El catálogo de rol de PlayStation 2 ha demostrado que a pesar de centrar su fama en unos pilares como las asentadas sagas de Square Enix Final Fantasy y Dragon Quest, aún había cabida para nuevos y sobresalientes títulos. Así, los jugadores han sabido valorar especialmente a dos nuevas franquicias, Persona y Disgaea. La segunda, creación de NIS, ha encontrado su hueco en el subgénero del rol de estrategia –considerándose por la mayoría como la mejor en esta categoría-, y tras dos entregas en la vieja 128 bits de Sony, ha dado el salto tanto a un sistema técnicamente superior, PlayStation 3, con Disgaea 3, como a los portátiles, PSP y DS.
Disgaea 2: Dark Hero Days es una conversión de Disgaea 2: Cursed Memories, el juego lanzado en 2006 para PS2. Para quien no haya probado alguno de estos títulos, podríamos asemejar Disgaea a otros juegos de rol de estrategia por turnos, quizás el más conocido por todos sea Final Fantasy Tactics, pero con una fuerte personalidad que lo hace absolutamente único.
La historia comienza cuando Adell y su familia trata de invocar al Lord Zenon, culpable de maldecir Veldime, lugar en el que vive nuestro héroe. De tal hechizo, todos los habitantes acaban transformándose en demonios y monstruos, todos excepto Adell. Tras un diálogo en el que queda claro que nuestra única meta en la vida es derrotar a Lord Zenon –para lo cual se hace el rito de invocación- con el fin de salvar a nuestra familia de su nuevo y grotesco aspecto, algo sucede mal y en lugar del Señor Oscuro encontramos a su hija, Rozalin. Este personaje de noble estirpe no resulta tan temible como su padre, pues además de no tener por costumbre luchar –nunca había salido del palacio- desea regresar a sus dominios. Adell promete llevar a Rozalin de vuelta a su origen, no sin ocultar su intención de enfrentarse a Lord Zenon acompañado de diversos personajes, cada uno especializado en un tipo de ataque. Rozalin, por su parte, acepta embarcarse en este viaje, esclava de la invocación, no sin jugar alguna mala pasada al héroe.
Una de las características de la saga Disgaea es el humor y parodia de las tramas más "serias" que solemos encontrar en los juegos de rol. Aunque el tono es menos cómico que en la primera entrega, ya que Adell se toma en serio su objetivo, el elenco de personajes secundarios que pueblan el juego y la estética no deja de tener un tono desenfadado. Basta mencionar la presencia de los pingüinos icono de esta serie, que recientemente se ha "independizado" con Prinny: Can I really be the hero?, un plataformas para PSP con una absurda trama -1000 de estos personajes intentarán conseguir un pastel para Etna, aunque les cueste su vida- que ya tiene secuela anunciada, los comentarios de "niña rica" de Rozalin y numerosos secundarios de lujo, como una rana a las órdenes de Lord Zenon o Axel, una estrella de cine –o eso cree él- rodeado de cámaras y un director bastante alterado.
Disgaea 2 Dark Hero Days no es un juego sencillo, y detrás de esa aparente fachada de colorido, alegría y estética a animación japonesa se esconde un juego muy profundo que poco a poco nos guía con unos tutoriales accesibles incluso para aquellos que prueban el género por primera vez, hasta demostrar todas las posibilidades de configuración. La base del juego es desplazarse por un terreno, dividido por casillas, que otorgan el movimiento a cada personaje. Una vez situados en el lugar deseado, es posible atacar o realizar alguna de las habilidades con las que contamos, como la curiosa opción de levantar y lanzar a un compañero a larga distancia (en cuyo caso, los pingüinos actúan como bomba y acaban inmolándose). La estrategia juega un papel fundamental, y en muchas ocasiones es preferible no atacar siempre que tengamos la primera oportunidad, pues según el flanco desde que golpeamos –o somos golpeados- el daño varía, y quizás nos convenga hacer uso de los combos, ataques combinados con dos o más personajes que causan un daño demoledor.
Cada tipo de personaje posee unas armas y características únicas que lo diferencian del resto. Las clases diferencian mucho la habilidad de cada personaje, así que tener en cartera un buen ejército variado marca la diferencia tras varias horas de juego. Aquellos de armas blancas lógicamente van a ser "peones", como los guerreros, fuertes con las espadas y hachas pero algo limitados en movimiento y rango de impacto –casillas contiguas-. Rozalin, y todos aquellos de armas largas, de fuego o magias, son capaces de infringir daño desde posiciones más seguras, aunque como es de imaginar, cada personaje posee fortalezas y debilidades con las que debemos jugar a la hora de disponer las unidades en este tablero de ajedrez.
La variedad de retos viene dada por la orografía del terreno, el tipo de enemigos, y los Geo Symbols, unos objetos dispuestos en el terreno que afectan a un grupo de casillas amplio –denominados Geo Panels- otorgando efectos positivos o negativos para quienes se encuentran en ellas. Como una banda de monstruos débiles pueden ser un incordio si ven multiplicados sus valores, es posible destruir o mover el objeto que causa estos estados alterados; si optamos por romper el item, se daña a los personajes situados en las casillas, creando además posibles cadenas de combos. En otras ocasiones nos interesará situar uno de estos símbolos en un panel, pues podemos aumentar la experiencia ganada, por ejemplo.
