Como todo buen juego de acción que se precie de serlo, Onimusha: Warlords incluye unos cuantos jefes finales que se interpondrán en nuestro camino para ponernos las cosas difíciles e impedir que sigamos avanzando. No son especialmente complicados de abatir ni cuentan con rutinas de combate demasiado complejas, por lo que si sigues nuestros consejos no tendrás ningún problema para acabar con ellos.
Osric
Osric es el primer jefe del juego y, por tanto, también el más fácil de todos. Sus movimientos son lentos, torpes y pesados, así que si consigue alcanzarnos nos restará un buen pedazo de nuestra barra de vida.
Por suerte, su lentitud nos da una gran ventaja, ya que podremos reposicionarnos fácilmente para poder atacarle por la espalda o incluso bloquear sus ofensivas para contraatacar. Utiliza tus golpes especiales siempre que puedas y cuídate de sus ataques cargados (son los únicos que no se pueden parar), y acabará cayendo sin esfuerzo alguno.
Marcellus
Marcellus es un jefe que más que difícil, resulta muy pesado, ya que bloqueará constantemente nuestros ataques normales con su escudo. Por suerte, nuestras técnicas especiales pueden atravesarlo y hacerle muchísimo daño, convirtiéndose así en nuestras principales herramientas para hacernos con la victoria. Cuando no te quede energía mística, intenta rodearle para golpear por su espalda y asegurar el éxito de tus impactos. Con algo de paciencia, acabará por sucumbir ante ti.
Stylado
El clon malvado de Samanosuke es uno de los combates más complicados del juego, ya que es capaz de bloquear con suma facilidad casi todos nuestros ataques y contraatacarlos, técnicas especiales incluidas. En vez de tomar la iniciativa, la clave para acabar con él reside en esperar a que vaya actuar y atacar justo en el momento en el que veamos que baja la guardia para pasar a la ofensiva. También puedes intentar buscar su espalda, aunque no te lo pondrá nada fácil.
Hecuba
Hecuba es un jefe que tiene cierto "truco", ya que se pasa todo el combate volando, por lo que no llegaremos hasta ella con nuestros ataques cuerpo a cuerpo. Por suerte, si utilizamos la técnica especial de nuestra arma de viento conseguiremos aturdirla y bajará a tierra, momento en el que podremos aprovechar para castigarla con nuestras habilidades especiales de fuego o electricidad. Cuando te quedes sin poder místico, simplemente te bastará con matar a los insectos que invoca para recargarlo. También puedes intentar utilizar tus armas de largo alcance, aunque hay tantos enemigos en la sala que cuesta usarlas.
Última forma de Marcellus
Este combate tiene dos fases. La primera es exactamente igual que la anterior batalla que libramos contra él, así que usa habilidades para superar su escudo y rodéale siempre que puedas.
Tras unos cuantos golpes, su escudo se romperá y podremos golpearle sin preocuparnos de que bloquee nuestros ataques, así que simplemente dedícate a atacar sin piedad y a bloquear sus ofensivas como si fuese un enemigo más, y acabará cayendo.
Fortinbras
El jefe final de la aventura es mucho menos complicado de lo que su intimidante aspecto parece presagiar, ya que lo único "temible" que tiene es una gran cantidad de puntos de vida que alargan la batalla más de la cuenta. Si tienes la espada Bishamon ni lo te lo pienses y aporrea el botón de ataque especial como si no hubiese un mañana, ya que este arma hace tanto daño que lo aturdirás constantemente y no le darás la oportunidad de atacar.
En el caso de que no tengas dicha espada, procura traer un par de medicinas y dedícate a golpear su cuerpo para aturdirlo y que baje su cabeza. Cuando esto ocurra, lanza tus técnicas especiales más poderosas para quitarle un buen porcentaje de vida y repite el proceso hasta acabar con él. Eso sí, no te olvides de esquivar y bloquear sus ataques, aunque se toma tanto tiempo para realizarlos que no deberíamos de tener problemas para verlos venir.