El Señor de los Anillos: Los anillos de poder es la gran apuesta de Amazon. Considerada la serie más cara de la historia, ha sido todo un éxito, congregando a millones de espectadores alrededor de una historia afianzada en Los Apéndices de J.R.R. Tolkien y la Segunda Edad de la Tierra Media. Con personajes como Galadriel, el misterioso Adar y el no menos enigmático Halbrand, la serie cuenta una historia llena de detalles para los fanáticos del Legendarium del Profesor pese a las múltiples licencias y desavenencias con los escritos. Curiosamente, la producción de J.D. Payne y Patrick McKay se ha tomado la libertad de mostrar objetos y hechos que sólo aparecen en El Silmarillion en su cuarto episodio, La gran ola. ¿Los habéis visto? Os los contamos.
Los anillos de poder muestra una enorme colección de objetos del Legendarium de El Silmarillion: ¿qué significa?
Tolkien estableció una mitología rica, llena de orígenes para sus diferentes razas, ofreciéndonos una colección de leyendas que viven a través de las páginas de sus trabajos y que cobran diferentes significados en los corazones y mentes de los protagonistas de las aventuras. A menudo, como seguro que sabréis, la obra del Profesor es un tanto contradictoria, llegando incluso a contradecirse con el paso de los años e ideando nuevos pasajes, ideas y elementos para algunas de sus obras. Si nos centramos en El Silmarillion, una de sus obras más queridas, sabremos cómo se concibió el origen de Arda -algo que tiene su eco en fabulosa intro de Los anillos de poder- a través de la música de los Ainur a otras leyendas e historias igualmente importantes, contándonos algunas de las batallas que forjarían el mundo de fantasía que miles de años después recorrerían Frodo y los suyos. Es el gran trabajo de su vida, una obra que pasaría por constantes revisiones, cambios y anotaciones, y que desgraciadamente, Tolkien no pudo finalizar.
Christopher Tolkien se encargaría de recopilar muchos de estos escritos en una tarea titánica y poco grata, dándole forma a muchos de los textos e intentando confeccionar un libro sólido a través de los legajos, folios y manuscritos de su padre. Christopher Tolkien se arrepentiría a posteriori de la premura con la que decidió editar El Silmarillion, pero la importancia de la publicación sigue siendo capital muchos años después.
Con el tiempo, Christopher Tolkien se resarciría de su error y publicaría Los cuentos inconclusos y la colosal Historia de la Tierra Media, dos obras que aportarían más contexto y riqueza a una mitopeia tan rica como absorbente.
Curiosamente, en el cuarto capítulo de Los anillos de poder, hay un momento en el que Galadriel, retenida en el reino de Númenor, accede a una sala llena de reliquias pertenecientes a este pasado de la Tierra Media, muchas de las cuales podríamos decir que están extraídas de El Silmarillion, un aspecto que ha vuelto loco a los fanáticos y que ha dejado a más de un lector especialmente confuso. ¿Por qué? Pues porque pese a su importancia en la historia de Arda, Amazon no tiene los derechos de ninguno de estos libros citados más arriba, y sus licencias de adaptación se ciñen a El Hobbit, El Señor de los Anillos y sus apéndices. En estos últimos, como ya hemos visto, hay mucha chicha, pero no se nombran ninguna de las historias a las que hacen referencia estos objetos. ¿Qué ocurre? Pues que algunos de estos enseres, pese a que aparecen en pantalla, no se nombran ni se explican y quedan a la libre interpretación del espectador, que es el que puede extraer información extra de ellos. Lo primero que llama la atención es el Palantír.
Las piedras videntes, conocidas como Palantíri en su plural, son uno de los objetos más particulares del Legendarium de Tolkien. Son piedras de cristal de color negro, esféricas y pulidas y tienen múltiples habilidades, como la de comunicarse entre ellas, vislumbrar sucesos que están ocurriendo en reinos o lugares muy lejanos y ofrecer enlaces con los distintos custodios que las guardan y cuidan con recelo. No ofrecen visiones del futuro, como sí parece dejar caer en la serie de Amazon y ni mucho menos son objetos con los que saber qué ocurrirá en el mañana de forma certera. Eran objetos muy poderosos, creados por los Noldor -Fëanor confeccionaría ocho en total-, y sí, no todo el mundo podía resistir el poder de estas piedras, ya que si el custodio no poesía la voluntad suficiente, podía acabar obsesionado con las imágenes mostradas en su interior y caer preso de los pensamientos de la manipulación de su interlocutor -como le ocurrió a Denethor II cuando se comunicó con Sauron durante la Guerra del Anillo-.