El desarrollo del juego consiste en ir superando mapas a lo largo de capítulos que desarrollan la historia, intermediados por los momentos de relax en la aldea principal que actúa a modo de base de operaciones, desde la cual curar, comprar armas, armaduras y objetos para las batallas, e incluso crear nuevos personajes del oficio que deseemos. No queremos profundizar en estas impresiones en dos aspectos importantes que hacen de Disgaea 2 un juego muy abierto en cuanto a posibilidades, la Asamblea Oscura y el Item World, aunque no dejaremos de mencionar su funcionamiento. Item World, visto en la primera parte, permite jugar a nuevos retos dentro del mundo contenido en cada objeto, que si completamos, permiten aumentar el poder del propio objeto. Es completamente opcional, pero como siempre ocurre con estas misiones alternativas, a la larga acaban siendo beneficiosas para las fases finales del juego.
Por otro lado, la creación de nuevos personajes, los aprendices, mediante maná ganado en las batallas, permite asignar oficio, valores a sus características y nombre a este nuevo compañero. En un principio conseguiremos ayuda básica –consumes maná, creas al personaje y listo-, pero los personajes con más valores requerirán la aprobación de la Asamblea Oscura, un consejo de sabios que regula el mundo del juego. Estos senadores distan mucho de la seriedad que Final Fantasy Tactis o Final Fantasy XII retrató en los jueces, pues los votos de cada uno se ven influenciados por muchos factores. Además, el senado se divide en diversas tendencias, incluyendo a los que se duermen fácilmente, los que tienen debilidad por las mujeres, o los borrachos, que pueden incluso equivocarse y cambiar su voto. Podríamos decir que casi como en la vida real, se puede influir en el resultado con regalos (ítems), llamadas telefónicas y otros sistemas de extorsión más directos.
NIS no ha dejado pasar la oportunidad de mejorar el que ya era de por sí un sobresaliente juego gracias a algunas incorporaciones. Ninguna revolucionaria que nos haga hablar de un remake, pero los nuevos episodios protagonizados por Axel, el "Dark Hero", un curioso personaje –para no desentonar con los estrambóticos héroes- al que nos encontramos varias veces en nuestro camino, y que da subtítulo a esta versión de Disgaea 2. Cuenta con una historia propia, un Item World y Asamblea Oscura que aseguran más horas de diversión incluso para aquellos que habían jugado al original. También se amplía el número de personajes que unir a nuestro grupo, clases –Lady Samurai, Death Saber, Celestial Host, Entei y Robot- monstruos y magias, y de Disgaea 3: Absence of Justice (el título lanzado en PlayStation 3) recoge el sistema "Magichange". En conclusión, una versión definitiva que supera al juego lanzado hace unos años, que gracias a PSP ahora podrán disfrutar nuevos jugadores.
La conversión a PSP ha sentado bien al apartado gráfico del juego. De Disgaea no se espera, al menos hasta la fecha, un portento técnico. Incluso en el juego para PlayStation 3, NIS ha sido fiel al espíritu marcado desde la primera entrega, algo que los seguidores de la saga han recibido con buenos ojos. A pesar de ello, no podemos negar que muchos usuarios se sienten atraídos por el aspecto más puramente visual de un juego, y ello provocó algunas quejas al inmovilismo de una saga lanzada en unos sistemas que pueden dar mucho más de sí. Es por ello que decimos que Disgaea 2 en PSP debería atraer la atención a muchos nuevos jugadores, el motor gráfico no desentona con lo esperado en portátil.
Los escenarios 3D en vista isométrica son detallados –a la vez que no confunden al jugador con complicadas estructuras- y los personajes y monstruos bidimensionales cuentan con animaciones perfectamente expresivas. El desplazamiento de la cámara es extremadamente fluido en todo momento, y si algún objeto obstaculiza la visión, podemos rotar la cámara –o el escenario, según se vea- en los cuatro puntos de vista isométricos. Los personajes son 2D, pero cuentan con una vista de frente y otra de espalda, así que el mundo no deja de ser coherente en esta mezcla de dimensiones. Únicamente achacar el dentado de los personajes durante algunas secuencias de historia, pues la cámara se acerca más de lo normal y las imágenes muestran su naturaleza de píxel. Un pequeño defecto que apenas es visible en algunos diálogos, no en los combates –que ocupan prácticamente todo el juego-.
Si bien la versión para PSP se nota que aprovecha bien el hardware –al menos, en proporción, más que en doméstica-, es en el apartado artístico en el que la saga marca diferencias con otros muchos juegos de rol por turnos. El juego no esconde en ningún momento la estética japonesa de la que hace gala, desde la misma secuencia introductoria de estilo anime, a todo el colorido que derrocha cada mapa. Algunos diálogos se cuentan mediante ilustraciones a gran tamaño, y las animaciones de los pequeños sprites en 2D muestran una atención al detalle como quizás sólo NIS, SNK y Atlus han conseguido hasta la fecha.
El apartado sonoro acompaña con temas alegres, y el doblaje, que en la versión que hemos podido jugar incluía voces en inglés y japonés, es magnífico. Si a esto sumamos que los diálogos poseen ese humor muchas veces absurdo japonés y unos secundarios memorables, la historia se hace muy agradable y ligera, en contraposición a otros títulos que se toman "demasiado en serio" a sí mismos con complejas tramas políticas.
Conclusiones
Previsto para febrero de 2010 en Europa, los amantes del género están de enhorabuena. Aunque se le podría tachar de algo complejo para principiantes –algo que a su vez agradecerán los más expertos-, el juego posee una curva de aprendizaje que va enganchando con cada batalla hasta que sin darnos cuenta estamos controlando todos los aspectos de personalización de armas y formaciones de ataque.
Disgaea 2: Dark Hero Days es sin duda uno de los juegos que más van a agradecer los usuarios de PSP, y se postula como el mejor representante del género, no sólo dentro del catálogo de la portátil de Sony.