Michael Aliperti, de 45 años, perdió hace unos días contra un menor de 11 años al conocido Fortnite Battle Royale, el videojuego de éxito de Epic Games. Acto seguido, y tras el término de la partida, amenazó de muerte al niño avisándole de que lo esperaría en su casa o en la escuela para dispararle.
Ha sucedido en Long Island y ya ha sido detenido
Aliperti ha sido detenido por las autoridades tras amenazas con disparar y asesinar al menor en su propia casa o en la puerta del colegio. Según han informado algunos medios, el menor fue puesto en vigilancia policial después de las amenazas, que llegarán tanto por el chat de voz del videojuego como por los mensajes privados enviados a través de la red Xbox Live de Xbox One. El menor alertó a sus padres y a la policía tras ser intimidado con mensajes como "Voy a buscarte armado. Estás muerto. Llegaré a tu casa esta misma noche y joderé todo tu mundo".
Lo preocupante del caso, y de aquí la importancia de la amenaza, es que tanto Aliperti como el menor habían jugado juntos durante meses a Fortnite, lo cual les había permitido conocer detalles del uno y el otro. La obsesión del menor por el videojuego llegó incluso a preocupar al responsable de su escuela, que cuando se enteró de las amenazas, corrió a alertar a sus padres del tiempo que había pasado el crío jugando al battle royale.
"Podríamos tomar este incidente como un importante aviso y recuerdo para que seamos conscientes de que los menores no deben jugar con personas a las que no conocen", comentaba el director del instituto en el que estudia el menor. Este tipo de casos y amenazas, han terminado otras veces con desenlaces muy trágicos.
Un aficionado se obsesionó con dos populares youtubers de videojuegos, averiguó su dirección e intentó matarlos y hace unos meses, el estado de Kansas endureció la ley para evitar el swatting una práctica que consiste en engañar a la policía para que las fuerzas tácticas SWAT (un equipo similar a los GEO en España) inicien un asalto sorpresa en el hogar de la víctima de la "broma". Los policías son engañados para que crean que hay una situación de alto riesgo inminente (secuestros, bombas, etc.) y acaban entrando con violencia en la residencia de la víctima. Esta desagradable práctica acabó con un fallecido.