A pesa de que The Legend of Zelda: Breath of the Wild se puso a la venta a principios de 2017, el juego de aventuras con uno de los mundos abiertos con mayor libertad y posibilidades sigue dando de lo que hablar gracias a nuevos descubrimientos por parte de los jugadores. Esta vez no hablaremos acerca de glitches llamativos o maneras creativas de derrotar a algunos de los enemigos más temibles que campan a sus anchas por las vastas tierras de Hyrule, sino de un curioso huevo de pascua que demuestra la gran atención al detalle del equipo de desarrolladores (vía Nintendo Life).
Os advertimos de que el easter egg está relacionado con detalles de la secuencia final del juego, por lo que si aún no habéis completado la historia de Breath of the Wild os recomendamos dejar de leer a partir de este punto para evitar spoilers. Como bien sabréis, durante la aventura descubrimos en varias localizaciones de Hyrule unos recuerdos que nos brindan algo de contexto a los acontecimientos que ocurrieron cien años antes de la historia del juego.
Una vez que Link consigue ver todos los recuerdos desperdigados por el mundo, si visitamos a Impa en la Aldea Kakariko nos indica el camino para visualizar el último recuerdo, que está situado en el Pantano de ceniza.
La clave está en si tomamos una fotografía o no
Impa nos indica la ubicación del último recuerdo con un cuadro que se encuentra colgado en una pared. Tal y como ha demostrado el vídeo, si decidimos tomar una fotografía del cuadro, la cinemática de introducción al recuerdo es ligeramente diferente a la que se puede ver si no la tomamos. De esta manera, si le hacemos una foto al cuadro, al llegar a la localización Link consultará su Piedra Sheikah para corroborar que se encuentra en el lugar correcto, mientras que si llegamos al sitio sin la foto, el héroe se limitará a observar sus alrededores.