Square Enix ha realizado una fusión por absorción de Tokyo RPG Factory, la desarrolladora subsidiaria que desarrolló I Am Setsuna (2016), Lost Sphear (2017) y Oninaki (2019). Tokyo RPG Factory como tal desaparece, y todos sus activos y pasivos son ahora propiedad de Square Enix.
El estudio se fundó en 2014 con la intención de desarrollar juegos de rol inspirados en los clásicos de los 90 -en especial Chrono Trigger y Final Fantasy-, producciones más pequeñas que las de Square Enix -tipo indie o AA-. I Am Setsuna tuvo unas críticas positivas y eso permitió crear dos juegos más, pero lo cierto es que la popularidad fue decayendo y no logró su objetivo de conseguir un éxito relevante en todos estos años.
"La historia de Oninaki es interesante y más si lo comparamos con el tono festivalero de muchos RPG japoneses, pero se podría decir que sufre el mismo problema que los dos anteriores juegos del equipo: las buenas ideas no bastan para hacer un juego rol notable", comentamos en el análisis de su último juego, que provocó pérdidas en la compañía por sus bajas ventas. Trabajaban en la fase de concepto y preproducción de un cuarto juego del que no conocemos detalles.
I Am Setsuna, el más recordado
El primero de sus tres juegos es el más memorable y mejor valorado. De él contamos que "lo bueno y lo malo convergen, curiosamente, en la característica principal que presenta esta producción. El espíritu que retiene I am Setsuna nos traslada a la era de los 90, una de las más grandes en lo que respecta al terreno de los JRPG puros. La magia, el encanto y la sencillez que presentaban estas producciones de antaño se han mantenido en esta nueva obra de Square Enix… pero también tiene sus puntos negativos como un ritmo algo irregular, menús demasiado vetustos, una linealidad demasiado evidente para lo que estamos acostumbrados a experimentar en nuestros días y diálogos en inglés".
