Tiempo ha pasado ya desde aquella presentación en vídeo (con demo jugable incluida a puerta cerrada) allá por la feria electrónica E3 de 2007. Tras una secuencia donde el plano se alejaba para contemplar una ciudad devastada, Fallout 3 se tornaba en esperada realidad orquestada por la veterana Bethesda Softworks. Con ello, los creadores de la apabullante serie The Elder Scrolls retomaban gran parte del material desarrollado por una desaparecida Interplay Entertainment (y su grupo de trabajo Black Isle Studios), encauzando así uno de los proyectos más ambiciosos dentro de los juegos de rol con procedencia occidental.
Desde ese momento, el moderado goteo de información respecto a su desarrollo y particularidades dejaban entrever la magnitud del título que nos ocupa, despertando un creciente interés entre aquellos jugadores ávidos en materia de rol con innumerables opciones y posibilidades a sus espaldas. Paradójicamente, el universo más hostil que seamos capaces de imaginar nunca albergó tantas horas de diversión.
Fuego y destrucción
En un mundo donde la supervivencia no conoce facilidad alguna, Fallout 3 nos pone en la piel de un joven muchacho llamado a cambiar el catastrófico presente. Nacido en uno de los refugios de Washington (o lo que queda de ella), asistiremos a su infancia y adolescencia mediante un conjunto de pequeñas pruebas interactivas que decidirán los rasgos del personaje que nos tocará manejar.
Sumida en la precariedad de alimentos, la Tierra de Fallout 3 poco o nada tendrá que ver tal y como la conocemos hoy en día. Tras el holocausto nuclear, el número de habitantes del globo registró millones de muertes, quedando tan solo espacio para aquellos afortunados que consiguieron refugiarse de la inmensa deflagración. Apresados en los refugios que una vez les libraron de su extinción, los últimos reductos de la especie humana subsisten con temor, intentando encontrar alguna esperanza que les devuelva un solo ápice de lo que alguna vez fue sus vidas. Con influencias claramente reconocibles, el amargo futuro que propone Fallout 3 (ambientado en un apocalíptico año 2277) bebe directamente de grandes obras del cine como la mítica Mad Max, matizando claro está el argumento para la ocasión.
Nada más finalizar una serie de sencillos encargos iniciales, ya podremos contemplar la magnitud del desastre acontecido tras la primera toma de contacto. En este sentido, como ya sucede en los juegos del género, esta tercera parte de Fallout se regirá por una línea argumental principal a la que se le sumarán centenares de submisiones añadidas, matizando así el transcurso de nuestro viaje. Particularmente vital, nuestro personaje contará con su medidor de Karma, siendo este básicamente un baremo de moralidad que variará en función de la ética de nuestras decisiones y las circunstancias del momento. En este sentido, la ingente cantidad de personajes que pulularán por el universo Fallout supondrán una útil y esencial fuente de información a la que deberemos acceder si deseamos continuar. En multitud de ocasiones, la mentira o la picardía supondrán la única llave para conseguir un objeto determinado de la persona correcta, poniendo especial énfasis al efecto de nuestras respuestas al dialogar con aquellos que nos rodean. Una mala contestación, y los extraños del lugar se pondrán a la defensiva, variando en ese preciso instante el resultado de nuestras acciones venideras.
En torno al sistema conversacional, Bethesda Softworks ha puesto especial interés (y arduo trabajo) para lograr incontables líneas de diálogo que reflejarán una historia y objetivo de existencia para todos y cada uno de los habitantes en el mundo de Fallout. De nuevo, la más nimia elección a la hora de elegir una frase para el diálogo determinará aspectos que podrían pasarnos desapercibidos en una primera instancia. Aun haciendo uso del diálogo como medida para avanzar en nuestro viaje, lo cierto es que también habrá sitio para asesinos y criaturas monstruosas poco puestas en el pacífico arte de la dicción.
Bajo un sistema de cámaras que podremos oscilar entre la primera y la tercera persona (esta última al nivel del hombro), en Fallout 3 no nos quedará más remedio que batallar con todo ser indeseable. Lejos pero de suponer un mero añadido, la mecánica de combate y todo lo que le concierne constituirá otro de los grandes pilares del título. Al habitual sistema para golpear en tiempo real se le añadirá el denominado VATS, mediante el cual toda la acción se ralentizará y aparecerá un entramado de puntos sobre el enemigo. Llegados a ese instante, deberemos seleccionar las partes del cuerpo a las que disparar, para terminar así de ejecutar el movimiento y contemplar los impactos, todo ello con una cámara lenta aleatoria que le otorgará más vistosidad.
En palabras de los propios desarrolladores, VATS se definirá como un sistema magnificado de puntería, y por ende, una de las formas más efectivas de acabar con un adversario de un disparo certero. Por supuesto, la cantidad de armas que podremos adquirir se verá reforzada por la posibilidad de mejorarlas en distintos aspectos, así como repararlas en caso de romperse, dependiendo siempre de un coste y de nuestras habilidades. No menos importante, y para cuando la situación lo requiera, será el uso del cuerpo a cuerpo, logrando un correcto equilibrio con las armas de fuego, y bastante más ligado a nuestra experiencia y omnipresentes habilidades que deberemos ir subiendo.
Amistades en el camino
A pesar de no haberse esclarecido en demasía las características de creación o las dotes del personaje a concebir, la confirmación del PipBoy nos asegura todo un seguimiento de nuestras estadísticas personales, así como su evolución al milímetro, y otra rentable fuente de información a modo de noticiario local.
Sin una confirmación que limite el número, Fallout 3 tendrá cabida para que distintos personajes (inclusive un perro) se nos unan a lo largo y ancho de nuestra travesía. Estos tendrán su personalidad y carácter tremendamente marcado, pudiendo nosotros asignarles una serie de órdenes directas, y añadiendo así otro plus de posibilidades a nuestros quehaceres e intereses. Donde la transgresión y la libertad se miran con cierto recelo, las drogas en Fallout 3 volverán a hacer acto de presencia, siendo éstas una opción que podrán crear adicción sobre nuestro personaje y nos hará desarrollar una serie de dependencias que podrán causarnos efectos negativos a largo plazo.
En cuanto al apartado técnico, el portentoso trabajo llevado a cabo por los integrantes de Bethesda ha conseguido plasmar un mundo totalmente apocalíptico, de tierra árida y amasijos de metal donde alguna vez hubo vida. La increíble ambientación se verá reforzada por unas criaturas producto del fuego nuclear que nos asaltarán en los recovecos más oscuros, recordándonos que no debemos bajar la guardia en ningún momento.
A una distancia de dibujado que quitará el hipo, se le unirán unos efectos climatológicos y un sistema de luces que compartirán cartel con unos modelados perfectamente definidos y de unas animaciones espléndidas, todo ello en un mundo previsiblemente muerto, pero peligrosamente vivo.
Si el género de rol occidental pasa por un magnífico momento, Fallout 3 viene a reforzar el ya de por sí buen estado de salud para el mismo. Cuantiosas posibilidades aseguran horas y horas de diversión en las que podremos seguir la trama o simplemente divertirnos cumpliendo misiones secundarias repartidas por unos entornos de difícil cálculo. Con aspectos todavía por sorprender, la espera para el difícil viaje hacia la esperanza de la especie humana se torna cada vez más palpable.