Soy un fumador, lo admito. Lamentablemente caí joven ante los susurros de las musas de la nicotina, que me incitaron a introducirme en su mundo nebuloso. No estoy orgulloso, y gracias a mi fuerza de voluntad pude rebajar el promedio de cigarros al día a una cantidad muy pequeña, aun así soy un fumador y me arrepiento por ello. Sin embargo, el poder disfrutar de un café, acompañado de un pequeño palito de cáncer y un buen videojuego es una de mis debilidades. (Si algún menor lee esta columna, fumar es perjudicial, mata, te puede dejar estéril, puede dañar a tu hijo y muchas otras cosas más que podrás leer en las cajetillas, además de que es un gasto innecesario que podrá ser utilizado para comprarte más y mejores videojuegos).
Bueno, la cuestión es que, anteriormente, en Japón, el tabaco era una de esas extrañas cosas que, a pesar de ser un vicio, podías encontrar más barato que en España; no mucho más barato, pero sí al menos unos céntimos. Pero en octubre del pasado año los precios se dispararon debido a la subida de los impuestos del tabaco, alcanzando en algunos casos el doble de su valor en algunas cajetillas. Al mismo tiempo, anteriormente se podía fumar en los trenes de alta velocidad (Shinkansen), los cuales tenían una serie de vagones exclusivos para fumadores. Esta medida siempre me ha parecido genial debido a la separación física de vagones y no entiendo por qué dejaron de existir en Europa.
Además de las miles de máquinas con cientos de bebidas diferentes (calientes y frías) que puedes encontrar en la calle, también existen las máquinas de tabaco. Si eres mayor de edad puedes hacerte una tarjeta Taspo (cuando oigo esta palabra me viene a la mente la palabra carraspera) para poder comprar las cajetillas en estas máquinas, y así proteger a la juventud de este mal vicio.
Sin embargo, al contrario que lo que parece suceder en ciertas partes de Europa, en muchas calles de Tokio no se puede fumar, es decir, que quieren que vayas a los espacios cerrados para hacerlo. ¿Nos hemos vuelto locos o qué? Mientras que en medio mundo intentan que no fumes en cualquier espacio cerrado, en Tokio parece que van por otro lado. Aunque no todos, la mayoría de los restaurantes tienen zona de fumadores y, si no existiese, según mi experiencia el 70% de los restaurantes te permite fumar.
Sin embargo, no en todo el país se utiliza este sistema, así como no en todas las calles de la capital. Es decir que en ciertas zonas de Tokio no se puede fumar, pero en otras sí. Las zonas de mayor concentración de gente, Shibuya, Ikebukuro, Shinjuku, por ejemplo, tienen zonas de fumadores en la calle. Junto a estas zonas se suele añadir un mapa del distrito y las diferentes áreas de fumadores existentes por si tienes que parar a repostar. Como digo, es sólo en ciertos distritos, e incluso en estos barrios, si tienes que fumar, siempre puedes hacerlo en las pequeñas callejuelas. Algunos de los focos de fumadores lamentablemente parecen jaulas de infestados, donde la gente se hacina para disfrutar de su dosis de nicotina.
¿Por qué estas zonas? Bien, pues en primer lugar puedes darte cuenta de que por norma general las calles están muy limpias. Teniendo en cuenta que es la ciudad más poblada del mundo, imaginaos la cantidad de basura que se puede acumular. Si a eso le sumamos la cantidad de cigarrillos que podrían arrojarse al suelo, la ciudad daría otra impresión. Además, la inmensa cantidad de cuervos hormonados que existen en la ciudad podrían volverse adictos a la nicotina, y no queremos dañar el medio ambiente. En las diferentes señales de las zonas de fumadores vemos cómo el andar y fumar puede ser de muy mal gusto para otras personas que caminen tras nosotros, y las cuales puedan respirar nuestro humo mientras caminamos. Para acabar, también se nos indica que, habitualmente, la altura donde mantenemos el cigarro se situaría a la altura de la cara de los niños.
Durante una de mis visitas a Akihabara pude ver cómo un japonés caminaba tranquilamente cigarro en mano por la calle principal del barrio electrónico. Un policía haciendo su ronda le llamó la atención y tuvo que ser "escoltado" hasta la zona de fumadores oportuna, con la correspondiente vergüenza que puede ello suponer.
En general Japón es un país con un gran número de fumadores, aunque se nota cierto aire de cambio, especialmente entre los jóvenes. Como última curiosidad, en una pequeña charla con Shinji Mikami (fumador declarado) en el Tokyo Game Show, el creador japonés aludía que el añadir un personaje principal fumador al juego, era como un reducto de esperanza, un alivio saber que en el futuro seguiría habiendo fumadores. Pues, sintiéndolo mucho, señor Mikami… ojala no los haya, por el bien de su salud.