Llevamos más de 30 años acompañando a Link en multitud de aventuras que nos han dejado tan buenos e inolvidables recuerdos que nos hacen esbozar una pequeña sonrisa de satisfacción, nostalgia e ilusión cada vez que acuden a nuestra mente. Hemos viajado entre el mundo de la luz y el de la oscuridad, hemos surcado los mares de una Hyrule sumergida, hemos evitado un perturbador apocalipsis, hemos viajado en el tiempo con el poder de una ocarina, hemos sido partícipes de la creación de la Espada Maestra, hemos experimentado la libertad más absoluta y, sobre todo, hemos superado innumerables pruebas y mazmorras que nos han forjado como héroes.
Gameplay comentado
Pero si hay una leyenda que ha conseguido ganarse un hueco muy especial en nuestros corazones, esa es la que nos narraron en The Legend of Zelda: Link's Awakening, una de las más extrañas, atrevidas y encantadoras de la saga, pero también una de las más oscuras, impactantes e incluso turbias.
Por suerte, Nintendo ha decidido rescatar esta joya de Game Boy y traerla de vuelta con un fantástico remake para Switch al que ya hemos podido jugar durante varias horas.
Y sí, podéis estar tranquilos: sigue siendo toda una obra maestra que nadie se debería perder.
La fascinante isla Koholint
Lo primero que tenemos que decir es que nos encontramos ante una recreación extremadamente fiel de la aventura que disfrutamos en 1993, manteniendo su misma historia y desarrollo jugable sin apenas cambios destacables más allá de ciertas mejoras en los controles y un apartado gráfico rehecho desde cero.
Así pues, volveremos a explorar Koholint, una misteriosa isla a la que Link llega tras naufragar en uno de sus viajes en barco. Allí, sus habitantes nos explican que para volver a Hyrule necesitaremos la ayuda del Pez del Viento, un ser ancestral al que tendremos que despertar encontrando ocho instrumentos musicales.
Este es el punto de partida de una maravillosa odisea que sigue muy de cerca la fórmula clásica de la saga, por lo que tendremos que recorrer estas extrañas tierras mientras buscamos sus diferentes mazmorras, donde nos esperan todo tipo de puzles, enemigos, tesoros, jefes y, por supuesto, objetos que nos permitirán acceder a lugares de otro modo inaccesibles.
Como ya hemos dicho, su desarrollo es un calco del que tenía en Game Boy, algo que se aplica tanto al diseño del mapa como al de sus rompecabezas, minijuegos, mecánicas e ítems. Tanto es así que los secretos están justo en los mismos sitios que recordábamos, consiguiendo que en todo momento tengamos la sensación de estar rejugando (por enésima vez en nuestro caso) a la obra original.
Sus desarrolladores no han querido tocar ni una coma y lo poco a lo que le han metido mano ha sido siempre para mejor, una decisión que no debería de extrañar a nadie, ya que estamos hablando de un juego tan sumamente redondo y bien diseñado que, un cuarto de siglo después, sigue estando muy por encima de la gran mayoría de títulos que llegan al mercado. Y esto, teniendo en cuenta que fue concebido para una consola portátil monocroma de 8 bits, no hace más que confirmar la obra tan atemporal y mágica ante la que nos encontramos.
Esto se nota especialmente en las mazmorras, entre las que se incluyen algunas de las mejores de toda la serie, con unos puzles muy bien pensados y una genial disposición de salas que nos hará darle vueltas al coco constantemente buscando la forma de avanzar. Y todo ello por no hablar de la propia Koholint, una fascinante isla repleta de secretos y enigmas en la que conoceremos el auténtico significado de la palabra "aventura".
Mejorando lo inmejorable
En lo referente a las mejoras que se han realizado para la ocasión, destaca la revisión que han sufrido los controles al disponer ahora de un mando con más botones. Gracias a esto, siempre tendremos equipados el escudo, la espada y las botas de pegaso (cuando las encontremos), tres ítems que tienen asignados sus propios botones y a los que tenemos que sumarle dos adicionales a los que podremos asignar el resto de objetos que consigamos.
Puede que no lo parezca, pero esto supone una gigantesca mejora respecto al original, donde teníamos que abrir el menú a cada paso que dábamos para reasignar constantemente nuestro equipo a los dos únicos botones de acción de la mítica portátil de Nintendo.
Como era de esperar, el manejo de Link también se ha retocado y si bien nos seguimos moviendo en ocho direcciones, ahora nuestro héroe puede mirar directamente hacia todas ellas, permitiéndonos apuntar mucho mejor y con más precisión los golpes de nuestra espada, así como movernos de forma más orgánica y natural por el mapa.
Hablando de combates y espadazos, los enfrentamientos han recibido algunos ajustes de lo más interesantes que los hacen más divertidos y satisfactorios, como el hecho de que bloquear un ataque con el escudo provoque que nuestro adversario se desestabilice y se quede completamente expuesto durante unos instantes.
Algunos minijuegos también se han mejorado con nuevas recompensas y físicas revisadas, se ha recuperado la mazmorra del color de Link's Awakening DX y se ha añadido el Modo Héroe, un nuevo nivel de dificultad en el que recibiremos el doble de daño y no nos soltarán corazones, ofreciéndonos un reto muy interesante para quienes ya nos conocemos esta aventura de memoria.
