Empleados de Ghost Story Games, estudio de Ken Levine formado por un pequeño grupo proveniente de Irrational Games, han mostrado quejas con el sistema de trabajo del creador de BioShock en un reportaje publicado hoy en Bloomberg. Estas personas han expresado de forma anónima que el desarrollo del juego en el que trabajan desde hace siete años y medio es un verdadero infierno, que ha sufrido varios reinicios y cambios de rumbo que han afectado a la salud mental de los trabajadores.
Según estas personas, Levine es alguien con quien resulta muy difícil trabajar debido a los constantes cambios de parecer que refleja durante el proceso de desarrollo, razón por la cual la producción de este nuevo videojuego, del cual todavía no sabemos ni el nombre, estaría siendo un caos para los empleados.
Lo último que supimos del proyecto de Ghost Story Games es que había alcanzado su etapa final de producción en noviembre de 2020, algo que el propio estudio especificaba en unas ofertas de trabajo en la que buscaban nuevos desarrolladores.
Un proyecto demasiado ambicioso
Al parecer, tal y como se expresa en el artículo de Bloomberg, la ambición del proyecto también ha tenido que ver en los problemas por los que ha pasado el desarrollo: Levine siempre ha tratado de mantener un equipo de trabajo muy reducido (comenzó con 11 empleados, pero creció hasta aproximadamente 35 personas), y aun así quiso conseguir un producto triple A para el que no tendría personal suficiente. El propio director ha dicho en alguna ocasión que este nuevo videojuego es "ambicioso" y "muy inmersivo".
También hay quejas con respecto a la excesiva libertad que Take-Two Interactive, editora del juego de Ghost Story Games, ha dejado al estudio de Ken Levine. Ciertos empleados creen que lo que al principio era algo idílico se ha podido volver en contra del proyecto al no tener ningún tipo de control de calidad. Ni la compañía ni el estudio de desarrollo, así como tampoco Ken Levine, han querido comentar nada al respecto de la publicación de este artículo.