El director de la Organización Mundial de la Salud se ha mostrado optimista con respecto al fin de la pandemia, quizás no tanto como Bill Gates, pero advierte: no hay que ser arrogantes ante el coronavirus. Tedros Adhanom Ghebreyesus ha confirmado que la variante Ómicron puede no ser la última, y hablar de finales es demasiado aventurado. No obstante, sí cree que hemos pasado la fase aguda o crítica de la pandemia, y que el objetivo debería ser vacunar al 70% de la población mundial.
Hay varios escenarios sobre cómo y cuándo se terminará la pandemia de coronavirus
"Hay diferentes escenarios sobre cómo podría desarrollarse la pandemia y cómo podría terminar esta fase aguda. Pero es peligroso suponer que Ómicron será la última variante o que estamos en su fase final", ha explicado Tedros en declaraciones recogidas por Gizmodo.
El director de la OMS confirma que la variante Ómicron, que surgió a finales del noviembre pasado, ha sobrepasado los planes de contención y habría empujado a Delta, la anterior mutación del virus que se cree surgió en Wuhan a finales de 2019. Aunque Ómicron es capaz de contagiar incluso a las personas personas que tenía ya inmunidad previa, las vacunas han servido para mitigar tanto la enfermedad como el ingreso y la hospitalización.
Es por eso que la OMS cree que con la vacunación en tasas muy altas se puede evitar la mortalidad de esta y futuras variantes. Los expertos abogan por un futuro optimista, destacando que este podría ser el último gran pico de la pandemia. La OMS cree que es más bien al contrario. "A nivel mundial, las condiciones son ideales para que surjan más variantes", comunicaba Tedros. Al igual que Gates, que aboga por combatir al virus en todas partes, cree que aumentar la tasa de vacunación del 70% a nivel mundial, podría ayudar a erradicar casi por completo el riesgo de la COVID-19, convirtiéndola en una enfermedad endémica como la gripe.
Pero para eso hay que comenzar a vacunar en los países en vías de desarrollo. A día de hoy, poco más del 60% del planeta ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra la COVID-19, aunque esos números descienden hasta el 10% en los países más desfavorecidos. Una cantidad insuficiente. "Aprender a vivir con covid no puede significar que le demos vía libre al virus. Esto no puede significar que vayamos a aceptar casi 50.000 muertes a la semana por una enfermedad prevenible y tratable" concluía en la misma línea que otros expertos.