Sobre esta modalidad, cabe destacar que está desbloqueada desde el principio, convirtiendo nuestros primeros pasos por Koholint en un reto realmente complicado, ya que apenas tendremos margen de error. Eso sí, el desafío se equilibra y decae bastante tras la tercera mazmorra, especialmente si nos conozcamos la localización de las piezas de corazón, las botellas para guardar hadas y otros secretos la mar de útiles.
Diseña tus propias mazmorras
Otra de las grandes novedades la tenemos en un curioso editor de mazmorras que, a diferencia de lo que podría parecer, no se trata de un Zelda Maker, sino de una nueva misión secundaria perfectamente integrada dentro del juego.
Su funcionamiento es muy sencillo: nos proponen una serie de retos consistentes en crear mazmorras que cumplan una serie de condiciones concretas y que, posteriormente, tendremos que superar nosotros mismos. Para finalizarlas, simplemente deberemos abrir todos los cofres para que así nos den la llave de la cámara donde se esconde el jefe al que tenemos que derrotar.
La herramienta de edición es muy intuitiva y en ella podremos usar las mismas salas que hayamos explorado en las mazmorras de la historia principal, por lo que nuestra única labor será conectarlas de forma lógica a través de sus diferentes puertas y salidas como si fuese una especie de puzle.
Por supuesto, superar los retos que nos planteen tendrá sus recompensas, aunque nos ha resultado un poco extraño que la única forma de compartir nuestras creaciones sea a través de las figuras amiibo de la serie The Legend of Zelda, por lo que no será posible subirlas a internet para que otros jugadores las descarguen e intenten superar nuestros tiempos.
Un remake de ensueño
Al final, las novedades más notables las tenemos en su apartado audiovisual, totalmente rehecho y actualizado. Y creednos, no exageramos al decir que se trata de uno de los títulos más bonitos de los últimos años gracias al estilo artístico por el que se ha apostado, recreando Koholint como si fuese una maqueta de juguete.
Esto también ha permitido al equipo de desarrollo mantener una estética muy similar a la vista en la versión original, con personajes más o menos cabezones que son perfectamente reconocibles, algo que también se aplica a los escenarios y sus diferentes elementos.
Es un juego que derrocha simpatía, carisma y personalidad en lo visual, un encanto que crea un contraste muy interesante con la historia que nos quieren contar, lo cual, sumado al aura extraña y enrarecida que impregna toda la obra, ayuda a aumentar el desconcierto del jugador y a potenciar más todavía las sensaciones que sus desarrolladores quisieron provocarnos en 1993.
Además, en lo técnico es un título sorprendentemente potente, con texturas muy cuidadas que emulan diferentes materiales caseros como el plástico, efectos elaborados y un rendimiento que suele mantener las 60 imágenes por segundo, con tan solo unas leves caídas momentáneas en el momento de cambiar de región, virtudes de las que disfrutaremos tanto en portátil como en sobremesa.
Pero, sin duda, han sido sus pequeños detalles los que más nos han conquistado, algo que queda muy patente en las animaciones, probablemente uno de los aspectos en los que más mimo y atención se ha puesto y con las que se ha dotado de una expresividad sin igual a todos sus personajes.
Lo único mejorable que hemos detectado ha sido cierta presencia de dientes de sierra, aunque nada grave ni lo suficientemente notorio como para afear el conjunto. Lo que sí que nos cuesta entender es la decisión de incluir un extraño efecto de desenfoque en los bordes superior e inferior de la pantalla que solo está presente en exteriores y que no será del gusto de todo el mundo.
Finalmente, en lo sonoro no podemos hacer otra cosa que no sea quitarnos el sombrero ante las remezclas que se han realizado de sus inolvidables temas musicales, instrumentalizándolos con muchísimo gusto a la vez que mantiene ciertos sonidos que nos recuerdan inevitablemente a sus orígenes de Game Boy. Una auténtica pasada que os hará derramar más de una lágrima de nostalgia.
Los efectos siguen esta misma línea y, tal y como era de esperar, las únicas voces que escucharemos serán las de los gritos y expresiones de Link y el resto de personajes. Por último, destacar que esta es la primera vez que podemos disfrutar de esta aventura en español y con una traducción envidiable.
Una leyenda atemporal
The Legend of Zelda: Link's Awakening era un juegazo en su momento y lo sigue siendo a día de hoy. Y como prueba de ello, tenemos este genial remake, al que solo le ha bastado actualizar su apartado audiovisual y sus controles para hacernos creer que se trata de una aventura totalmente nueva desarrollada y diseñada este mismo año.
La recreación que ha hecho Nintendo de esta maravillosa aventura no podría ser más fiel y acertada, adornando una joya prácticamente perfecta con un nuevo y precioso estilo visual que le sienta como un guante, y aderezando todo ello con pequeñas mejoras aquí y allá que terminan de redondear un producto imprescindible. No lo dudéis, jugaseis o no al original, aquí tenéis una nueva cita con Link a la que no podéis faltar.
Hemos realizado estas impresiones gracias a un código de descarga de la versión final que nos ha facilitado Nintendo.