Ya han pasado unos meses desde que Microsoft anunciase la compra de Activision Blizzard y King por 68.700 millones de dólares, un movimiento que por su magnitud (es la adquisición más cara de la industria del videojuego) va a tardar en hacerse efectivo. La intención de ambas compañías es que no se alargue más allá de junio de 2023, un objetivo para el que poco a poco se van dando importantes pasos como el de la aprobación por parte de los accionistas de la compañía adquirida. Mientras tanto, organismos internacionales tienen que dar el visto bueno a la compra, algo para lo que previamente tendrán que realizar una investigación como la que ha anunciado hoy Reino Unido.
En concreto ha sido la Competition and Markets Authority (CMA), o Autoridad de Competencia y Mercados si lo traducimos al español, la que ha anunciado que desde el país británico van a analizar este multimillonario movimiento para comprobar que cumpla con todas los requerimientos propios de una adquisición justa.
En concreto, esta entidad va a "considerar si el acuerdo podría dañar la competencia y llevar a un efecto negativo para los consumidores, como por ejemplo con precios más altos, peor calidad o reducción de opciones".
La primera parte de esta investigación se alargará hasta el 20 de julio y consistirá en un período de consulta durante el cual podrá recibir opiniones de cualquier tercero que tenga cualquier tipo de interés en el acuerdo entre Activision Blizzard y Microsoft. El siguiente paso tiene como fecha límite el 1 de septiembre: para ese día ya tienen que haber emitido una decisión inicial con respecto al tema que investigan, así que será en ese momento cuando sepamos si esta autoridad británica ve indicios para continuar estudiando el caso o no.
La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos también investiga el acuerdo
Como decíamos al principio, esta investigación no es una excepción en el mundo de los negocios: al tratarse de una compra tan grande que atañe a tantas empresas, las agencias antimonopolio de los países implicados tienen que estudiar detenidamente si es una compra aceptable o no. Este mismo acuerdo también está siendo estudiado por la Federal Trade Commission (FTC), la equivalente estadounidense de la británica CMA, algo que el propio CEO de Microsoft, Satya Nadella, comentó con tranquilidad alegando que incluso después de la adquisición su compañía "seguirá siendo la tercera" más grande de la industria.