Dejemos un lado el Palantír que parece coronar las estancias en las que se encuentra Tar-Palantir (el que ve de lejos en quenya), uno de los reyes más importantes de Númenor y aquel que intentó recuperar lazos con los Elfos y el cual bajo su mandato abogó por la la costumbre de venerar a Ilúvatar en la alta montaña del Meneltarma, invitando a sus fieles a cuidar a Nimloth, el árbol blanco. Toda esta esta secuencia es de vital importancia, porque ofrece una suerte de museo para los fanáticos de Tolkien, con piezas de la historia del Legendarium diseminadas por la sala. Tenemos el Hacha de Tour, que aparece fugazmente en uno de los planos, protagonista de La caída de Gondolin y uno de los heraldos de Ulmo, dios del mar y considerado el abuelo de Elrond.
El hacha tiene, como todos las grandes armas de la historia, un nombre: Dramborleg. Drambolerg abatió a cinco Balrogs en la desesperada defensa del asedio a Gondolin por parte de las huestes del Señor Oscuro, Morgoth. Se trata de un hacha con doble hoja que pasaría a las manos de Elros, el hermano de Elrond -y el cual salía en un tapiz en el anterior capítulo, Adar- y tras él, se convirtió en una herencia que pasaría de mano en mano a los Reyes de Númenor. Dado el funesto destino de la isla, acabaría perdiéndose entre las aguas luego de la caída del reino. Pero hay más.
Hay un plano que nos presenta una espada de sorprendente parecido con Narsil, concretamente al diseño que veríamos más tarde en las adaptaciones de Peter Jackson. Esta hoja, que pasaría por las manos de Elendil y a Isildur, llegará a las manos de Aragorn durante la Tercera Edad mellada y rota luego de la lucha contra Sauron en la Última Alianza, siendo la reforjada como Andúril, Llama del Oeste. Hay mensajes contradictorios por parte de algunos expertos con respecto a la espada, ya que muchos afirman que la verdadera Narsil en Los anillos de poder fue entregada a Elendil en el capítulo anterior de las manos de Míriel. Debido al cambio del mango y la empuñadura, más redondeado en el anterior capítulo y más reducido y similar a la versión de la trilogía cinematográfica de Jackson en el cuarto episodio, ¿quién lleva razón?
En los siguientes segundos a la visión de Galadriel, podemos observar al fondo una imagen, con forma de tapiz una representación de lo que parece ser una Silmaril, una de las tres joyas que brillaban como las estrellas y que fueron creadas durante los Años de los Árboles por Fëanor -captando la luz de ambos, precisamente-. De Fëanor, el Elfo más hábil de la historia de Arda, ya hemos sabido por otros capítulos, y hemos visto el martillo con el que dio forma a las preciadas joyas. Pero la secuencia todavía nos regala un detalle más: el casco del reino de Dor-Lómin, la tierra del eco, perteneciente a Túrin Turambar, protagonista de Los hijos de Húrin. Este capítulo de El Silmarillion, uno de los más célebres y queridos, especifica que esta pieza era un color metálico, con visera y en cuya parte superior aparecía un dragón dorado en representación de Glaurung, el gran gusano, primero de los urulóki y considerado el padre de todos los dragones.
Los anillos de poder continúa así ahondando en muchos aspectos de las historias del pasado de Arda y de la Tierra Media, ofreciendo pequeñas trazas del Legendarium de J.R.R. Tolkien en diálogos, secuencias y escenas. Pese a que muchas de sus tramas son ficticias y adolecen a necesidades de contar una historia que una los múltiples hechos acaecidos en la Segunda Edad -a veces con fortuna, otras de manera mucho menos acertada-, este tipo de detalles para los fanáticos demuestran un cierto gusto a la hora de poner en pantalla algunos de los objetos y eventos más importantes de esta inabarcable historia.