Los juegos de acción en primera persona son uno de los géneros más prolíficos, pero no son muchos los títulos que consiguen calar en el corazón de los jugadores y ser recordados con el paso de los años. Para ello hace falta ser muy bueno, tener mucha personalidad u ofrecer algo diferente, y todo eso es lo que consiguió 4A Games en 2010 con Metro 2033, una aventura de acción en primera persona que aun hoy en día sigue siendo muy disfrutable y distinta a cualquier otro shooter.
En 2014 la saga tuvo continuidad con Metro: Last Light, nuevamente un buen juego pero que perdió el factor sorpresa y el impacto del primero, y tras cinco años, en apenas unos meses, vamos poder disfrutar de Metro Exodus, la tercera entrega de esta serie que va a dar un salto de calidad y ambición, pero sin perder su esencia, como ya hemos podido comprobar tras jugar más de dos horas del inicio de la aventura.
En esta entrega por fin abandonamos con Artyom los túneles del metro de Moscú, y salimos al exterior para recorrer Rusia en un tren, el Aurora, una base de operaciones móvil en la que estaremos acompañados de otros personajes en busca de esperanza.
El desarrollo seguirá siendo relativamente lineal, e iremos visitando diferentes localizaciones, sin poder volver atrás, pero estos escenarios ahora serán muy grandes y de exploración libre, como si se trataran de mundos abiertos.
No sabemos cuántas de esta localizaciones visitaremos y si todas serán igual de grandes que en la que hemos dado nuestros primeros pasos en el juego, pero nos sorprendió el tamaño del mapa, mucho más grande de lo que nos imaginábamos, y dando el pego totalmente como un gran mundo abierto, con un montón de localizaciones distintas, "mazmorras" y objetivos secundarios, en una nueva estructura que le viene como anillo al dedo a la fórmula jugable de la saga.
Si nunca has jugado a un Metro puedes llegar a pensar que es un juego de acción en primera persona más, pero aquí hay un elemento de supervivencia muy interesante, ya que los recursos y la munición escasean -de hecho era la moneda de cambio en este universo-, esto y nos obliga a jugar con un poco de cabeza, teniendo que administrar correctamente el inventario, midiendo cada bala, calculando si va a merecer la pena realizar el siguiente disparo.
Todo esto que ya estaba en los dos primeros, que eran juego totalmente lineales, ahora en una estructura de mundo abierto es mucho más interesante, porque en el desarrollo de la aventura al no llevarnos de la mano hay muchas más posibilidades de equivocarse, de que nos metamos en batallas o lugares a los que no deberíamos haber ido, derrochando munición y recursos. Por el contrario, si exploras con cabeza y meticulosamente los amplios escenarios serás recompensando, pero aun así durante esta demo nos quedamos varias veces sin munición y tuvimos que poner pies en polvorosa, dejándonos claro que va a ser un juego desafiante, en el que hay que medir cada disparo.
Con estos podéis estar pensando que la experiencia tan intensa que ofrecían los anteriores Metro se puede ver diluida, pero para nada, la sensación de amenaza y estar en peligro es constante, sin duda uno de los grandes aciertos de Metro Exodus. Si quieres seguir la historia principal y no salirte del guion el juego lo permite, sabes en todo momento cuál es tu siguiente objetivo, y nadie te obliga a explorar los escenarios, pero es cierto que es difícil resistirse, son muy atractivos, y harán las delicias de los amantes de las ambientaciones postapocalípticas.
Pero si te pones a vagar por ahí te aseguramos que no te vas a aburrir, en cualquier momento te puedes encontrar con humanos hostiles, ya sea en campamentos o explorando, y por supuesto con todo tipo de criaturas y monstruos, no hay lugar para bajar la guardia y relajarse. Hasta de los elementos tenemos que cuidarnos, de las tormentas y las zonas de radioactividad.
Dependiendo de la hora, si es de noche o de día -podemos acelerar el paso del tiempo yéndonos a dormir a una cama, en refugios que nos iremos encontrando-, los enemigos serán diferentes, así como sus comportamientos, más o menos hostiles. Por ejemplo, unas bestias que salen a cazar de noche, y que son grandes amenazas, por el día estarán dormitando en sus madrigueras, y apenas ofrecen resistencia. En general nos sorprendió muy positivamente el comportamiento de los enemigos, algo que muy pocos juegos de acción cuidan.
En los campamentos cuando has eliminado a gran parte de los enemigos, los pocos supervivientes que quedan se rinden, tirando las armas y poniéndose de rodillas, y si te encuentras a varias bestias y derrotas a una de ellas, es posible que el resto huyan asustadas, como vivimos en alguna que otra ocasión.
Es un juego que cuida mucho los detalles, casi nos atreveríamos a decir que de manera artesanal, y eso no es algo que estemos habituados a ver en las grandes superproducciones. Ese es el motivo por el que gustó tanto el primer Metro, y eso se mantiene en esta tercera entrega, en una escala todavía mucho mayor, por lo que se entiende el largo desarrollo de este proyecto, que va camino de los cinco años.
