Una de las principales preocupaciones cuando una empresa lanza una plataforma de videojuegos es contar con los títulos suficientes para animar a los jugadores a comprarla. Electronic Arts es de las third parties más cotizadas por su fuerza en los juegos deportivos, sobre todo EA Sports FC (nuevo nombre de FIFA). De ahí que Microsoft estuviera dispuesta a sacrificar uno de sus proyectos para conseguir este apoyo cuando decidió entrar en la fabricación de consolas con la primera Xbox en 2001.
Ningún juego de fútbol first party
El antiguo desarrollador de Microsoft Garrett Young ha afirmado en una entrevista difundida en el podcast Kiwi Talkz que la empresa estaba trabajando en un juego de fútbol propio para la primera Xbox pensando para que saliera con la consola en el lanzamiento en 2001, pero que se canceló ya que el contrato firmado entre EA y Xbox estipulaba que no podría haber en la consola "ningún juego de fútbol first party".
En aquel momento tal vez EA pensó que FIFA ya tenía suficiente competencia con Pro Evolution Soccer en fútbol o que añadir a la consola un juego del fabricante podía mermar sus ventas y su fuerza como simulador de fútbol.
El fracaso de Dreamcast
Young indicó que Microsoft pensaba que una de las razones de que Dreamcast no hubiera tenido éxito era que EA no apoyó a la última consola de Sega, por lo que quería asegurarse de que sus títulos deportivos sí llegaban a Xbox y FIFA reforzaba el catálogo inicial de la consola con FIFA World Cup 2002, aunque fuera a costa de abandonar el juego de fútbol que estaba ya en desarrollo. Tras la cancelación Young, que estaba trabajando en aquel juego cancelado, pasó a trabajar en otros proyectos de Microsoft.
Con el tiempo Electronic Arts ha ido cobrando más relevancia todavía en el mundo de los simuladores deportivos de fútbol, hockey, fútbol americano (donde tiene la exclusiva de la NFL) y golf, pero no en baloncesto, donde NBA Live se fue hundiendo en la segunda mitad de la primera década del siglo y después ha intentado resurgir en varias ocasiones aunque la serie se canceló —parece que definitivamente— en 2019.
