La saga Pokémon se estrenará con una nueva entrega este mes de noviembre con Pokémon: Let's Go, Pikachu! / Let's Go, Eevee! para Switch, y para ir calentando motores hemos decidido repasar este verano todos los juegos de la saga, desde las entregas principales a los spin-off, uno cada día, los meses de julio y agosto.
Son más de 20 ańos de historia, con multitud de títulos, desde los más conocidos hasta curiosos y extrańos spin-off, que también repasaremos.
Acompáńanos en nuestro Verano de Pokémon.
- Pokémon Edición Roja y Edición Azul (1999)
- Pokémon Pinball (2000)
- Pokémon Snap (2000)
- Pokémon Amarillo (2000)
Pokémon Trading Card Game (2000)
El merchandising es algo que siempre ha estado intrínsecamente ligado a Pokémon desde sus mismos orígenes, por lo que a nadie le extrańó que entre la ingente cantidad de productos derivados de la licencia uno de los más populares fuera su juego de cartas intercambiables, el cual adaptaba a la perfección las batallas de los títulos principales al mundo de los naipes. No en vano, fue obra de Wizards of the Coast, los creadores del mítico Magic: The Gathering, probablemente el juego de cartas intercambiables más famoso que existe.
A pesar de lo bien que estaba funcionando a nivel comercial, The Pokémon Company quiso ir un paso más allá y trasladar el juego de cartas a un videojuego para Game Boy Color, con el objetivo de darlo a conocer a más gente incluso. Esto resultó en la creación del curioso Pokémon Trading Card Game en 1998 (no llegaría a Estados Unidos y Europa hasta el ańo 2000).
Al igual que en Pokémon Edición Roja, Azul y Amarilla, nuestro objetivo era el de visitar ocho gimnasios (clubes) para derrotar a sus respectivos líderes y así ganarnos el derecho a desafiar a los cuatro miembros del Alto Mando (Grandes Maestros) para proclamarnos como el mejor jugador de cartas Pokémon de la historia. Como no podía ser de otro modo, también tendríamos un rival intentando superarnos a lo largo de toda la aventura.
Por supuesto, en vez de combates Pokémon aquí disputaríamos partidas de naipes, las cuales adaptaban las reglas del juego real punto por punto, ofreciéndonos una experiencia tremendamente fiel y muy divertida, aunque aprender a jugar con la interfaz y las limitaciones de Game Boy Color era una tarea algo confusa al principio si no nos conocíamos el funcionamiento de sus mecánicas de antemano (como podéis suponer, el programa no era ningún prodigio técnico).
Resumiendo de forma muy rápida, el desarrollo de las partidas tenía lugar por turnos en los que podíamos bajar criaturas a la mesa, ya sea para tenerlas de reserva o como nuestro Pokémon activo (solo podíamos tener uno a la vez), y unirles cartas de energía para que pudiesen ejecutar sus ataques. Evidentemente, también podíamos evolucionar si cumplíamos los requisitos adecuados, muchos ataques tenían efectos especiales, y se permitía el uso de naipes objetos y de entrenador para ayudarnos a alcanzar la victoria.
Nuestra meta era derrotar a seis monstruos de nuestro adversario para ganar la partida, aunque también podíamos vencer si nuestro contrincante se quedaba sin cartas en su mazo para robar al comienzo de su turno o si este no contaba con ningún Pokémon de reserva al derrotar al que tenía activo.
Para ser un juego de cartas, lo cierto es que las partidas tenían un ritmo muy ágil, ofrecían muchas posibilidades estratégicas y eran bastante divertidas, por lo que el vicio estaba asegurado a poco que conectáramos con su propuesta.
Quizá su principal problema fuese su falta de contenidos, ya que se trataba de un título relativamente corto. De hecho, los mapeados de los clubes eran muy pequeńos y en ellos lo único que podíamos hacer era retar a otros jugadores para obtener más cartas, por lo que no había demasiado que rascar. El hecho de que solo contara con cartas de la primera edición tampoco ayudaba demasiado y al final acabábamos por echar de menos más naipes.
Eso sí, a pesar de no ser una aventura muy extensa, su divertidísimo sistema de juego y de progresión nos dio muy buenos momentos, dejándonos para el recuerdo un título muy único y recomendable dentro del gigantesco catálogo de la portátil de 8 bits de Nintendo.