Además de su estructura de mundo abierto, otra de las novedades viene por el lado del sistema de creación de objetos o crafteo, algo que se ha potenciado mucho en esta entrega, y que nos permitirá crear nuestros recursos con los objetos que nos vayamos encontrando por los escenarios. Eso sí, es juego con peculiares toques realistas, y si nos ponemos a crear algo o a personalizar un arma fuera de un refugio, nuestro personaje se quita la mochila, la pone en el suelo, y somos totalmente vulnerables durante el proceso.
La personalización de las armas es algo en lo que también se ha profundizado muchísimo en este Metro, pudiendo intercambiar todas sus partes y accesorios según los vayamos encontrando, pudiéndonos fabricar el tipo de arma que más nos guste, algo que es muy satisfactorio. Ahora las armas se ensucian y su rendimiento se ve afectado por ello, por lo que de vez en cuando tenemos que limpiarlas en las mesas de trabajo con productos químicos. Estos mismos ingredientes pueden servir para otras cosas, como crear explosivos, botiquines o algún tipo de munición, y siempre tenemos que estar decidiendo qué uso le damos a los pocos recursos con los que contamos, sintiendo que estás ante un verdadero juego de acción y supervivencia, que te transmite tensión de diferentes maneras.
Hay muchísimas cosas que nos gustaron del nuevo Metro, una de las que más la forma de gestionar el mapa y los objetivos de las misiones, mucho más respetuosa con la inteligencia del jugador que en los habituales sandbox de los últimos años, salvo alguna honrosa excepción, como el último The Legend of Zelda. En pantalla no tenemos ningún tipo de minimapa o puntos de guía para saber a dónde tenemos que ir exactamente, y hay que mirar un mapa físico que Artyom saca de la mochila y en el que va marcando los objetivos. Puede que un personaje nos hable de un campamento con rehenes, que nos pida ayuda para recuperar un objeto o que nos indique un lugar en el que puede haber algo interesante, pero esta información no se activará en forma de misión secundaria y ni siquiera hay una lista de estas, simplemente se marca ese punto de interés en el mapa y nosotros vamos si queremos, algo muy orgánico y que nos encanta.
A pesar de esta libertad para explorar, seguirá habiendo situaciones intensas, espectaculares y scriptadas como en los dos primeros Metro, algo que hacían genial, y también momentos terroríficos y angustiosos por mazmorras y zonas cerradas y oscuras en las que tendremos que hacer uso de las máscara de gas, mezclando lo mejor de los juegos lineales con todo lo bueno que ofrecen los mundos abiertos.
Si su propuesta jugable nos ha convencido totalmente, también su apartado gráfico, es un juego visualmente muy atractivo, principalmente por el gran trabajo de ambientación, ofreciendo uno de los mundos postapocalípticos más estimulantes que hemos visitado nunca, a la altura de cualquier Fallout.
Aunque al principio técnicamente no nos sorprendió, fue jugando más y más cuando no dejamos de admirar con el gran trabajo en la creación de los escenarios, repletos de detalles, dando la sensación de estar completamente hechos a mano, y con esa interesante narrativa ambiental de la saga, con el mundo del juego contándote muchas cosas sin decir ni una palabra.
El momento que más nos sorprendió de la demo fue el descubrir que hay clima dinámico de verdad, que se puede por ejemplo poner a nevar o desatarse una brutal tormenta de agua y rayos que nos dejó con la boca abierta con su espectacularidad. Hay juegos de mundo abierto con presupuestos mucho más abultados que el de este Metro en los que las condiciones meteorológicas no cambian, pero en cambio en 4A Games se atreven con todo, tienen una ambición tremenda.
Jugamos a la versión de Xbox One X a 4K y 30fps, y esperamos y deseamos que en la versión final ofrezcan también la posibilidad, al menos en esta consola -y quizás en PS4 Pro-, de jugar a 1080p y 60fps. De cara a esta preview nos volvimos a jugar las dos remasterizaciones de Metro para las actuales consolas, que funcionan a 60fps, y se nos hizo un poco raro volver atrás pasar a jugar a 30fps, algo que por supuesto no es un impedimento para disfrutarlo, como la gran mayoría de aventuras de acción en mundo abierto en consolas.
Uno de los primeros grandes juegos para 2019
Si sois fans de los dos primeros Metro tanto como nosotros estáis de enhorabuena: os aseguramos que Metro Exodus nos a va defraudar, y 4A Games ha sabido evolucionar la fórmula y ofrecer una aventura más ambiciosa si cabe pero manteniendo la esencia de la saga y todo lo que tanto nos hizo disfrutar. Es un juego que sigue transmitiendo algo diferente y especial, tiene una personalidad arrolladora, y después de haberlo probado en profundidad nos parece desde ya uno de los títulos más interesantes que van a llegar en los primeros meses de 2019, concretamente el 22 de febrero.
Hemos escrito estas impresiones tras probar una beta de la versión de Xbox One X en un evento celebrado en Londres semanas antes del E3, al que fuimos invitados por Koch Media.