Lucasfilm sabe que Star Wars una saga universal. Cuando se asoció con Disney luego de la compra del estudio para lanzar nuevas películas, en 2015, 2017 y 2019, la industria cinematográfica se encontró con la revitalización de una licencia de gran poder y enjundia económica en un sinfín de territorios y mercados. Si bien el fandom se ha dividido, generando narrativas muy locas sobre la trilogía de secuelas, las tres películas recaudaron más de 4500 millones de dólares en todo el mundo en su paso por las salas. Básicamente, triunfaron en todos los territorios menos en uno: China. ¿Por qué Star Wars siempre ha fracasado en China? ¿Cuál es el motivo?
Star Wars no funciona en China y hay un motivo político detrás de todo
Star Wars lo tiene muy difícil en China, y casi siempre, sus películas se han visto retiradas antes de tiempo en la cartelera o han tenido un recorrido comercial difícil debido a la situación política del país. Los últimos Jedi, el octavo episodio dirigido por Rian Johnson, apenas duró dos semanas en los cines, y la última cinta de la trilogía de Disney, El ascenso de Skywalker, pasó con más pena que gloria por las salas. En los últimos quince años, si no triunfas en China o no tienes tirón allí, estás acabado. Si se da esa situación, la película en cuestión puede vérselas y deseárselas para resultar rentable comercialmente. Es muy complicado cumplir o cubrir costes únicamente en territorios como Estados Unidos o Europa, sobre todo cuando hablamos de un blockbuster de 200 o 300 millones de dólares. China es un importante mercado audiovisual, quizás el más importante en términos brutos, y si no logras hacer caja allí, todo se complica.
Por eso Star Wars tiene un handicap: la situación política del país y su predisposición la censura. Warner, por ejemplo, ha sufrido estos cortes en algunas de sus producciones, que mutilan y cambian el sentido del filme o que intentan eliminar secuencias incómodas para el régimen comunista. Además, a todo esto hay que sumar la feroz industria cinematográfica patria, que lanza enormes taquillazos que inspiran el sentimiento nacional entre los espectadores y que se convierten en una especie de cine reivindicativo y propagandístico contra las injerencias culturales extranjeras. Un buen cóctel al que hay que sumarle la falta simbología galáctica entre los espectadores chinos, que no tienen el mismo vínculo con la licencia como sí ocurre con los espectadores occidentales.
Viajemos al pasado. Star Wars: Una nueva esperanza, se estrenó en todo el mundo cuando se vivía un momento muy complicado a China. El primer presidente chino, Mao Zedong, falleció en 1978, un año después de que se estrenara la primera película de la saga en los cines de medio planeta, generando un terremoto político sin precedentes en el país asiático. En ese momento, la censura se encontraba en su apogeo, con cintas mutiladas y desechadas por culpa de un veto férreo a las películas extranjeras. Y en entre ellas, estaba Star Wars, que no llegó a cuajar entre las audiencias y que no gozó del poder ni la influencia cultural entre una generación de espectadores que no llegó a conectar con los personajes como si ocurrió en otros territorios como Estados Unidos, que suele ser el 30 o el 40% de la recaudación global de estas cintas.
Pero los tiempos cambian. Si una cinta se estrena en China arrasa, ¿qué pasa con el streaming? Es un asunto complicado, con películas siendo eliminadas de la noche a la mañana y con cambios enormes en la narrativa de muchas de las joyas de las últimas décadas. Disney+ no está disponible en China, y aunque no está bloqueado por completo, y algunos espectadores acceden al servicio, no genera el mismo interés que en otras partes del planeta. Si observamos cómo Star Wars parece volcarse en el streaming ahora, esto supone otra piedra en el camino para Lucasfilm y Disney, que parece que lo seguirán teniendo difícil con esta saga en este territorio. Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.
