero de la reina regente Míriel (Cynthia Addai-Robinson), que se encuentra preparada para suceder a su padre pero que está envuelta en críticas por su fracaso en la incursión militar realizada en la Tierra Media.
No os vamos a descubrir nada nuevo, pero en Los anillos de poder Númenor no es solo un relato épico, sino una reflexión sobre el peligro de la hybris, el exceso de ambición que lleva a los Hombres a su más absoluta ruina. Su caída tras la corrupción de Sauron es un vivo recordatorio, dentro del Legendarium de Tolkien, de la fragilidad de la grandeza humana frente a la tentación del poder. Por último, y no por ello menos importante, regresaremos junto a Durin IV (Owain Arthur) y su esposa Disa (Sophia Nomvete) al reino de Khazad-dûm, en estos momentos de la Segunda Edad próspero y rico, que tras el descubrimiento del Mithril, comienza a verse propia abocado a su propia perdición. Su historia esta íntimamente ligada a la creación de los anillos y a aquello, la Sombra y la Llama, que mora en la profundidad de las montañas.
En esta segunda temporada, Los anillos de poder es una serie más directa, con un ritmo envidiable, en la que las tramas se entrelazan de manera orgánica, ofreciéndonos una visión panorámica de la vida en la Segunda Edad y de cómo sus habitantes enfrentan a los diversos desafíos que comienzan a aparecer tras la revelación de la vuelta del Enemigo. Como ya sucedía en su estreno en Prime Video y en otras series corales, al principio resulta fácil perderse entre personajes, lugares y reinos, especialmente si no se está familiarizado con la vasta obra de Tolkien. Pero la ficción suaviza la experiencia con un exquisito diseño de producción y elementos visuales muy representativos -una vez más, Los anillos de poder derrumba las barreras entre el cine y la televisión con inusitada facilidad-, lo que permite al espectador, ya con cierto bagaje, sumergirse sin dificultad en este complejo universo del que se quiere formar parte.
Weta Workshop regresa al universo de fantasía de Tolkien, asegurando una coherencia visual y artística que los fans apreciarán profundamente, contando de nuevo con el célebre ilustrador John Howe, cuya visión de la Tierra Media ha influido en la imaginación de innumerables lectores a lo largo de las décadas. No podemos dejar de aplaudir el arrojo de Ramsey Avery y su diseño de producción, aún más brillante que el visto en la primera temporada, algo que se aplica también a las apuestas sonoras de Bear McCreary, compositor de la música de la serie de Amazon Studios. McCreary vuelve a impregnar de personalidad a cada cultura, personaje y trama, otorgándoles una identidad sonora identificable, que en esta segunda temporada, adquiere aún más riqueza y profundidad.
Los anillos de poder demuestra que Amazon va en serio con su apuesta televisiva por la Tierra Media: es una serie notable, entretenida y más visceral que nunca
Los anillos de poder es una gran serie, una obra colosal dentro del género fantástico, que ha comenzado a entender cuál es su papel como ficción global. Sí, no está exenta de problemas y comprendemos y compartimos algunas de las críticas que se han hecho a su presentación como adaptación del trabajo del Profesor. A riesgo de sonar repetitivos, también recordamos que el propio Tolkien expresó de manera explícita en una de sus cartas a su editor su intención de dejar tras de sí una extensa mitología que otras mentes y manos pudieran moldear a través del arte, la música y el drama. Más allá de las polémicas de los puristas, las obsesiones sobre supuestas agendas políticas en productos de entretenimiento, y el odio exacerbado que prolifera en foros y redes sociales, Los anillos de poder se perfila como un gran entretenimiento, una moderna mitopoeia con el potencial de atrapar a millones de fans en todo el mundo.
Reafirmamos lo que ya os dijimos de la primera temporada. Desde el primer momento, Los anillos de poder evoca una sensación inconfundible en el espectador: la Tierra Media, ese vasto y fascinante universo donde cobran vida los mitos y leyendas forjados por el querido profesor Tolkien, ha regresado con una fuerza que sugiere permanencia y absoluta vigencia para los próximos años. Y eso no es fácil, sobre todo en un escenario convulso en el que las ficciones caen y se cancelan con inusitada facilidad. Este mundo, tan meticulosamente construido, no solo resurge en la pantalla de la mejor forma posible, sino que parece anclarse aún más en la imaginación colectiva, prometiendo quedarse entre nosotros durante mucho tiempo. Esta segunda temporada presenta una afinada historia sobre la codicia y la tentación en sus más diversas formas y encarnaciones, y sobre cómo el mal, oculto y esperando su momento, puede residir también en las cosas hermosas. Más mística, más oscura, más mágica, más fantástica y, por ende, más espectacular, El Señor de los Anillos regresa a Amazon por todo lo alto.