Para cualquier fan del anime, las figuras de colección, el manga, Godzilla o Mazinger Z, un viaje a Japón supone como un viaje a la Meca de todos estos elementos. Y es que en el país nipón especialmente el manga (al igual que muchos aparatos electrónicos) ha roto barreras de cualquier tipo, edad, sexo, condición social o inclinaciones sexuales.
El término friki, tan frecuentemente usado en nuestras tierras y mal empleado en la mayoría de los casos, se atribuye a aquellas personas aficionadas y coleccionistas de manga y demás productos de merchandising (o bien aficionados a los videojuegos o cualquier cosa que otros catalogan como rara). En Japón sin embargo el manga (o cómic japonés) está a la orden del día. Podemos encontrar máquinas en las estaciones que venden estos cómics.
En las librerías tienen su sección oportuna (y grande) y podremos ver en el metro a hombres con su traje y maletín y leyendo por ejemplo Slam Dunk. Un libro y un manga no se suelen mirar con diferentes ojos como pasa en occidente, un manga no deja de ser un libro más para los japoneses. Si bien es cierto que también se dan casos extremos de coleccionistas acérrimos con la única intención de leer manga y más manga, éstos serán los bichos raros en Japón, donde esta conducta se ha visto ligada también al aislamiento y la introversión. Pero como os decía, a diario puedes ver gente de muchas edades leyendo diferentes cómics. Personalmente me parece genial, hay que reconocer que dentro de esta categoría hay ciertos títulos que poseen una calidad argumental y de guión exquisita.
Siendo Tokio una ciudad extremadamente grande, ¿dónde ir a buscar manga? Pues bien, personalmente recomiendo que vayáis a Akihabara y os paséis por Mandarake. Es una franquicia bien conocida y si mis datos no son incorrectos, creo que es la tienda de manga más grande del mundo (y si no lo es se queda cerca). Tiene un total de ocho pisos. Bien divididos entre manga, cosplay, figuras de colección etc. Lo mejor de todo es que no sólo podréis encontrar el último número de cualquier serie famosa sino rarezas y curiosidades de hace veinte, treinta o cuarenta años.
Al mismo tiempo tenemos todo tipo de tamaños de Cloud Strife y figuras de cuando muchos aún no habíamos nacido, robots con tantas luces que si no provocan epilepsia te morirás del gasto en pilas, Mazingers Z más grandes que algunos mastines y cajas y cajas de juguetitos que le harán babear a más de uno. Como anotación personal, en junio del año pasado me hice con 44 tomos de Bleach a un precio de unos 50 euros. La serie nunca me pareció algo del otro mundo pero ofreciendo un pack de segunda mano con todos los números hasta esa fecha por poco más de 1 euro el número merecía la pena (y más cuando en España se venden a 8 euros como poco). Eso sí, en japonés. Aun así como sitio para visitar y echar un vistazo, recomendación encarecida.
Por otra parte, otro de los lugares a visitar, o al menos para ponerlo en vuestro conocimiento, son los manga-cafés. Estos bonitos establecimientos suelen abrir 24 horas y ofrecen ciertos cuartos, con tamaños que varían dependiendo del sitio, donde podremos alquilar uno de ellos por horas, meternos en nuestra habitacioncita (realmente pequeña) y leer. Estas habitaciones suelen estar acolchadas o tienen algún sofá por norma general y también suelen incluir un ordenador. Es decir que son como los cibercafés de toda la vida pero con un catálogo de mangas bastante considerable. Sin embargo, el uso de los manga-café no sirve sólo para relajarse y leer. Uno de los principales usos que se le da también es el de piso franco cuando te quedas sin el último tren y no puedes volver a tu casa (no hay servicio nocturno de transporte aparte del taxi). Así pues si pierdes el tren te puedes ir a un manga café y por un realmente módico precio te alquilas tu habitación por seis horitas y duermes hasta la mañana.
Es increíble las formas y lugares donde los japoneses se quedan dormidos, incluso estando de pie en el tren tratan de pegar una cabezadita. Como anécdota personal, hace unos meses me dirigí a un McDonalds de la zona de Takadanobaba, subí a la segunda planta del mismo para comer y… me daba miedo si las patatas crujían demasiado ya que en toda la atestada planta sólo había personas durmiendo y un tipo estudiando.
Resumiendo, os aconsejo que visitéis la tienda Mandarake de Akihabara para mirar curiosidades y si perdéis o no queréis coger el último tren busquéis un Manga Café que os saldrá increíblemente barato para pasar una nochecita y vivir la auténtica experiencia japonesa, es decir sentir un poco de claustrofobia y dormir en el suelo.