Con todos los juegos que tenemos estos meses en el mercado, es complicado decidirse, ¿verdad? Aún no te has bajado del meca y ya te preparas para volver a la España profunda, pero entre medias aparece Lies of P, que desde un principio ha dejado claro que podría ser el nuevo Bloodborne, así que la pregunta es simple. ¿Te gustará Lies of P si te gustó Bloodborne?
Obviamente si sois suscriptores de GamePass podéis probarlo por vuestra cuenta directamente, pero si como muchos, vuestro tiempo no os da ese margen y el análisis donde aprueba con sobresaliente no os sirve de respuesta, pues aquí estamos para intentar darla. Aclaramos que esto no es un análisis y no vamos a valorar el juego, sino a compararlo para fans del género y especialmente de Bloodborne.
Historia, ambientación... ¿consigue el mismo impacto?
El plantemiento argumental básico, sin entrar en spoilers, es bastante similar. Tenemos una ciudad, tenemos una situación que ha llevado a la muerte de la mayoría de residentes y alguien que busca una cura o una solución al problema. No es más que una excusa para lanzarte de lleno a la acción, y en ambos casos es eficaz para que te puedas poner en el pellejo (o la madera) del protagonista.
Sin embargo, hay que decir que la historia de Lies of P es más fácil de entender, cosa que se agradece. Hay suficientes secuencias con NPCs, conversaciones y sobre todo, toneladas de notas, periódicos, libros y cartas que te ayudan a comprender la historia. No es tan críptica, no es tan hermética ni está tan sujeta a interpretación, cosa que muchos agradecerán.
En cuanto a la ambientación, todo el mundo sabe a qué nos referimos cuando hablamos de "típica ciudad europea de fantasía medieval". Los dos juegos se inspiran en la arquitectura europea del S.XIX y XX (Victoriana inglesa en Bloodborne y la Belle Époque francesa en Lies of P). Obviamente para diferenciar realmente esto nos haría falta un arquitecto, pero el jugador medio verá que se parecen y que, en ambos casos funciona y ofrece entornos agobiantes. Muchos callejones, edificios imponentes, grandes plazas donde los enemigos te emboscarán...
Sin embargo, tienen una diferencia fundamental de ambientación, que responde precisamente al trasfondo de su trama. Donde Bloodborne tiene una inspiración lovecraftiana, en Lies of P tenemos muy clarísimamente la revolución francesa por detrás de lo que vemos. Así, donde en el juego de FromSoftware teníamos terror en forma de lo desconocido, aquí nos encontramos con el caos que provocan los siervos al rebelarse contra sus amos. En los dos casos el resultado es una atmósfera aterradora, pero podríamos decir que Lies of P es "menos desagradable"... casi siempre. Trigger warning a los que tengan problemas con el sufrimiento animal. En ocasiones habrá caballos que tiran de carruajes a los que se puede ver muertos en las calles.
¿Se parece el sistema de combate de Bloodborne y Lies of P?
Siendo completamente sincero, no. Sólo superficialmente. Lies of P tiene la agresividad de Bloodborne e incluso alguna mecánica puntual, como el hecho de recuperar vida perdida atacando. Sin embargo, saliendo de ahí y después de las mecánicas habituales del género (perder almas, en este caso ergo al morir; backstab; cada habilidad tiene un arma especial; el salto no es especialmente útil por mucho que FromSoftware diga lo contrario a veces...) lo cierto es que es más acertado hablar de una mezcla de Sekiro y Bloodborne.
El juego exige un altísimo nivel de agresividad en los enfrentamientos, pero es que al mismo tiempo premia el buen hacer, la paciencia y observar al enemigo. A diferencia de lo que conocemos habitualmente no puedes hacer parry y riposte consecutivos. En este caso el juego, en un escenario ideal, quiere que hagas parry, lo que irá "desagastando" al enemigo (pudiendo romperse las armas de los enemigos, incluso a nivel visual) y usando ataques pesados para desequilibrarle. Una vez el enemigo ha perdido el equilibrio lo suficiente es cuando podemos pasar al golpe crítico tan conocido, pero no es fácil. Es obligatorio dominarlo en los jefes, que abusaránde ataques de Furia, que no se pueden bloquear pero sí hacerles un bloqueo perfecto, castigarlo y explotarlo para ganar los combates.
En los combates el parry es el gimmick principal, pero también tenemos unas herramientas más propias de Sekiro en la forma de los brazos de legión (ganchos, lanzallamas, esa clase de cosas) y el sistema de ensamblado de armas. Esto te permite desmontar y montar a voluntad los componentes de cualquier arma, haciendo que por ejemplo un espadón a dos manos tenga la empuñadura de un sable, pasando a usarlo a una mano, con el moveset de ese tipo de arma, pero claramente algo más lento. ¿Funciona esta mezcla? La verdad es que sí. Le da una variedad a los combates tan fresca como la de Bloodborne en su momento, y eso se agradece en un género muy estancado en ofrecer siempre las mecánicas de siempre "porque funcionan".
¿Es más difícil de lo normal?
En términos generales, no, pero la toma de contacto es muy áspera. Donde en otros títulos similares te acostumbras a esquivar, en Lies of P no suele ser una buena idea. El movimiento de dash para apartarte de un enemigo está bastante limitado y el hitbox de sus ataques está diseñado precisamente para que no esquives, sino que hagas parry y esto se nota. No digo que esquivar no sea una opción, sino que es bastante más difícil llegar a un punto de comodidad con la técnica.
Encontrar un estilo que te encaje es más complicado debido al factor de ensamblado de las armas, que te permite hacer que una lanza se empuñe como una espada a una mano, por decir algo. Tardarás mucho más en ir experimentando posibilidades y eso puede ser bastante abrumador para alguien sin la suficiente experiencia.
Conclusiones
Personalmente, como fan del género, habiendo completado el Soulsverse, Sekiro y varios soulslike de distintos niveles de calidad... sí, creo que si te gustó Bloodborne, te gustará Lies of P. Sin embargo, una afirmación que quiero hacer de manera categórica: olvídate de Bloodborne. Caerás en errores de combate, el planteamiento que sigue a la hora de intimidarte es muy distinto y puede resultar extremadamente frustrante.
