Un equipo internacional de astrónomos ha desvelado un fenómeno cósmico sin precedentes: una estrella enana blanca, conocida como WD 0816-310, muestra en su superficie una cicatriz metálica, vestigio de la canibalización de al menos un fragmento planetario. Esta observación, realizada con el Telescopio Muy Grande (VLT) en el desierto de Atacama, Chile, arroja luz sobre los violentos destinos que aguardan a los sistemas planetarios cuando su estrella central agota su combustible nuclear y entra en la última fase de su evolución estelar, tal y como lo hará el Sol de nuestro sistema solar.
La presencia de metales como sodio, magnesio, calcio, cromo, manganeso, hierro y níquel en la atmósfera de WD 0816-310 proporciona evidencia directa de este proceso en el que la estrella devoró a los planetas de su alrededor.
Contrario a lo que las teorías previas sugerían, los metales no se encuentran dispersos uniformemente sobre la superficie de la estrella, sino concentrados en una región específica, formando una especie de cicatriz.
Este descubrimiento desafía nuestra comprensión de cómo el material planetario es absorbido por las enanas blancas, sugiriendo que el campo magnético de la estrella juega un papel crucial en este proceso. La investigación, liderada por Stefano Bagnulo del Observatorio y Planetario de Armagh, junto a Jay Farihi de la Universidad College London y John Landstreet de la Universidad de Western, ha demostrado que la cicatriz metálica proviene de un fragmento planetario tan grande o incluso mayor que Vesta, el segundo asteroide más grande del Sistema Solar.
Este hallazgo no solo subraya la violencia inherente a la muerte estelar y la transformación subsiguiente en una enana blanca, sino que también ilustra la capacidad de estos cuerpos celestes para seguir impactando en la dinámica de sus sistemas planetarios mucho después de su transición. Las enanas blancas, remanentes densos de estrellas como nuestro Sol, representan la fase final de la vida de una estrella, después de haber expulsado sus capas exteriores y colapsado bajo su propia gravedad.
